Alberto Fernández alertó sobre "el riesgo de una debacle generalizada de deudas externas"

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En el G20, llamó a “construir un nuevo multilateralismo orientado al desarrollo de los países más vulnerables”. La cumbre tiene como objetivo repensar la arquitectura y liquidez de la deuda internacional y el financiamiento. 

 

El presidente Alberto Fernández llamó a “construir un nuevo multilateralismo orientado al desarrollo de los países más vulnerables” al participar, a través de un mensaje grabado desde la Casa Rosada, en el segmento de alto nivel de la Cumbre de Finanzas en Común 2021, que se realiza en el marco de las actividades de la presidencia italiana del G20, previo al desarrollo de la Cumbre de Roma.

Fernández destacó la importancia de esta iniciativa “en momentos en que una triple crisis de pandemia, cambio climático y deuda golpea duramente a los países de renta media como Argentina”, así como la necesidad de “repensar una nueva arquitectura financiera internacional que brinde una respuesta multidimensional a estos problemas tan íntimamente relacionados”. “El rol y el nuevo dinamismo que la realidad impone sobre los Bancos de Desarrollo será clave para la reconstrucción de la post pandemia”, aseguró.

Covid, cambio climático y deuda, los tres temas que abordó Alberto Fernández

La cumbre fue convocada por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y el presidente del Consejo de Ministros de Italia, Mario Draghi, con el objetivo de repensar la arquitectura y liquidez de la deuda internacional y el financiamiento para el desarrollo en el contexto de la era post COVID-19.También participaron de la actividad, que se desarrolló en un formato híbrido (virtual y presencial), el presidente de Francia, Emmanuel Macron; la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva; el presidente del Banco Mundial, David Malpass; el director general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala; el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann; y los titulares del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone; y del Banco de Desarrollo de América latina (CAF), Sergio Díaz-Granados, entre otros Jefes de Estado y de Gobierno, autoridades de organismos y de bancos internacionales.

“El riesgo de una debacle generalizada de deudas externas en los países en desarrollo se abate sobre el planeta”, dijo el mandatario argentino y resaltó la necesidad de “impulsar un acuerdo multilateral inclusivo y sostenible”, capaz de abordar de manera acabada las cuestiones referidas a la “reestructuración de las deudas soberanas de los países de renta media, cuya falta supone un verdadero vacío dentro de la gobernanza financiera internacional”.

Deuda con el FMI 

En ese sentido valoró la “ampliación y distribución” de los Derechos Especiales de Giro del FMI, y consideró que deben orientarse a “nutrir un gran pacto de solidaridad global que incluya a los países con alta vulnerabilidad climática, socio productiva y financiera” y que permita “extender los plazos para atender los pagos de los endeudamientos y la aplicación de menores tasas bajo circunstancias de stress social, sanitario, financiero y ecológico”.

De cara a la Cumbre de Líderes del G20, que será a fin de mes en Roma, el Jefe de Estado expresó la importancia de “profundizar el debate sobre el nuevo Impuesto Mínimo Global para que favorezca puntualmente a las economías emergentes y contribuya a una acción de desconcentración de riqueza”. Reafirmó, además, la idea de “impulsar sistemas de financiamiento sostenibles que promuevan mecanismos de pago por servicios ecosistémicos, el concepto de deuda ambiental y el canje de deuda por clima”.

 

“Esta urgencia de reordenamiento de la arquitectura financiera internacional supone también revisar los mecanismos negativos que propician paraísos fiscales, fuga de divisas y ámbitos de opacidad que cobijan actividades ilícitas de narcotráfico, terrorismo y criminalidad organizada”, indicó.

El mandatario abogó, de esta manera, por “pensar en un nuevo multilateralismo ambiental que evite todo intento de discriminar a los países más pobres con barreras supuestamente ecológicas, que distinga responsabilidades y atienda a la cohesión social para permitir una transición justa y sostenible”.“El tiempo es ahora. El reloj de la historia está corriendo. Sin justicia financiera global, no habrá justicia ambiental global ni, mucho menos, justicia social para todo el planeta”, concluyó.

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