Cerrojo al dólar y reactivación económica, la apuesta oficial para dejar atrás el escándalo de Olivos

Cerrojo al dólar y reactivación económica, la apuesta oficial para dejar atrás el escándalo de Olivos

Las fotos y videos de la fiesta de la pareja presidencial calaron hondo, según muestran varias encuestas. Por eso, el objetivo es que una mejora de las expectativas permita ir dejando atrás el episodio y minimizar su impacto electoral.

El Banco Central tuvo que pagar, y lo seguirá haciendo, un alto costo para frenar la sangría de dólares. El objetivo de estos meses preelectorales de fuerte dolarización pasa por perder reservas de la forma más lenta posible y llegar a fin de año con algo de resto. Pero las consecuencias del súper cepo ya se empiezan a sufrir: fuerte caída del volumen de transacciones en el mercado local, nuevo aumento de la brecha cambiaria y más aperturas de cuentas en el exterior por parte de los inversores.

El economista Gabriel Rubinstein estimó que las nuevas trabas reducirán la pérdida de reservas a unos USD 350 a USD 400 millones por mes, contra USD 600 millones del anterior escenario. “Las regulaciones del BCRA han provocado un daño desproporcionado respecto a los beneficios que pretendía lograr”, asegura. El aumento de la brecha cambiaria también provocará más demanda de “dólar solidario”, ya que la ventana abierta de los 200 dólares mensuales permite ganar una diferencia arbitrando con el dólar informal a libre ($ 169 versus $ 180, una diferencia de algo más del 6%).

La consultora Equilibra estimó que con las últimas restricciones el Central administrará un poco mejor sus escasos dólares. Luego de las compras del primer semestre, las reservas líquidas terminarán el año en USD 5.300 millones, lo que representa una pérdida de USD 1.000 millones respecto al nivel actual. Se trata de un monto exiguo, pero suficiente como para evitar un salto brusco del tipo de cambio luego de las elecciones.

Todo indica que pasada la etapa electoral el dólar volverá a subir como mínimo al ritmo de la inflación. Según el consenso de los economistas, el dólar oficial aumentará 40% el año que viene hasta los $ 155, aunque algunas consultoras como Econviews cree que puede saltar hasta 60%.

Proteger las reservas y evitar sorpresas con el tipo de cambio es parte de la estrategia desplegada por el equipo económico para “aguantar” hasta las elecciones, sobre todo en estos meses de fuerte demanda dolarizadora. La otra pata es incentivar el consumo para reactivar la economía para llegar lo mejor posible hasta noviembre.

Repunte

Los datos de actividad muestran que en junio se recuperó toda la pérdida de mayo y lentamente el salario va recuperando terreno, en un contexto de inflación que sigue alta pero que muestra leves descensos mes a mes. Todo a fuerza de congelar tarifas, combustibles y planchar el tipo de cambio.

Las últimas restricciones del Banco Central ya generaron sus primeros efectos. Si bien la entidad pudo recuperar algo de reservas, que era el principal objetivo, las brechas cambiarias siguen cerca de los máximos

El esfuerzo para el Gobierno es doble. No sólo precisa una mejora de la “sensación térmica” y del humor social luego del derrumbe económico y social generado por la pandemia. Ahora también necesita que esas variables económicas jueguen decididamente a favor para dejar atrás el escándalo desatado por las fotos y videos del festejo de Olivos.

Se conocieron dos sondeos de opinión elocuentes, cuyas conclusiones preocupan fuertemente al Gobierno. Una encuesta de la consultora “Fuente primaria” arrojó que en la provincia de Buenos Aires el 75% de los votantes independientes consideran como “mala” la situación económica personal y sólo 25% considera que es buena. Según el mismo trabajo, esa franja representa casi un tercio del electorado difícilmente se vuelque al oficialismo en las elecciones si siente en carne propia los efectos de la crisis. Aunque el Gobierno tiene un voto cautivo amplio en el distrito bonaerense, también precisa el voto “independientes” como sucedió en 2019 para ganar la elección.

