Sin militancia y con un escenario “institucional”: cómo será el reencuentro entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner

Sin militancia y con un escenario “institucional”: cómo será el reencuentro entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner

Aunque se especuló con la posibilidad de La Cámpora poblara Tecnópolis, se extendieron sólo 500 invitaciones entre gobernadores, funcionarios, gremialistas y empresarios.

La relación sigue fría y difícilmente vuelva a ser la de la campaña 2019. Ni siquiera la de aquellos primeros meses de gestión, donde se reunían periódicamente y el ida y vuelta telefónico era más frecuente de lo que se filtraba. Pero, en la previa al acto que compartirán esta tarde en Tecnópolis, está todo preparado para que el reencuentro de Alberto Fernández y Cristina Kirchner tras tres meses de enojos y furia de ambos lados, sea en armonía.

No habrá espacio para la militancia, pese a que algunos llegaron a especular que YPF había elegido el predio de Villa Martelli para festejar con unos 10 mil integrantes de La Cámpora. La confirmación de la presencia de Cristina Kirchner abonaba esos rumores. Pero desde la compañía, controlada por la agrupación que conduce Máximo Kirchner, fuentes de primera línea calificaron de absurdas esas versiones y aseguraron que el marco trazado es “el acorde a una empresa que cotiza en bolsa y cumple 100 años”. “100 por ciento institucional”, sostienen.

Para cubrir el pabellón de Tecnópolis, contiguo al Skate Park, se extendieron unas 500 invitaciones entre gobernadores, funcionarios, dirigentes gremiales, empresarios y CEOs del sector. No habrá, entonces, tribuna militante.

Esto garantiza, según entienden en el Gobierno, que no se preste a confusiones. Recuerdan, por caso, el ejemplo del acto en el que el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, pidió “un aplauso” para el Presidente por entender que había sido menos festejado que el intendente de Ushuaia, Walter Vuoto, dirigente de La Cámpora.

El curioso gesto de Ferraresi, vice del Instituto Patria, fue interpretado mediáticamente como un nuevo ataque K al jefe de Estado cuando en realidad, sostienen en Balcarce 50, buscó marcar la cancha y respaldar al mandatario.

Este viernes, sin una convocatoria a la militancia, se evitó el aplausómetro.

Si bien YPF manejó las acreditaciones, hubo interconsultas con Presidencia para la puesta en escena. “Se trabaja en conjunto, pero el acto es de la compañía. Además del acto se organizó toda una jornada para festejar sus 100 años”, marcan fuentes oficiales.

Antes de lo que suceda arriba del escenario la atención estará puesta en el VIP que, como se suele hacer en eventos con presencia del Ejecutivo, se preparó en el anexo. Se prevé que Alberto F. y Cristina lo compartan un rato antes.

De todos modos, hasta los más entusiastas intentan bajar y moderar la expectativa. No se espera un vuelco en la relación, pero sí “un primer paso para la unidad para poder ganar en 2023”, como implora un dirigente que trabajó intensamente por acercar posiciones.

La secuencia de cómo llegan al reencuentro explica por qué tanto escepticismo.

Es que una hora y 15 minutos pasaron exactamente entre que el entorno de Cristina anunció su participación en el acto y el Presidente confirmó oficialmente que aceptaría la invitación y, en consecuencia, volverían a verse las caras.

Los teléfonos de los principales funcionarios de Fernández no paraban de sonar. Uno llegó a contabilizar 76 chats con un mismo objetivo: “¿Va a ir Alberto?”.

Después de un rato, el jefe de Estado dejó saber que nada había cambiado en sus planes originales.

Es que, en efecto, en la Casa Rosada ya habían deslizado en días previos que el mandatario “probablemente” asistiría tras ser convocado por el presidente de YPF, Pablo González, pero querían asegurarse que siguiera vigente. O, en criollo, que la vice estuviera al tanto y no fuera motivo de incomodidad para ella.

En cuanto a los discursos, Fernández mantendrá como eje central su llamado a fortalecer la unidad del Frente de Todos y, como anticipó Clarín, insistirá en la estrategia de subir al ring a Mauricio Macri y con sus advertencias a la Corte Suprema de Justicia, dos temas sobre los que hay coincidencia absoluta en las tres grandes patas del oficialismo que integran el kirchnerismo, los gobernadores y el Frente Renovador.

El Presidente, dicen los pocos que le siguen los pasos y pudieron obtener una reflexión suya en las últimas horas, “está tranquilo”. No espera un nuevo ataque público de su socia. Explican que esa expectativa no sólo se centra en su reaparición en un acto, sino en que ya en sus últimos movimientos de ella, según entienden, habían tenido un gesto conciliador al no hablar del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Igual hay entre algunos de los incondicionales de Alberto una preocupación latente ante una embestida que termine por romper el FDT: “Hasta que no termine el acto no me quedo tranquilo. Con ella nunca se sabe. Ni siquiera (Oscar) Parrilli puede saber que va a hacer”, razona.

Al menos hasta el mediodía desde el kirchnerismo duro no daban señales de que fuera a ocurrir un escenario hostil. Pero, como todo en el oficialismo, puede cambiar.

Comentá la nota