El examen para Caputo, la vuelta de Carrió y un buen augurio de Trump

El examen para Caputo, la vuelta de Carrió y un buen augurio de Trump

Se anticipan días agitados en el Congreso. Y hay expectativas por el acero y el aluminio.

El senador cristinista José Mayans presidirá la comisión de Control de la Deuda que le tomará examen esta semana a Luis Caputo en el Congreso sobre débitos de ayer y créditos de hoy. En el fin de semana se despachó una pulseada durísima entre los bloques del oficialismo y la oposición del Senado, y se impuso el nombre de Mayans, un peón de Gildo Insfrán.

Esa pelea se dio en la mesa que comparten, para repartir poder en el Senado, Federico Pinedo y Miguel Pichetto. Éste estuvo el martes con Rogelio Frigerio y Javier Iguacel, el titular de Vialidad Nacional, y discutió varias trazas, además de la ruta 22. También obró sobre esa designación el viaje de Mauricio Macri a Formosa, provincia de Mayans, que es hombre de números y tiene una lengua veloz y descarada cuando interviene en el Congreso.

En la sesión del último Presupuesto ganó fama con esta pregunta, no se sabe si retórica, o no: “¡¿Nadie le pregunta al ministro de Finanzas qué mierda hizo con la guita!?”. A lo mejor, se lo pregunta ahora. Mayans estaba cargo de la comisión de Control de la AGN y de las cuentas públicas, que el Gobierno prefirió preservar al poner al macrista Álvaro González. Mayans quedó como vicepresidente, pero se ganó a bicameral de la Deuda. Le va a poner nervio a la comparecencia de este Caputo ante los legisladores.

La oposición también busca el centro

En esa visita, un hecho extraordinario en la vida legislativa dado que puede convertirse en una interpelación al ministro, es una prueba para verificar otra percepción de la mesa chica del Gobierno: en la sesión de Peña, convivieron la agresividad organizada del FpV, con la moderación de los demás bloques. Es como hubiera avanzado una marea de Trapax sobre los legisladores, que empiezan a pensar en el 2019 y que saben que ganar elecciones, aquí y en todo el mundo, es tirar al centro: buscar el voto de los moderados.

En esa explotación de la moderación, y en el borde del sarcasmo, ya circula en el Congreso, en busca de firmas, un proyecto de resolución para una cuestión de privilegio contra Cristina de Kirchner. Los promotores la acusan de “violencia de género” por el maltrato que ha mostrado hacia Oscar Parrilli en conversaciones telefónicas que trascienden en la prensa y las redes. Creen que ese trato envilecedor es un ejercicio de la violencia, que siendo verbal es tan ominosa como la violencia física.

Carrió: “Acá nadie lo cuida a Mauricio”

Esa reunión será el desembarco de Elisa Carrió en la temporada política. Lo hace con sigilo. Estuvo a solas en las últimas horas con Mauricio Macri y salió con un diagnóstico que inquieta a algunos. “Hay que cuidarlo a Mauricio porque ahora los ataques son a su persona y no hay muchos que lo defiendan”.

No se sabe aún qué logró de esos encuentros, porque Mario Cimadevilla voló de la Unidad AMIA enojado por lo mismo que ella: el pedido del representante del Gobierno en el juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA, de exculpar a dos fiscales. Ese enojo no la ayuda a recuperarse de la salud. Quienes la vieron el miércoles cuando pasó por la sesión de informe de Peña ante los Diputados, esperan que se mejore de la salud.

Ella pide le respeten el descanso que se toma hasta después de Semana Santa. En esos días, le recordó a Mario Quintana, que acompañaba al jefe de Gabinete, que ella gana inspiración, serenidad y concentración. Pareció tomar envión para la rentrée.

Capital: negociar con los radicales, no con Lousteau

La figura de Lilita es central en varias tramas, pero la que más inquieta hoy es el lanzamiento de Cambiemos en la ciudad, un formato electoral que Macri negoció en diciembre con Enrique Nosiglia, y que Horacio Rodríguez Larreta tiene que tramitar. La consigna de Olivos es que las campañas de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires están en cabeza de Larreta y de María Eugenia Vidal. Macri los libera a sus antojos, mientras él se ocupa del armado nacional.

Larreta espera el momento para negociar, antes que con los futuros socios del radicalismo, con Carrió, que ha vetado todo acercamiento a la UCR y a Martín Lousteau. El atajo del jefe de Gobierno es asentar la conversación con el partido y no con el candidato, quien ya adelantó que no está por ahora, con ánimo de sentarse. En el PRO creen que el economista le va a dar largas a una alianza, aun si eso lo distancia de la UCR.

Lousteau es un cuentapropista que basa todo su capital en la condición de ser un gran producto electoral. Lo demás es, para él, literatura. El acuerdo Macri-Nosiglia era que en febrero habría ya Cambiemos porteño. Ahora hablan de después del Mundial: las efemérides elegidas por todos para sus ejercicios de procrastinación.

