Discusiones entre Peña y Monzó y la candidatura de Ritondo: trastienda de las internas en el poder

Discusiones entre Peña y Monzó y la candidatura de Ritondo: trastienda de las internas en el poder

Los ánimos están  caldeados. Antes de la gira por Asia, hubo una última conversación que tuvo a Marcos Peña y a Emilio Monzó como protagonistas.

Corrido de las principales decisiones, el presidente de la Cámara de Diputados resolvió hace rato que quiere dejar cuanto antes ese lugar y recluirse en Madrid, en la embajada que todavía ocupa Ramón Puerta, el misionero que ofició de maestro político de Mauricio Macri en sus comienzos y que también está disgustado con el rumbo de la administración de Cambiemos.

Según pudo reconstruir Infobae de fuentes de ambos sectores, la última conversación entre Monzó y el jefe de Gabinete "no fue en los mejores términos". "Fue dura", admiten, a pesar de los intentos por bajar la espuma y por recomponer los vínculos.

La relación entre Peña y el titular de Diputados estaba prácticamente quebrada, pero se terminó de romper antes del viaje del Presidente por India y Vietnam. Incluso desde el entorno del jefe de Gabinete se ocuparon en hacer trascender que había sido Monzó el ideólogo de subir al avión de la empresa Emirates al diputado Martín Lousteau, que volvió a reclamar una primaria abierta en Cambiemos mientras Macri negociaba la apertura de nuevos mercados en el último año de su mandato. Un pedido que, previsiblemente, no cayó demasiado bien en la comitiva presidencial.

Hace tiempo que las operaciones cruzadas entre la llamada "ala política" del Gobierno y el primer piso de la Casa Rosada se multiplican, recrudecidas. El caso Lousteau es una de ellas. La respuesta del "monzoísmo" da cuenta de que, en realidad, el diputado le sugirió a Macri una lista de cinco legisladores para embarcar en la gira, y que fue el jefe de Estado el que resolvió que Lousteau tenía que viajar "sí o sí".

Monzó había tenido, según las fuentes, dos charlas previas antes de subirse al avión, en Olivos y en Casa Rosada. Y a su lado habían confiado en que aprovecharía el viaje para reforzar su vínculo personal con el Presidente, como lo había hecho en mayo del 2017 pero en la gira oficial por China. En vísperas de la campaña legislativa, el presidente de Diputados, que fue clave en el armado electoral que terminó con el triunfo de Macri en el 2015, ya había sido marginado de las decisiones estratégicas de campaña. Desde ese momento cambió poco y nada. Sus críticas hacia la toma de decisiones del Gobierno orquestadas y ejecutadas por Peña se acentuaron.

El diputado incluso resintió su vínculo con Elisa Carrió. Entre el 2014 y el 2015, Monzó y unos pocos dirigentes, entre ellos el diputado Javier Campos Malbrán, de la Coalición Cívica, habían sido claves en las pacientes negociaciones para acercar a la líder de la CC con Macri. Es más: el acuerdo terminó de sellarse en el departamento del titular de la Cámara baja. "Lilita" trabó, desde hace ya algunos meses, una relación fluida y sólida con Peña.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña (Guille Llamos)

En la tarde del jueves, mientras Macri, Monzó y el resto de la comitiva empezaba a volver de Asia, en el primer piso de la Casa Rosada el jefe de Gabinete y el secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis, le ofrecían a Cristian Ritondo, ministro de Seguridad bonarense, el primer lugar en la boleta de diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires.

No solo hubo apuro en la decisión de ungir a Ritondo, a cuatro meses del cierre de listas. También hubo apuro por comunicarlo.

En la semana había trascendido que Monzó aprovecharía el viaje para analizar con Macri su salida de Diputados antes de diciembre y pedir, por ejemplo, por Sebastián García de Luca, el viceministro de Rogelio Frigerio que hace equilibrio desde hace tiempo entre sus jefes políticos y Peña, como su eventual sucesor en caso de que el Presidente sea reelecto.

