Campaña fría y con mucho por correr

Campaña fría y con mucho por correr

Entre Juez y Negri es este último el que asume el mayor riesgo. En los últimos años se ha hecho conocido en todo el país por su rol como diputado y sus habilidades de polemista sofisticado, a gran distancia de las chapucerías de su adversario interno. Recientemente ha sido bendecido por el propio Macri y todos lo consideran el caballo de comisario. Por todos estos antecedentes no puede defraudar; se descuenta que si pierde, pierde mucho.

Si se comparasen candidaturas contra candidaturas, debería convenirse que las PASO en la provincia de Córdoba se encuentran duramente disputadas. Conforme las encuestas que se conocen -estratégicamente filtradas por las agrupaciones en pugna- no son muchos los puntos que separan a quienes figuran liderando la intención de voto respecto del resto, al menos en lo que respecta a los primeros cuatro lugares.

Al parecer, la boleta de Mario Negri – Gustavo Santos es la que concita los mayores apoyos, en torno al 23%. Los candidatos que les siguen serían Alejandra Vigo – Natalia de la Sota (20%), Luis Juez – Rodrigo de Loredo (19%) y los kirchneristas Carlos Caserio – Martín Gil (17%). Otros estudios otorgan a estos últimos una performance algo más destacada, pero siempre dentro de porcentajes que oscilan entre los 17 y los 20 puntos.

Este análisis, por supuesto, tiene un sesgo malicioso. Los tiques encabezados por Negri y por Juez tributan por igual a Juntos por el Cambio, lo cual vaticina un cómodo triunfo de la coalición por sobre las ofertas del Frente de Todos y de Hacemos por Córdoba. Estas, como es público, no dirimen ninguna interna el próximo 12 de septiembre. Lo que obtengan sus candidatos será, en definitiva, el punto de partida para las legislativas de noviembre.

Es lícito, sin embargo, analizar la dinámica de las candidaturas de JpC como si se tratara de cosas distintas porque, en buena manera, lo son. Tanto Negri como Juez son referentes potentes, con similar fama de antikirchneristas. Ninguno oculta, además, sus intenciones de disputar la gobernación si resultaren vencedores en esta instancia. Tampoco es menor el hecho de que el líder del Frente Cívico podría postularse (ya lo ha hecho en el pasado) por una fuerza totalmente diferente a la que actualmente pertenece si esto conviniese a sus intereses. Para un inadvertido, uno y otro podrían ser adversarios ideológicamente distantes. Solo la dudosa alquimia de Mauricio Macri ha obrado el milagro de que compartan un mismo espacio.

De los dos el que asume los mayores riesgos es Negri. En los últimos años se ha hecho conocido en todo el país por su rol en la Cámara de Diputados de la Nación y sus habilidades de polemista sofisticado, a gran distancia de las chabacanerías juecistas. Recientemente ha sido bendecido por el propio Macri y todos lo consideran el caballo de comisario. Por todos estos antecedentes no puede defraudar. Se descuenta que si pierde, pierde mucho.

Todo indica que Juez marcha por detrás, pero el trecho que los separa no luce como irremontable, especialmente cuando se consideran los márgenes de error estadísticos propios de las encuestas políticas y las tres semanas que todavía restan para concurrir a las urnas. Por otra parte, el exembajador en Ecuador tiene oficio en campañas electorales y habitualmente no duda en doblar apuestas cuando se siente fuerte. El slogan que se encuentra utilizando en redes sociales: “un Juez para Cristina”, revela hasta que punto el hombre comprende que el asunto se trata, en esencia, de mostrarse como el más antikirchnerista ante un electorado que rechaza sistemáticamente a Cristina y a su Frente de Todos.

Claro que también Negri conoce de este desafío. Ante los micrófonos del canal La Nación+ dijo que su propósito es atacar a la vicepresidenta en su madriguera y que por eso debe ser él quien resulte electo para el Senado. Seguramente sobreactuará su indignación por muchos otros temas, tales como el caso de las fiestas en Olivos durante la cuarentena (en breve pedirá el juicio político del presidente) o la angustiante situación económica, al igual que lo hará Juez. En esta dinámica no habrá que buscar originalidades aunque, es posible, sea este último quién produzca las críticas más bizarras y escandalosas hacia el enemigo en común.

El radical no debería sorprenderse que ocurriese tal cosa. En cierta manera, y amén del inexplicable capricho macrista, Juez es un Frankenstein de su hechura. Negri fue el primero en tratar de integrarlo al juego radical en 2006 (una movida que fue muy resistida dentro de la UCR) y, posteriormente, intentó lo mismo en 2009, ambas ocasiones sin éxito. En 2019 compartieron el mismo espacio como candidatos a gobernador e intendente, respectivamente, enfrentando a Ramón Mestre y Rodrigo de Loredo, los representantes “oficiales” del radicalismo. El hecho de que ahora se encuentren confrontando desde dos boletas diferentes habla a las claras de que el amor no es para siempre, mucho menos en política.

Si se utilizara la metáfora de una carrera de autos, los pilotos todavía aparentan estar muy cerca unos de otros, acelerando y maniobrando frenéticamente tras la largada oficial. Será necesario observar lo que ocurre vuelta tras vuelta para comprobar si se sacan ventajas o se intercambian posiciones a medida que transcurre la competencia. La gente, como es natural, todavía se encuentra demasiado alejada de las primarias como para pretender que las encuestas reflejen, en esta instancia, tendencias incontrastables. La campaña está fría y la política requiere, invariablemente, de cierta temperatura para mostrarse en toda su dimensión. Todavía queda mucha distancia por correr.

Por otra parte resta ver de como se moverá Juan Schiaretti (otro de los grandes electores de la ocasión) y sus candidatas, quienes tienen por objetivo llevarse el senador por la minoría en noviembre. El peronismo provincial tiene su propia interna -aunque diferida hacia las generales- con el Frente de Todos precisamente por esta banca. Curiosamente, el kirchnerismo local ha puesto todas sus fichas en dirigentes que, hasta no hace mucho, eran compañeros de ruta del gobernador. Los favoritos de Cristina deberán esperar mejores ocasiones para representarla en el distrito.

 

Por Pablo Esteban Dávila

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