Diplomacia, equipos técnicos y lobby “backchannel”, detrás del apoyo de Estados Unidos

Diplomacia, equipos técnicos y lobby “backchannel”, detrás del apoyo de Estados Unidos

Cómo fueron las tratativas del último fin de semana que derivaron en el inédito apoyo de Washington a un gobierno argentino; el papel de la Cancillería y el rol de “los dos Caputo”; los lobbistas norteamericanos

 

Maia Jastreblansky

El jueves pasado fue un parteaguas en la quinta de Olivos. No solo hubo dos largas reuniones con más de 70 candidatos de La Libertad Avanza y otros colaboradores del elenco libertario para organizar la campaña electoral, con Javier Milei y Karina Milei como maestros de ceremonias. También existió, antes del inicio de esos mitines, otro encuentro crucial, que pasó por debajo de los radares.

Esa mañana -pasadas las 10 según los registros- Milei recibió en la residencia presidencial a Barry Bennet, uno de los principales lobbistas y estrategas políticos de Donald Trump. Fue justo antes de que el Banco Central sacrificara reservas por segunda rueda consecutiva y que el Gobierno prometiera vender “hasta el último dólar” para contener el esquema de bandas. Bennet siempre fue uno de los facilitadores de las buenas intenciones y los elogios que la administración norteamericana expresó hacia la gestión libertaria. Su “par argentino”, el asesor presidencial Santiago Caputo, lo había recibió el 25 de marzo en Balcarce 50 con bifes de chorizo y flan mixto. Luego de ese encuentro, el norteamericano colaboró para incentivar el viaje a Buenos Aires que hizo el secretario del Tesoro, Scott Bessent, a mediados de abril.

Santiago Caputo y Barry Bennett

En aquella visita, que se concretó en medio de la salida del cepo cambiario, el funcionario de Trump -de muy buen vínculo con el ministro de Economía, Luis Caputo- anticipó que Washington estaba dispuesto a darle un respaldo económico a la Argentina en caso de un shock.

El último viernes, luego de que el dólar se descontrolara por completo, el Gobierno necesitó activar el “botón de emergencia” de aquella promesa de Bessent de abril. Durante 72 horas, el dispositivo libertario aceleró las negociaciones oficiales y extraoficiales para conseguir el anuncio del inédito salvataje financiero de los Estados Unidos. Un apoyo directo, y sin antecedentes para la Argentina, que con su sola declamación busca regalarle oxígeno a Milei antes de las elecciones del 26 de octubre.

Fin de semana de vértigo

Pese a que hubo señales de avances en las negociacionesdurante todo el fin semana, la Casa Rosada no respiró de verdad hasta el domingo a última hora. Durante las tratativas hubo que administrar ansiedades, evitar errores no forzados y reparar algunos cortocircuitos con Washington.

Actuaron, en simultáneo, tres líneas de negociación: la diplomática, la técnica (entre los equipos económicos de ambas administraciones) y la informal o “backchannel”, una vía que al mileísmo siempre le resultó efectiva para que Milei pudiera estrecharse las manos con Trump en círculos de derecha no oficiales, como Mar-a-lago.

El sábado temprano el canciller Gerardo Werthein confirmó, luego de meses de tratativas, la reunión bilateral entre Milei y Trump.

La cita se agendó, no en el Salón Oval de la Casa Blanca -como se pensó alguna vez- sino en Nueva York, a un costado de la Asamblea de la ONU. Cuando fue anunciado, el encuentro asomaba como una nueva demostración de buena sintonía, con una foto típica de alineamiento geopolítico.

Milei en la Asamblea General de la ONU, 2025. Lugones; Adorni; Karina Milei; werthein; Patri; CaputoPresidencia

Sin embargo, a esa altura todavía no estaba confirmado el “paquete” de fondos frescos. En paralelo a la diplomacia, el poder de lobby de “los dos Caputos de Milei” fue esencial para acelerar el anuncio del salvataje norteamericano, que finalmente incluyó el anuncio de un swap por U$20.000 millones; la disposición para comprar bonos argentinos en dólares y “todo lo que sea necesario” -en palabras de Bessent- para que Milei pueda enfrentar la volatilidad y mejorar sus chances electorales.

Wall Street y lobby

Luego de las tres jornadas negras en la city porteña, cuando llegó el impasse bursátil del fin de semana, todavía había “frío” en la línea con Washington. En la Casa Rosada asumían que los aspectos técnicos de un acuerdo irían más lento que los tiempos que apremiaban a Milei, que enfrentaba pronóstico dramático en los mercados de cara a la apertura del lunes.

Luis Caputo, según pudo reconstruir LA NACION, trabajó muy fuertemente durante todo el viernes con la Secretaría del Tesoro para acelerar aquella ayuda prometida por Washington.

