Votos e intendencias, el impacto de la interna en los distritos de JxC

Votos e intendencias, el impacto de la interna en los distritos de JxC

El sábado, fecha clave para que el larretismo inclinara la balanza y perdiera en cantidad de municipios gobernados por la alianza pero se posicionara cómodo en el podio de distritos poblados. Las horas frenéticas y los números definitivos.

Por CARLA PELLIZA

Si Juntos por el Cambio tuviera que pintar las intendencias propias en dos colores, uno para identificar al armado de Patricia Bullrich y otro al de Horacio Rodríguez Larreta, el primero demandaría más tinta que el segundo. Sin embargo, en materia de densidad poblacional y, por lo tanto, de votos potenciales, el proyecto que llevará Diego Santilli en Buenos Aires tendrá dirigentes de territorios con mayor cantidad de habitantes que el que promocionará Néstor Grindetti.

Según los números finales, de los 58 distritos gobernados por JxC, 20 quedaron bajo la órbita de Santilli y Larreta, 35 detrás de Grindetti y Bullrich, dos consiguieron evitar la PASO y uno optó por apostar a la boleta corta. En un pantallazo general, el bullrichismo y el larretismo se dividieron el interior mientras que, en el conurbano, el primer armado se quedó con mayor representación en la tercera sección electoral y el segundo lo hizo en la primera.

Las razones, obvias. Grindetti comanda un municipio en la tercera mientras que Santilli sumó a Gustavo Posse por la primera, además de su jefe de equipos técnicos, Diego Valenzuela, por el mismo sector. Más allá de los nombres y calificaciones, en porcentaje el larretismo quedó por debajo del bullrichismo con el 34% de las intendencias versus el 60%.

Pero en cuestión de volumen, Santilli se quedó con distritos más populosos. Las intendencias con caciques encolumnados tras el “colo” aportaron, según los últimos datos, el 42,67% de los votantes de JxC en la provincia. Por el otro lado, las que están con Grindetti, lo hicieron con el 38,48% de los votantes de la alianza en PBA. El porcentaje restante corresponde a los tres distritos que evitaron la interna: Vicente López, General Pueyrredón y General Madariaga.

Según esa diferencia, la distancia en votos entre Santilli y Grindetti sería de 188.730 sufragantes a favor del primero. Más allá de las internas que deberán afrontar, los 58 territorios comandados por la coalición opositora aportarán un total de 4.500.733 electores habilitados para los próximos comicios, más del 33% de la provincia. El cálculo de la alianza.

El 24 de junio, el día que se cerraron las listas de candidatos, fue la fecha en que las filas de Santilli se engorsaron y recibieron a un gran número de caciques del radicalismo. La UCR es el espacio que más municipios gobierna dentro de JxC, la mayoría en el interior productivo, y foco de disputas entre los dos bandos PRO en las últimas semanas. Esa incorporación masiva a última hora fue producto de una negociación feroz realizada el mismo sábado. La sumatoria, incluso, le sacó algunas intendencias a Maximiliano Abad, el conductor del partido centenario en territorio bonaerense que se llevó Bullrich.

Ese día, ya con la fórmula para la gobernación presentada, entre cinco y siete intendentes de la UCR tomaron la decisión de acompañar a Santilli. Algunos de ellos con distritos muy importantes, como Chacabuco y Lincoln, dos que respondían a Abad y fueron arrebatados por la propuesta larretista. También General Lamadrid, Pringles – un espacio vecinalista casi PRO -, Viamonte y Tandil, la llave para muchas de estas adhesiones.

Miguel Lunghi, intendente de Tandil, fue más que favorable para la construcción del santillismo y la comunicación de su incorporación fue clave antes del cierre. Su figura terminó de quebrar a una parte de la UCR aún indecisa y Santilli aprovechó para hablar con todos en la jornada frenética de la decisión final. Su peso territorial fue un gran gesto para varios dirigentes. Con 112 mil electores, el cacique gobierna el distrito más populoso del radicalismo, la segunda ciudad con mayor cantidad de habitantes en la quinta sección, después de Mar del Plata.