A esta encuesta se le suma otra, realizada por Eduardo D´Alessio en conjunto con Sergio Berenstein. El 37% de los que participaron en el sondeo aseguran que las fotos y videos de la fiesta de Olivos influirá “de alguna manera en su voto”. Haciendo foco en los votantes del Frente de Todos, el 24% considera que impactará en su voto en las próximas elecciones y no repetirá su apoyo al oficialismo: el 79% se inclinará ahora por candidatos de Juntos, un 5% cambiaría su voto a Liberales, en igual proporción optaría por otros partidos, un 5% votaría en blanco o no iría a votar.

El problema ahora es que ambos aspectos van de la mano. Cuanto más le cueste al Gobierno que se sienta la recuperación económica en los bolsillos, más difícil será dejar atrás el escándalo.

Distintos sondeos de opinión revelan un panorama para el Gobierno de cara a las PASO. Por un lado, la insatisfacción económica sigue en niveles máximos, al tiempo que impactaron negativamente las imágenes de la fiesta de Olivos en la que participó el Presidente. Para las legislativas de noviembre el escenario podría volver a cambiar

Sólo quedan tres semanas para las PASO. Un tiempo demasiado corto como para que la reactivación tenga un impacto decidido, pero además un plazo exiguo como para que los votantes se olviden mágicamente de la foto de una fiesta en plena pandemia con la participación del propio Alberto Fernández.

Tres meses

El panorama podría ser diferente para las elecciones legislativas, ya que para noviembre quedan aún tres meses. Allí sí es más probable que el impacto haya quedado atrás y con suerte el consumo tendrá un repunte algo más visible, de la mano de una inflación que se mantendría levemente abajo del 3%. Por eso, no es exagerado proyectar que el resultado de las PASO podrían ser un piso para el Gobierno, que tiene luego tiempo para remontar hasta el 14 de noviembre.

El “Olivos Gate” es por supuesto un tema seguido de cerca en Wall Street, donde todo lo que tiene que ver con la Argentina es observado con desconfianza extrema.

La inquietud pasa por la relación de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que sin disimuló buscó separarse del episodio y lo mandó al Presidente a “hacer orden” y además a “no ponerse nervioso”.

Los inversores en general optaron por una actitud de gran cautela y les cuesta determinar cómo podría impactar el resultado de la PASO y luego de la elección general. No sólo hoy es difícil proyectar qué puede suceder, sino cuales serían las consecuencias del resultado para los activos argentinos.

Urnas y después

Por ejemplo, un resultado flojo del Gobierno debería a priori impactar positivamente en acciones y bonos. Pero también despierta dudas, en particular sobre cómo seguiría la relación entre el Presidente y su vice en los dos años que quedan por delante. Todo indica, y la campaña así lo demuestra, que Cristina adquirirá aún más protagonismo y no se descarta que se termine quedando con ministerios claves que hoy domina Alberto, como el caso de Economia y la jefatura de Gabinete.

<b>En Wall Street, donde reina la desconfianza absoluta en relación a la Argentina, siguen de cerca la relación de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Los inversores quieren entender hasta qué punto la vicepresidenta podría crecer dentro del Gobierno una vez pasadas las elecciones</b>

Se trata de un dato sumamente importante para entender cómo será el eventual acuerdo con el FMI. El peligro es que se avance con un arreglo con el solo objetivo de patear para adelante los vencimientos, pero sin mayores compromisos en materia fiscal, cambiaria o impositiva. Sin embargo, teniendo en cuenta fallidas experiencias pasadas, también es razonable que tanto el staff como el directorio del organismo se pongan firmes para no avanzar con una suerte de arreglo “light”.

Si se va hacia un acuerdo vacío de contenido o que el Gobierno no está dispuesto a cumplir, podría suceder lo mismo que con la renegociación de la deuda con privados del año pasado. La Argentina postergó los pagos de capital por tres años pero no mucho más que eso. Sin la consolidación de un rumbo económico y en medio de la desconfianza generalizada, el riesgo país sigue en la zona de 1.600 puntos.

Por eso resulta difícil adelantarse o tratar de proyectar qué puede suceder con las PASO en clave económica o financiera. Aún son demasiadas las incógnitas respecto al resultado. Y luego tampoco es fácil entender cuál será la lógica del manejo del poder para lo que resta del mandato. La historia de un gobierno que tiene a su autoridad máxima y líder de vicepresidente es algo que aún se está escribiendo y no resulta fácil predecir cómo terminará.

 

Por Pablo Wende

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