A la campaña, con una ayudita de los amigos

Por Alberto Dearriba

A cuatro años de la sanción de la Ley de Medios, la norma aún aguarda el pronunciamiento de la Corte Suprema.

El vetador serial Mauricio Macri tiene una visión muy particular de la historia. Durante una entrevista televisiva dijo que su gestión enfrenta al gobierno nacional más autoritario de los últimos 50 años. O sea que Cristina Fernández de Kichner es más autoritaria que los dictadores Juan Carlos Onganía, Roberto Marcelo Levingston, Alejandro Agustín Lanusse, Jorge Rafael Videla, Lepoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Benito Bignone. Para algunos se trata de una flagrante muestra de incultura política, pero otros creen que en realidad su matriz de pensamiento conecta con quienes creen que el 16 de setiembre de 1955 no hubo un golpe de estado contra un gobierno constitucional, sino una Revolución Libertadora que desalojó del poder a un tirano.

También parece un disparate que a dos semana de que se cumplan cuatro años de la sanción de la Ley de Medios sin que haya podido ser aplicada en su totalidad, Macri haya salido a reclamar un "debate en serio para defender la libertad de expresión", en un país en el que hasta se puede publicar una imagen simulada de la presidenta de la Nación en el momento de un orgasmo. La norma, que aguarda el pronunciamiento definitorio de la Corte Suprema de Justicia, es considerada como una de las más debatidas de las últimas décadas. Y seguramente pasará a la historia como el ejemplo más acabado de la connivencia de la justicia con los poderes fácticos.

Votada por abrumadora mayoría en ambas cámaras por oficialistas y opositores, entre los legisladores que aprobaron su sanción se cuenta una decena de socialistas. Sin embargo, el aspirante presidencial de esa fuerza, que participa del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, parece haberles prometido el miércoles pasado a los directivos de la Asociación Argentina de Televisión por Cable, durante un encuentro en el Hotel Hilton, que trabajará para modificar la ley que resiste el Grupo Clarín, según informó la entidad en un comunicado. No sólo es incongruente que un aspirante a presidente de la Nación opere en contra de una norma sancionada por sus compañeros, sino también que un supuesto socialista enfrente al Estado en favor de intereses empresarios. Claro que se trata de un dirigente socialista que recomendó a los dirigentes sindicales durante una discusión paritaria que no pidieran aumentos porque ello estimulaba la inflación y que si hubiera vivido en Venezuela hubiese votado a Capriles en lugar de hacerlo por Chávez.

Antes de su arribo al Parlamento, el proyecto fue debatido en decenas foros públicos por militantes de distintas corrientes políticas, incluidos jóvenes cercanos a Fernando Pino Solanas. Sin embargo, el candidato a senador por UNEN coincidió en reclamar también ajustes a la norma porque, a su juicio, hay aspectos que no funcionan correctamente. Pino se mostró más preocupado por "salvaguardar la pluralidad de voces, porque estos años hemos visto una concentración de medios oficialistas". Dicho de otro modo, al veterano luchador de las causas populares le preocupan más los medios oficialistas que los monopolios.

El titular de la AFSCA, Martín Sabbatella, dijo que "tal vez Macri quiera hacer discutir la Ley de Medios por el círculo rojo en el living de su casa" y consideró que "más allá de los pasados progresistas de Binner y Solanas, sus posturas coinciden con la del jefe de Gobierno porteño por la desesperación de quedar bien con Clarín". Los tres aspiran a participar de la compulsa de 2015 y necesitan el apoyo mediático. Favor con favor se paga. Algo parecido les ocurre al gobernador bonaerense Daniel Scioli y al líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Pero tienen circunstancias distintas y fueron más cautos: el gobernador tiene pactada una tregua con el kirchnerismo, por lo que sólo formuló declaraciones obvias acerca de esperar el fallo de la justicia. Y Massa salió por bulerías, para que a nadie se le ocurriera recordar que era jefe de Gabinete del gobierno nacional cuando se impulsó la norma.

El candidato triunfador de las primarias se cuida sobremanera de no recordar su pasado kirchnerista. Al igual que a los dirigentes radicales, del Pro y del FAP, esta necesidad lo aleja de cualquier postulado progresista para abrazar cada vez con más fervor la reposición conservadora. En realidad, la oposición a la ley de medios es coherente en un hombre como Macri, que defiende posturas neoliberales en materia de política económica. Pero parecería que todos los opositores se han lanzado a una competencia para congraciarse con los sectores más concentrados del poder económico. En ese contexto, durante la campaña electoral que se inicia sólo se escucharán propuestas conservadoras y críticas como la que Massa efectuó a la distribución de computadoras mediante el plan Conectar. El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina aprovechó para castigar al ganador de las primarias en la Provincia de Buenos Aires: “Quieren volver diez años para atrás”, dijo. Está claro que en las legislativas del mes próximo se juega en realidad buena parte del modelo económico y social que regirá a partir de 2015.

En medio de esa puja, la Ley de Medios es una pieza clave. En medio del recalentamiento del debate por la vigencia de la tironeada norma , el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, dijo el miércoles pasado durante una jornada sobre Justicia, Comunicación y Medios organizada por la Universidad de San Andrés y por el Centro de Información Judicial, que el máximo tribunal “tratará de hacer lo mejor posible”. Como la afirmación fue lanzada en un escenario que seguramente cree que “lo mejor” sería pinchar los cuatro artículos suspendidos de la ley, no pocos entendieron que se trataba de un guiño al Grupo Clarín.

La presidente de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, se sabe, no tiene pelos en la lengua: “Nosotros seguimos diciendo que en la Corte Suprema están todos los más turros que hay”, dijo en la habitual ronda de los jueves.

Con todo, Lorenzetti no la pasó bien en esa jornada cuando un joven abogado del público, Nicolás Rodriguez Sáa, expresó a viva voz y fuera de programa, el repudio a la presencia del presidente del máximo tribunal de justicia porque “como abogado me da vergüenza que la Corte Suprema haya estado cuatro años sin dar su fallo sobre la Ley de Medios. Pese a que la presidenta Cristina Fernández volvió a urgir esta semana al tribunal por un fallo, Lorenzetti no dio pista alguna durante el encuentro. En los pasillos de Tribunales, la mayoría cree que no se producirá antes de las elecciones de octubre. Lo que nadie está dispuesto a asegurar es si el resultado electoral influirá finalmente en el pronunciamiento.

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