En esas horas de negociación frenética, hubo algunos intendentes que buscaron conseguir la estrategia de la V. O sea, no tener PASO en sus distritos y tener las dos boletas de la gobernación y de la presidencia colgadas. En las últimas horas, estos distritos terminaron de definirse. Dos quedaron bajo el bullrichismo y uno con boleta corta, el de General Juan Madariaga. Este territorio gobernado por Esteban Santoro tiene poco más de 19 mil habitantes y pertenece a la quinta sección.

Los únicos dos municipios que no tendrán internas, como publicó El Destape apenas terminó la jornada de cierre, fueron Vicente López y General Pueyrredón. Ambos gobernados por el PRO, tendrán a Soledad Martínez como candidata y a Guillermo Montenegro para buscar la reelección, respectivamente.

Esta división de la provincia fue un tirunfo para los dos sectores. Bullrich logró generar la instancia de la competición en todo el territorio pese a que, hace pocos meses, no había mostrado una estructura ordenada ni voluminosa. La llegada de Grindetti, de hecho, sirvió para acomodar los impulsos y ponerle un poco más de cabeza y organización a las bajadas al territorio.

Tras el acuerdo con un sector del radicalismo, la mesa bonaerense quedó con una conformación similar a la existente antes de las confirmación de las candidaturas pero con una síntesis de los equipos de trabajo. Si Grindetti se construyó junto al diputado provincial Adrián Urreli, Karina Spalla, pareja del postulante y Técnica en Liderazgo y Diseño Ontológico, y Fabián Fernández en comunicación y contacto con los medios.

Ese equipo se agrandó y la mesa chica quedó conformada, a nivel provincial, por Sebastián García de Luca, el armador en Buenos Aires, Hernán Lombardi, Cristian Ritondo, Maximiliano Abad por la UCR y el mencionado Urreli, cada uno con un representante. El grupo será el encargado de tomar las decisiones políticas junto a Rodrigo Lugones, el estratega en la provincia, un discípulo de Jaime Durán Barba.

El que todavía no definió a su mesa chica y su equipo de campaña es el “colo”. Esta semana seguramente se termine de construir pero no será comunicado en forma masiva, dado que se estima será un grupo muy reducido de nombres. En estos días hubo mucho trabajo para definir las campañas de las caras más sobresalientes del armado para encarar micro-campañas dentro de una más grande y general.

Más allá de los nombres y de las estrategias, el cierre también fue un triunfo político para Santilli. Es que en la previa se generó la sensación de que Bullrich se iba a quedar con todos los dirigentes bonaerenses. Con videos publicados a diario para darle la bienvenida a cada referente municipal, se construyó un escenario de pac man, con una migración total de intendentes.

Al final, la mayor cantidad de municipios quedó bajo el armado de Patricia pero la mayor cantidad de electores potenciales quedó bajo el ala de Santilli. Este sector mostró un anclaje territorial potente en el interior y en la primera sección, especialmente por el peso de distritos como Tres de Febrero, La Plata, Junín, Tandil y San Isidro.

San Isidro fue, justamente, uno de las coordenadas de la nueva interna. Bullrich decidió desafiar a la familia Posse, que acompañará a Santilli como vice en la boleta, y puso su propio candidato para la intendencia con la intención de generar alternancia en la conducción. Después de eso, Ramón Lanús, el postulante de Patricia en el municipio, difundió un video en el que se pudo ver a un militante suyo golpeado y responsabilizó a Gustavo Posse por “la integridad física” de sus seguidores.

Según explicaron a El Destape desde esa intendencia, el cacique fue a visitarlo en la tarde del jueves y, apenas se conoció el hecho, la conducción distrital se puso a disposición “para aclarar este lamentable hecho de violencia”. Se sostuvo que “fue el municipio quien realizó la denuncia” en la comisaría y que “está colaborando con la Justicia para dar con los agresores señalados por Jonathan”.

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