La novela de las retenciones al campo

La novela de las retenciones al campo

Caputo anunció un alza la semana pasada y ayer volvieron atrás con la medida. La mano del "superministro" Pazo y la rebelión de los que liquidan dólares. 

 

Por Leandro Renou

Tan sólo una semana después de haber anunciado que las subían, el gobierno de Javier Milei volvió atrás y confirmó que, en realidad, habrá una baja diferenciada de las retenciones a las economías regionales y un alza en lo que respecta a los derivados de la soja. La decisión refleja no sólo idas y vueltas que ya son habituales en el equipo económico, sino internas conceptuales entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, que llegó con el libreto de retenciones cero y hoy tiene que ponerle la cara a las quejas del sector. De hecho, salieron muy fuerte los exportadores de cereales, los que liquidan los dólares, a cuestionar la modificación en los tributos. 

Ayer por la mañana, luego de una reunión con la Mesa de Enlace y el Consejo Agroindustrial (CAA), Vilella anunció que el Gobierno nacional no impulsará la suba de retenciones para 18 complejos de las economías regionales, incluida la lechería, y que buscará incrementar en dos puntos porcentuales hasta el 33% la alícuota de los subproductos de la soja a modo de compensación por la resignación de ingresos. Así las cosas, llegará al Congreso un proyecto de ley con subas del 15 por ciento de las retenciones a todos los sectores menos a las producciones olivícola, arrocera, de cueros bovinos, láctea, frutícola -con excepción del limón-, hortícola, del poroto, papa, ajo, arvejas, garbanzos, lenteja, miel, azúcar, yerba mate, té, equinos y lana. Vale decir que todas estas industrias tenían retenciones cero por una decisión del ex ministro de Economía, Sergio Massa. En números duros, las economías regionales representan un 20 por ciento de las expo del agro y son el 42 por ciento del empleo total del sector. 

En paralelo, el Gobierno de Milei anunció que se llevará las retenciones del sector vitivinícola al 8% (también estaban en cero), mientras que la de subproductos de soja, como la harina y el aceite, igualará a la alícuota del poroto sin procesar. Asimismo, queda firme la decisión de aumentar la alícuota para maíz, trigo, girasol y carnes, entre otros complejos. Lo particular de la decisión de sostener en cero las retenciones a economías regionales, que fue uno de los pedidos que hicieron los gobernadores del interior, es que favorece a la producción primaria en detrimento de la industria, ya no agropecuaria, sino general. Algunos ejemplos reflejan que pagarán 15 por ciento de retenciones los productores de autos, grandes empleadores del país; al igual que productores de tecnología y software. Es de impacto la foto de un productor de arroz cáscara pagando cero retenciones, mientras sectores que le dan valor agregado a la producción quedarán en 15 puntos de derecho de exportación. 

La película de ida y vuelta

La película que derivó en este cambio de ideas es netamente política. Fuentes de una de las entidades de la Mesa de Enlace confirmaron a Página I12 que sus pares se negaban a estar en una reunión con el CAA porque querían pelear por su tema en forma individual. Y querían, además, hacer lobby para que la agroindustria tuviera el mismo tributo que la producción primaria que defiende Enlace. 

De hecho, hubo un interlocutor que debió traerlos al encuentro, a que se sienten a la mesa de todos modos. Lo curioso es que Vilella se enteró en el medio de esa reunión de los cambios que había dispuesto Caputo. Es que el encuentro, pautado la semana pasada, era para buscar alternativas de contención a los dañados, no para hacerles anuncios. 

Según supo este diario, el cambio operativo en el tema retenciones lo llevó adelante Juan Pazo, el ministro coordinador que Caputo designó en su mesa chica. El ex socio de De Narváez en el Grupo textil Alas y hombre fuerte de Hacienda, entiende que con la devaluación los sojeros que exportan ya se vieron favorecidos, y que por eso corresponde subir los derivados de la soja (aceite y harinas) a 33 por ciento. Hasta ahora, el 33 regía sólo para soja en poroto, sin procesar, pero ahora equipararon a la industria con el campo primario. La teoría, más allá de las opiniones, tiene un problema: es una pelea directa con el único sector de la economía que tiene dólares con capacidad de ingresar, ya sin sequía. Y es casi la única fuente de ingresos de divisas genuina que tiene el Gobierno. 

Esa disputa tiene un adelanto. Los agroexportadores de CIARA CEC emitieron un comunicado asegurando que "la decisión de subir los derechos de exportación del 31 al 33 que acaba de anunciar el Ministerio de Economía es una muy mala noticia para la economía del país". Y agregaron que "la principal industria exportadora del país se verá castigada por la suba de impuestos y eso va a limitar severamente el flujo de divisas y atentará contra el empleo industrial de la soja. La industria siempre pidió igualdad tributaria y esos 2 puntos eran un reconocimiento de esa condición fiscal, que ahora el gobierno rompe". 

"La decisión es ministerial", admitieron ante este diario cerca del secretario Vilella, y agregan que todos los informes técnicos los hicieron sus equipos. Nadie oculta que la decisión se tomó porque el objetivo de Caputo es "déficit cero". Ante esa premisa "uno tiene que subir y el otro tiene que bajar", sintetizan en relación a los niveles de los tributos. "Vinimos a hacer un plan de estabilización, nosotros seguimos sosteniendo que las retenciones deben ser cero", destacan en Bioeconomía, dado que Vilella fue un férreo militante contra los derechos de exportación. 

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