Cuatro trotskistas en quince candidatos

Cuatro trotskistas en quince candidatos

El PO y el PTS se enfrentarán por primera vez en las primarias como parte del Frente de Izquierda (FIT). Mientras, el MST-Nueva Izquierda y el Nuevo MAS se presentarán por separado e intentarán superar el piso fijado por las PASO.

De los 15 candidatos a presidente que competirán en las PASO, cuatro son trotskistas, y dos de ellos van a dirimir el 9 de agosto la fórmula presidencial del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT). Aunque vapuleada por los embates entre el Partido Obrero y el Partido de los Trabajadores Socialistas, esa alianza es la joya más preciada de este sector porque le ha dado visibilidad y bancas legislativas a nivel nacional y en las provincias. Y desde ambos partidos juran que el que pierda en las primarias, sea Jorge Altamira (PO) o Nicolás Del Caño (PTS), hará campaña por el que gane e integrará la lista unificada para las generales de octubre. En tanto, el MSTNueva Izquierda, de Vilma Ripoll, y el Nuevo MAS, de Héctor Heberling, corren riesgo de quedar afuera de la contienda, tal como les sucedió en las PASO porteñas. Las dos fuerzas coinciden en su pretensión de integrar el FIT, pero ese ingreso fracasó desde el nacimiento del frente hace cuatro años básicamente por “diferencias programáticas” con la primera y por desacuerdos en el reparto de cargos y recursos con la segunda. ¿Qué otras razones los mantienen divididos? ¿A qué votante apuntan sus campañas?

En diálogo con Página/12, Gabriel Solano, precandidato a diputado por la Capital (PO-FIT), carga contra sus socios por la falta de acuerdo. “El PTS profundizó su orientación divisionista al bloquear el ingreso al FIT de agrupaciones que nos apoyan, Pueblo en Marcha y Carlos ‘Perro’ Santillán, armaron la candidatura de Del Caño para demorar el lanzamiento de la campaña porque querían cargos en las listas que no les correspondían, tanto es así que al filo del cierre dejaron de reclamarlos.”

Desde Neuquén, Del Caño insiste ante este diario en que ir a la interna con el PO no implica una fractura en el FIT. “Simplemente no coincidimos en cuál debe ser la perspectiva para encarar esta elección, para nosotros los trabajadores y los jóvenes tienen que estar al frente de las listas para lograr una renovación, darle peso a la nueva camada de dirigentes como Alejandro Vilca de Jujuy, Hernán Puddú en Córdoba y Octavio Crivaro en Santa Fe, pero los compañeros (del PO) no lo pensaron así”, dice. Tras enunciar que la incorporación de nuevas fuerzas al FIT debe estar subordinada al “acuerdo de los tres partidos que lo integran luego de un entendimiento para coincidir con su programa”, Del Caño replica que su candidatura fue lanzada como una “propuesta pública para debatir, nunca como un ultimátum”. El diputado recordó que salió segundo en la elección a intendente de la capital mendocina. “Tuvimos un claro avance en el apoyo de las clases trabajadoras, nuestra intención era llevar eso a nivel nacional. Ellos ya habían considerado que Altamira era el candidato natural, y para una fuerza socialista no existe eso”, señaló. Cuando el PTS propuso la “fórmula unitaria” Altamira-Del Caño, el PO ya había puesto primera con Juan Carlos Giordano, de Izquierda Socialista (tercera pata del FIT) como vice. “Luego de una campaña insidiosa ya era tarde, conformamos un frente único y nos apoyan grupos de gente nueva, ellos quedaron solos”, dice Solano.

¿Qué sucederá el día después de las PASO? “En octubre tendremos los candidatos que surjan de las primarias e iremos todos juntos a conquistar nuevas bancas en el Congreso y en las legislaturas”, afirma Del Caño. “Ya está establecido por nuestro reglamento ante la Justicia la integración de las listas por el sistema D’Hont y la rotación en las bancas, luego de agosto sigue la campaña hacia octubre con una lista unificada”, detalla Solano.

