Se viene un 17 de octubre no tan amistoso para AF

Se viene un 17 de octubre no tan amistoso para AF

El gobierno confía en que el próximo sábado 17 de octubre la muestra de fuerza en las calles y en las redes dejen en claro que el peronismo tiene intacta su capacidad de movilización en los momentos en los que hace falta. Sin embargo, algunos sectores advierten que la celebración del Día de la Lealtad podría ser el punto de quiebre que termine con el fino equilibrio que mantiene unido al Frente de Todos.

 

En primer lugar porque el sector mas radicalizado del kirchnerismo todavía no digiere la condena a Venezuela en el marco de las Naciones Unidas, con la posterior salida de Alicia Castro, decepcionada con la política exterior del gobierno de Alberto Fernández, lo que va a representar un palazo "por izquierda" para el Presidente.

Sin embargo, el principal problema tiene que ver con sectores del peronismo duro, centrista, incluso cercano a los gobiernos de Néstor Cristina Kirchner, que empiezan a advertir que Fernández comenzó un camino sin retorno de alejamiento de la doctrina de Juan Domingo Perón y comienzan a instalar la idea de que este "no es un gobierno peronista".

Ese espacio tiene además la particularidad de nutrirse de vertientes tan disímiles como Emilio Monzó, ex presidente de la Cámara de Diputados durante la gestión de Mauricio Macri; y Guillermo Moreno, ex secretario de Comercio Interior del gobierno de CFK, quienes advierten que el jefe de Estado desvió el rumbo y lo ubican lejos del peronismo.

"Se van a llevar una sorpresa. El sábado muchos lo van a putear a Alberto", aseguran entre la dirigencia sindical abocada a la organización de la inédita movilización virtual, entusiasmando a cientos de dirigentes y militantes históricos que le achacan al mandatario niveles extremos de "tibieza" a la hora de tomar decisiones políticas.

Lo mas probable es que el gobierno logre controlar y contener la movilización “virtual”, que se descuenta tendrá masividad, pero no podrá evitar los desbordes de los sectores desencantados del peronismo que intentarán ganar la calle para marcarle la cancha.

La única incógnita es qué tan multitudinaria será esa facción de la marcha y qué impacto tendrá sobre el Ejecutivo recibir las críticas de su propio espacio político.

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