El Gobierno apuesta a un dólar cercano al piso de la banda, mientras se advierte que la apreciación cambiaria agrava el costo industrial, que subió 8,9% en 2024 según una medición privada.
Por Nazarena Lomagno
En el marco del nuevo esquema cambiario y la intención oficial de que el dólar roce los $1000, la búsqueda de la competitividad de las empresas argentinas cobra centralidad en la discusión económica. Un informe de la consultora Sistémica señala que la “sobrevaluación cambiaria” es un “problema” que se suma al “costo argentino” y afecta a la producción tanto de las pymes como también de empresas transnacionales.
Durante una presentación que realizó en el evento “Finanzas Públicas Provinciales”, de Adcap Grupo Financiero y DLA Piper, el director del Banco Central (BCRA) Federico Furiase insistió en que "el nuevo esquema cambiario está diseñado para que el tipo de cambio esté más cerca del piso que del techo, por una cuestión de flujos" y que la prioridad es la desinflación.
En ese sentido, aseguró que hay otras alternativas para sumar reservas y confía en que llegarán ingresos de dólares por la cuenta capital sin necesitar "irse al piso de la banda".
La meta desinflacionaria a través de la baja del dólar -el ministro de Economía, Luis Caputo, asegura que llegará al 0% este año- corre riesgo de incompatibilidad con la búsqueda de reforzar la competitividad de las empresas argentinas.
Esta idea la recoge la consultora Sistémica, cuyo director es Federico Poli, en su último informe. En ese sentido, define que la “sobrevaluación cambiaria” agrava el elevado “costo argentino”, que incluye costos laborales, de litigiosidad, impositivos, logísticos, así como los vinculados a la ausencia de financiamiento, entre otros. “Sumada a la apertura comercial, el combo es muy lesivo para el sector transable”, advierte la entidad.
El dólar barato se sube al aumento de los costos industriales
¿Cuál fue el aumento de los costos industriales durante 2024? El Índice Sistémica estimó un incremento de 8,9%, medido en dólares. La suba de este indicador comenzó con la implementación del "crawling peg" a fines de 2023 y alcanzó su punto más alto en junio (suba de 12,4% en el primer semestre).
Para la segunda mitad del año el descenso fue de -3,1%, una caída que no compensó la suba del primer semestre y que estuvo vinculada con la “fuerte apertura importadora y la presión de precios sobre la industria (abaratamiento de insumos y componentes por mayor acceso a importaciones y sustitución de producción local por extranjera)”, indica la consultora.
Por su parte, en el primer trimestre de 2025 (bajo la implementación de la reducción del "crawling peg" de 2% a 1% mensual) se reportó un aumento del 2,5% en los costos industriales, con subas en casi todos los componentes de costos y, especialmente, en mano de obra.
Fuente: Sistémica.
Agostina Monti Salías, especialista en desarrollo productivo, indica que Argentina es uno de los países que tiene “mayor presión fiscal sobre el sector formal”. A su vez, sufre la falta de financiamiento, que representa el 6% sobre el PBI, cuando en el resto de la región ese porcentaje se ubica en torno al 60%.
Además, para la especialista se nota una “gran falta de infraestructura logística” donde el costo es “bastante superior” al promedio de Latinoamérica, alrededor del 43%. “Si a todo esto se le suma la presión cambiaria y baja de barreras, se hace muy difícil competir con las empresas”, analiza Monti Salías.
Apertura de importaciones, ¿baja de precios?
En la misma línea, Sistémica resalta que las empresas atraviesan un escenario donde la tendencia apunta a un relajamiento de aranceles y barreras “generalizado y no selectivo”, por eso el efecto de la apertura puede “no contribuir a incrementar la competitividad vía costos de insumos”, mientras que “expone a las empresas a pérdidas significativas de 'market share'” en el mercado interno.
Sobre la desaceleración de la inflación a propósito del ingreso de productos importados, la consultora plantea que el escenario de “precios adelantados” pudo haberse visto en 2023 con “márgenes excesivos”, pero que fueron desapareciendo por absorber subas de costos sin trasladarlas a precio.
“Puede haber sectores puntuales que, frente a una demanda que se retrae, puedan realizar reducciones de precios; sin embargo, no esperamos que sea un fenómeno que coloque a la economía en un sendero de deflación. Solo en una economía en depresión se podría esperar un escenario de ese tipo”, señala Sistémica, liderada por quien ocupa, a su vez, el puesto de Director Ejecutivo del Observatorio Pyme.
El señalamiento es compartido por Monti Salías, quién asegura que algunas empresas podrán achicar márgenes para seguir compitiendo, pero “no es el caso de la mayoría”.
“Probablemente muchos precios no puedan bajar si se siguen manteniendo este tipo de costos para las empresas. Hoy el tema de los márgenes se trata de una discusión central”, alerta la especialista en desarrollo productivo.
Asimismo, desde las entidades empresariales, a tono con las luces amarillas que señala el informe, también celebran la eliminación de los derechos de exportación del 88% de los productos industriales.
La medida supone que 4.411 productos no tendrán que pagar retenciones de entre el 3% y el 4,5% sobre el valor de la mercadería. Se trata de una iniciativa que beneficiará inicialmente a 3.580 empresas, casi el 40% de las que exportan en Argentina.
Nuevo titular de la UIA en busca del primer encuentro con Caputo
El anuncio fue bien recibido por la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA). Asumió Rappallini y tiraron un centro. Es una buena señal empezar con una buena noticia”, opina una fuente a este medio.
En ese marco, la entidad aprovecha para reforzar su histórica agenda: con un tipo de cambio que se prevé alejado de la volatilidad, insisten en la baja de la carga impositiva y mejora de la productividad.
“Ningún empresario en ningún producto tiene una ganancia neta del 50% como tiene el Estado, cuando comprás algo casi la mitad son impuestos”, explican desde adentro.
La suma del factor logístico, impositivo y cambiario conforman principalmente el costo argentino, fenómeno que, según advierte Sistémica, impulsa no solo a pymes, sino también a empresas transnacionales a reducir o abandonar la producción en el país.
Un representante del sector empresarial nacional concuerda con este punto, pero aclara que las empresas extranjeras que deciden retirarse “tomaron la decisión durante el Gobierno anterior”, que aprovechan las flexibilizaciones cambiarias que propuso esta gestión para retirarse y limpiar el balance.
De todo esto buscará conversar Martín Rappallini, flamante titular de la UIA, con el ministro Caputo. De todos modos, los encuentros con parte del Gabinete ya comenzaron. Por caso, Rappallini ya tuvo una aproximación con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. A su vez, también encabezó su primer comité dentro de la UIA en donde planteó primeras directrices de su gestión dentro de la entidad.
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