En Casa Rosada no cayó bien el trascendido. Tampoco habían caído bien los reiterados pedidos de Monzó de dejar la Cámara baja antes de fin de año, una insistencia atendible si se tiene en cuenta que el trabajo parlamentario finalizará con el inicio de la campaña presidencial y que el dirigente de Carlos Tejedor no tendrá ninguna injerencia en la estrategia. Conscientes de la derrota, en el entorno del diputado creen que no tiene sentido estirar un matrimonio que perdió el amor hace rato.

La elección temprana de Ritondo sorprendió porque Macri le dijo al diario Clarín en Vietnam que "hay tiempo, cuatro meses por delante y muchos problemas para resolver" cuando el periodista Ignacio Ortelli lo consultó por su eventual compañera de fórmula. ¿Por qué apurarse entonces para definir al primer candidato a diputado en territorio bonaerense?

El factor Monzó es una de las principales razones. "Es una señal a Emilio de que tiene fecha de vencimiento. Y de que nosotros también tenemos una pata peronista", explicaban en la tarde noche del viernes funcionarios y dirigentes que responden al jefe de Gabinete.

El ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo

La entronización del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires responde además a la necesidad del Gobierno, con el agua al cuello por los pésimos resultados del programa económico y la desconfianza con la oposición, de mostrar que Monzó puede ser reemplazado por alguien "más peronista que él, que tejió acuerdos durante años en la Legislatura porteña y con buena relación con los medios de comunicación, el PJ, la oposición y el círculo rojo", según argumentaron tras la reunión de Ritondo, Peña y De Andreis para sostener la decisión.

Ritondo y Monzó nunca tuvieron sintonía. Todo lo contrario. El ministro bonaerense, que acompañó a Macri desde la Legislatura durante la gestión porteña del PRO, sí tiene un vínculo cordial con el jefe de Gabinete. Y una vida social junto a De Andreis: son vecinos, comparten comidas familiares y hablan seguido.

La precoz candidatura del funcionario de María Eugenia Vidal lo involucra directamente en la campaña: desde los próximos días se sumará a la mesa estratégica nacional junto a la cúpula partidaria. La seguridad, además, podría empezar a colarse con más fuerza entre los ejes electorales que el Gobierno tratará de imponer en la campaña. Es uno de los pocos rubros en los que el macrismo aún puede mostrar algún resultado.

La postulación conlleva en paralelo un tiro por elevación a la UCR, en momentos de definiciones por los cierres provinciales. Ramón Mestre, uno de los candidatos radicales que irá a la interna con Mario Negri en Córdoba, lo blanqueó públicamente cuando dijo que Peña y Frigerio lo habían llamado para bajar su postulación. Las versiones dan cuenta de un feroz intercambio telefónico entre el jefe de Gabinete y el cordobés.

Las peleas entre el primer piso de la Casa Rosada y el "ala política" encarnada en la figura de Monzó son un síntoma de los cortocircuitos que atraviesan a la coalición de gobierno, frente al desafío más importante de Macri desde que incursionó en política.

La reelección del titular de la Cámara baja como presidente de ese cuerpo, el 5 de diciembre pasado, es una muestra de los chispazos internos y no pierde vigencia. Votado por unanimidad, el diputado reivindicó "la rosca política" y descalificó el uso de las "redes sociales", aplaudido por el PJ, toda la oposición y Frigerio y De Luca desde los balcones.

En Olivos, Peña y todos sus colaboradores junto a Vidal -que nunca recompuso su vínculo con Monzó- y Horacio Rodríguez Larreta -el dirigente más pragmático de la coalición de gobierno que atiende en todos los mostradores- festejaban el cumpleaños de Jaime Durán Barba.

El pesimismo de Monzó choca de frente con el optimismo que Peña tiene que sostener, sin plan B, hasta las elecciones. En la última discusión en la que el diputado volvió a insistir con su alejamiento, antes del viaje a Asia, el jefe de ministros redobló la apuesta: machacó, de nuevo, con que Macri ganará en primera vuelta.

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