Peña informó ya tres veces sobre los sueldos de los obispos

Como ocurre con la pelea con los jueces, la que despunta entre el Gobierno y los obispos se monta sobre obviedades que aprovechan las partes para escalar su juego hacia posiciones en terrenos más hondos. Algunos obispos y curas se enojaron por la publicidad en el informe del jefe de Gabinete del sueldo de los obispos, cuando en realidad eso figura en varios informes anteriores. En el último año, ésta fue la tercera vez en la que Peña dio la lista de esos sueldos.

La información figura, por ejemplo, en estos informes: Informe 103 a Diputados, Pregunta 87, pág. 160, 16 de agosto de 2017; Informe 99 a Diputados, Pregunta 227, pág. 347, 22 de marzo de 2017. Las respuestas de la Jefatura suelen ponerse en Internet el día antes de la comparecencia en el Congreso (están todos archivados en https://www.argentina.gob.ar/jefatura/informes-al-congreso).

Lo que hay que tener es paciencia, tiempo y curiosidad para repasar el millar de respuestas. O sea que no es novedad que el bloque de Lousteau haya preguntado, ni tampoco hay intención particular del Gobierno al responderlo, porque lo hace siempre. El contexto de la puja por el debate sobre la despenalización del aborto les da a estas no-novedades un sentido distinto.

Otro prejuicio es que irrita al Papa. Bergoglio siempre ha dicho que no le gusta el estatus legal de la Iglesia en la Argentina. Ha opinado que el acuerdo para el vicariato castrense hay que revisarlo. También ha dicho que hay que buscar otra manera de relacionarse con el Estado. Basta recordar en 2016 el rechazo que ordenó a una contribución para Scholas Occurrentes. Con el anterior Gobierno, Scholas había rechazado un aporte de $ 14 millones del Ministerio de Planificación (Julio De Vido) para producir material audiovisual dentro del programa “Enamorar”.

Ojea agita la encuesta de Cáritas: esperan que defienda los chuchos

En este contexto hay que empezar a escuchar las críticas de la Iglesia al rumbo del Gobierno, al que observa por muchos flancos (rechazo a eliminación de fiscalías para pobres en proyecto del Congreso, aborto, universidad pedagógica de la ciudad, ahora los salarios). Cuando la cúpula de la Conferencia Episcopal que preside Oscar Ojea habla del proyecto de despenalización, directamente acusa al Gobierno de usarlo como una cortina de humo ante problemas más graves.

"Cáritas ha detectado que la crisis no sólo es social, sino de perspectiva de futuro", repite Ojea. Esto prepara cañonazos más contundentes, aunque la Iglesia ha decidido sacar a las sotanas de la primera línea de fuego y cederle el control del debate a la ciencia. El vocero de esa pelea contra el aborto es Juan Bochatey, segundo del conservador Héctor Aguer en La Plata, un experto en bioética vinculado a la UCA.

A Ojea hay que seguirlo, porque fue quien revisó la carta que hizo circular Juan Grabois, para un saludo transversal al Francisco por los 5 años. Ya se conocerán las entretelas, pero esa carta de Grabois se preparó con la respuesta de Francisco incluida, todo en el mismo paquete, y pasó todo por Ojea, cuya importancia crece al amparo de ser el obispo más bergoglista en plaza.

Algunos esperan que hable más, como los aficionados al deporte de los reyes. Ojea es, según ellos, un defensor de la actividad lícita, no lúdica, y los puede salvar de la poda de los subsidios a los chuchos (que es como llaman los burreros a sus caballos) que les está aplicando, en cámara lenta, María Eugenia Vidal.

Arrebatos de poder con la Corte o la batalla de la acordada 4

El entuerto por la acordada de la Corte que frena los trasladosde jueces entre tribunales nacionales y federales es asunto para expertos en derecho. Importa, sin embargo, cómo lo entienden los protagonistas de la política. Para el Gobierno es una captura de la Corte del control de la justicia federal. "Blindan a Comodoro Py", dicen los funcionarios del gobierno.

Con esa decisión (que lleva el número 4/201), el tribunal afirma que se pueden crear juzgados, pero que la designación de los titulares está regida por la Constitución de una manera que el Consejo de la Magistratura ignoró en dos casos que la tienen a Cristina de Kirchner en la carátula. Los críticos de esa acordada, que desbarata la integración de los tribunales que tienen las causas de Cristina de Kirchner, minimizan la importancia de que sea ella la encausada. Miran por sobre el cerco y creen ver un golpe de mano de Ricardo Lorenzetti, para recuperar aire después de que el Gobierno designase una comisión que revisará el Código Civil y Comercial, algo que el presidente de la Corte asume como la obra maestra de su carrera judicial.

De la Corte responden, con paciencia, que es una decisión de superintendencia del Tribunal que está protegiendo a los procesos de eventuales nulidades: “Han creado –deslizan- una nueva categoría, la del juez 'trasladado'”.