Bessent, que supo ser un protegido de George Soros hasta que giró hacia la derecha como un gran donante del partido republicano, tiene un largo recorrido en Wall Street: allí trató a “Toto” y forjó un vínculo de larga data con quien hoy es su segundo del Ministerio de Economía, José Luis Daza.

En el Gobierno destacan que fue clave la ayuda de inversores de Wall Street que conocían a Toto desde hace muchos años y que, por eso, estuvieron muy propensos a ayudar a Milei. Cuando comunicó la ayuda financiera, este miércoles, Bessent escribió en X: “He estado en contacto con numerosas empresas estadounidenses que planean realizar importantes inversiones extranjeras directas en Argentina en múltiples sectores en caso de un resultado electoral positivo”.

Ministro de Economía, Luis Caputo.Camila Godoy

En paralelo a Wall Street, también se activaron canales informales con el Departamento de Estado. Hubo un trabajo muy activo de Tactic Global, la compañía de lobby de los argentinos radicados en Miami que habitualmente anidan en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC): Soledad Cedro y Leonardo Scatturice, el empresario del rubro tecnológico y aeronáutico que recientemente compró Flybondi.

Los lobbistas de Tactic, una actividad regulada en Estados Unidos, tienen excelente vínculo con inversores influyentes en el trumpismo que son, a su vez, conocedores del caso argentino y cultivaron vínculos personales previos con ambas administraciones. Como Rob Citrone (inversor y fundador de Discovery Capital Management) y Matt Dellorfano (experto en economía argentina dentro del equipo de Citrone). Ambos se habían reunido con Milei también en abril: llegaron detrás de Bessent en un vuelo de uno de los aviones privados de Scatturice y, ya en la Casa Rosada, auspiciaron un buen clima de negocios para la Argentina.

La línea política de Washington siempre está predispuesta a ayudar más rápido que el ala técnica, que cuida el riesgo financiero de poner fondos frescos en la economía de otro país.

Por eso, todas las tratativas laterales para construir confianza y acelerar las negociaciones debían tener la delicadeza de no entorpecer el canal principal, entablado entre los equipos económicos.

De hecho, hubo un tropiezo el sábado por la tarde, cuando en la Argentina trascendió que el monto de la ayuda norteamericana podía ascender a los U$30.000 millones. Rápidamente, vía un tuit, el secretario de Finanzas argentino, Pablo Quirno, salió a desmentir las especulaciones. Nadie podía adelantarse a Washington.

Leonardo Scatturice junto a Donald Trump y Barry Bennett

La tranquilidad llegó al mileísmo recién el domingo a la noche. Por los canales informales, el entorno de Milei recibió el mensaje de que el apoyo caminaba y que habría una declaración de Bessent el lunes anticipando la ayuda. Eso iba a calmar a los mercados en el inicio de la semana hasta que llegara la confirmación y los detalles del acuerdo. Todo, como dijo Luis Caputo, sería informado por su par norteamericano.

El lunes a la mañana, Werthein, en declaraciones en Radio Mitre, anticipó la dinámica de la reunión bilateral con Trump y moderó las expectativas del acuerdo financiero. “Se van a conversar temas que tengan que ver con la relación bilateral, obviamente ha habido muchas especulaciones, se ha hablado de un préstamo de 30.000 millones de dólares, eso es absolutamente eh equivocado; falso”, señaló el canciller.

Horas después llegó el primer tuit de Bessent anticipando que Washington haría todo lo que estuviera a su alcance para socorrer a la Argentina. Para darle mayor sustento al anuncio, desplegó un menú de opciones, desde el swap hasta un préstamo denominado en dólares, en el marco del Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro.

Este martes a la tarde, en Nueva York, en medio de un clima exultante de la comitiva argentina tras la reunión bilateral de Milei con Trump -donde siguió madurando el respaldo al Gobierno con el tuit del republicano entregado como un trofeo-, cerca de las 17 (hora local), “Toto” Caputo, bajó al lobby del hotel The Langham, sobre la Quinta Avenida, para recibir a Scatturice y Cedro.

Media hora después, el Presidente y su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, partieron en una camioneta hacia una gala que Trump brindó a líderes globales que participan de la Asamblea General de la ONU, en el The New York Palace Hotel.

Scatturice y Cedro, en cambio, se quedaron en el hotel hasta las 18.40, cuando partieron sin hacer declaraciones a la prensa.

El trumpismo mira a la Argentina, de mínima, con tres intereses. Que se sostenga en el poder una opción no peronista, algo que quedó en claro en el lugar que tanto Bessent como Trump le otorgaron, sin pelos en la lengua, al factor electoral. Que el Gobierno demuestre que tiene capacidad política de hacer acuerdos para que avancen reformas de fondo (es decir, que va a haber un terreno fértil para inversiones y, por ende, para un repago de la deuda). Y que se elimine cualquier influencia de China en el país. “La importancia estratégica geopolítica de la relación”, a la que aludió Bessent en su último tuit.

 

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