Mientras, el precandidato a presidente del PTS dice apuntar a “los trabajadores a los que no les alcanza el sueldo, los precarizados, la juventud que padece lo mismo, los disconformes con el gobierno y con las variantes de derecha, el movimiento de derechos humanos, las clases medias y estudiantes de izquierda o progresistas a quienes no los representa Stolbizer”. En tanto, el precandidato a diputado del PO afirma que buscan el voto “de la juventud y los sectores populares, que en Argentina es el sector mayoritario, porque el FIT no tiene un programa de vanguardia elitista sino amplio y para mayorías”.

En algo sí coincidieron el PTS y el PO: sus diferencias con el partido que lidera Vilma Ripoll, candidata a vicepresidenta en la lista del MSTNueva Izquierda que encabeza el legislador porteño Alejandro Bodart. Ambos sostienen que las diferencias son “profundas” porque van en una orientación política diferente del FIT, estuvieron aliados a Fernando “Pino” Solanas y a Luis Juez, y porque en 2008 se pronunciaron en sintonía con la posición de los intereses del agro. Y también coinciden respecto del Nuevo MAS. “Cometieron un error histórico, no colaboraron con el desarrollo del FIT”, dice Solano, lapidario.

 

Por afuera

 

Bodart, candidato a presidente del Movimiento Socialista de los Trabajadores-Nueva Izquierda, cuenta: “Les ofrecimos múltiples posibilidades, les mandamos una carta, estuvimos dispuestos a discutir programas y a ir a internas para resolver candidatos, entiendo que no quieren ampliar la unidad que tienen y se quieren quedar en eso”. A su criterio, “es una catástrofe que la izquierda no vaya unida, porque obtener diputados no alcanza para ser una alternativa real de poder, la gente por separado no nos ve como opción”. Sus afiches los definen como “feministas, ecologistas y socialistas”. ¿Y el legado de León Trotsky? “Nos seguimos reivindicando como parte del trotskismo, pero creemos que la izquierda es muy diversa y debe ser más amplia que el trotskismo, que es la forma más consecuentemente anticapitalista. Hay que contener expresiones sociales más moderadas como la izquierda social o algunos sectores internos de la CTA”, responde Bodart, al tiempo que admite que les va a costar pasar las PASO a pesar de tener representación en casi todas las provincias. Y agrega: “Consideramos que parte de la decadencia capitalista es la agresión al medioambiente, nuestra candidata a diputada en Córdoba, Sofía Gatica, es parte del grupo que frenó ahí a Monsanto”.

Manuela Castañeira, candidata a presidenta por el Nuevo MAS, está recorriendo Entre Ríos y se expresa muy confiada en que van a pasar las primarias. “Salimos quinta fuerza en Córdoba, donde superamos a varias de las listas de la izquierda, nos cambió la perspectiva, se han sumado compañeros de todo el país”, dice. La única postulante mujer a la Presidencia de la Nación, militante de la agrupación feminista Las Rojas, sostiene que “hubiese sido necesaria una intervención conjunta de la izquierda en esta elección, es responsabilidad del FIT haber tenido una actitud mezquina y no haber unificado la lista”. Para Castañeira “no hay diferencia política que justifique esta división, fue una negativa rotunda de ellos, esas críticas sobre que aspiramos a más de lo que nos correspondía no son ciertas”.

En cualquier caso, las consignas de los cuatro partidos son muy similares y todas incluyen a “la juventud” como destinataria de sus esfuerzos. En dos semanas el votante decidirá quién de ellos puede sostener esas palabras con hechos. Y puede que el FIT quede reparado al estilo japonés, que aplica el arte de la resiliencia uniendo las partes de un cuerpo dañado con oro para enaltecer su resurgimiento, o termine esparcido como un conjunto de cacharros mal pegados.

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