“El posible favoritismo presidencial”

Esta semana habrá intensas reuniones en sedes del Gobierno y del Congreso para atender esta situación, que el oficialismo ve como un agravio político del presidente de la Corte hacia el Ejecutivo. La Corte no objeta la ley de Fortalecimiento de los Tribunales Orales de diciembre de 2016, sino el uso que hicieron de ella en el Consejo de la Magistratura para pasar jueces nacionales a tribunales federales.

“A cada juez le tiene que dar acuerdo la Corte”, insisten en el Máximo Tribunal, en esta pulseada de poder cuando falta año y medio para que termine el primer mandato de Macri. Lo expresa el lenguaje de esa acordada, cuando dice que "la Constitución procura un imprescindible equilibrio político en la medida en que el acuerdo del Senado constituye ‘un excelente freno sobre el posible favoritismo presidencial’".

Se entiende el trasfondo, porque los fallos de la Justicia federal no le gustan al Gobierno, en particular cuando afecta a personeros de la anterior administración. No debería sorprenderle, porque este Gobierno, como los anteriores, prometió una purga en la justicia federal y, como ocurrió con otras administraciones, no pudo concretarla.

Entre los disgustos con la Justicia suma también la demora en Tribunales en atender el pedido de declaración que hizo el ministro de Finanzas Caputo, para aclarar las denuncias sobre propiedades presuntas en empresas offshore. Esa presentación es del 17 de noviembre y no lo han llamado, y es una muestra de que la justicia no sólo tiene en capilla a la nomenklatura kirchnerista.

Presiona contra el traspaso de juzgados a la Capital

El Gobierno tiene lista la pieza de artillería más estruendosa para enfrentarlo a Lorenzetti, Elisa Carrió, que el martes tiene previsto una cumbre con jefes legislativos para considerar la situación. Carrió esté de punta contra Lorenzetti desde hace rato, y ahora encuentra un motivo para llamar a concilio a aliados que no han acompañado como ella quisiera sus denuncias contra el jefe de la Corte.

Tampoco está Carrió hoy en la mejor relación con el ministro Germán Garavano, en realidad a quien Lorenzetti está midiendo el aceite. Los dos saben que la víctima de esa acordada es el plan para transferir juzgados nacionales a la Capital Federal, trámite demoradísimo y que tuvo a su cargo hasta diciembre el actual diputado Jorge Enríquez, cuyo anterior cargo de subsecretario de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires no ha sido cubierto aún.

El traspaso es un máster plan del gobierno que, según Macri, debe aprovechar cuanto se pueda el hecho de que Nación y Ciudad tienen administraciones del mismo signo político. El proyecto es rechazado por la mayoría de los jueces nacionales y federales ante quienes Lorenzetti intenta afirmar su liderazgo.

Amigos son los amigos

"Somos conscientes de las buenas relaciones que hay entre nuestros dos presidentes". Esta frase de Wilbur Ross, secretario de Comercio de Donald Trump, a Miguel Braun, terminó de convencer al Gobierno de que en unos diez días más, podrá celebrar que las barreras al ingreso de acero y aluminio a ese paísno regirán para la Argentina.

Roos le explicó al secretario de Comercio de Macri que las medidas no fueron pensadas para países como Argentina, México y Canadásino contra China. "No somos chinos,", respondió Federico Pinedo, que acompañaba a Braun junto al embajador Fernando Oris de Roa. El argumento de Ross es que la medida busca proteger a la industria del acero y del aluminio de su país por razones estratégicas.

Si se liberan las importaciones, la competencia externa va a voltear a esas industrias en territorio americano, y eso es un daño a la fortaleza y a la autonomía frente al extranjero. "No es una medida comercial, es una medida estratégica", fue el argumento de Ross.

Este veterano financista, experto en recuperar empresas quebradas, también fue condescendiente con el pedido argentino contra las barreras a la entrada del biodiesel. Pero Ross agregó que ese es un tema que va más allá de lo que puede hacer el Poder Ejecutivo. Esperábamos una mejor actitud de los empresarios americanos en este punto, pero ellos rechazan el biodiesel, y no podemos hacer mucho porque el mecanismo no nos da todo el poder de reaccionar, como si fuera un tema estratégico.

Algo parecido escuchó el grupo que viajó a Washington a una sesión del foro del Center for Strategic & International Studies, un think tank dedicado a asuntos globales que tiene una atención especial sobre la Argentina, cuando visitaron al sherpa de Trump en el G-20, Everett Eissenstat. Les dijo a los visitantes, entre quienes estaban Nicolás Massot, Marcos Bulgheroni y Marco Lavagna, que los Estados Unidos es un país librecambista, peroactúa en protección de su economía, porque China juega con las cartas marcadas. Mientras eso ocurra, dijo, nosotros nos protegeremos. Eissenstat es el segundo de la oficina de asesores de Trump para asuntos económicos, y el subdirector del Consejo Nacional Económico.

Comentá la nota