Martín Gill, el hombre de Alberto para acercar a Schiaretti

Martín Gill, el hombre de Alberto para acercar a Schiaretti

"La gestión es la herramienta para reconstruir la unidad del peronismo de Córdoba", afirma el segundo de Katopodis, encargado de asegurar que Córdoba reciba cuantiosos fondos para obras públicas.

Alberto Fernández ensaya con el resbaladizo Juan Schiaretti una clásica estrategia de policías buenos y malos, para lograr que el gobernador de Córdoba se termine incorporando al Frente de Todos. La amenaza es clara: el senador Carlos Caserio es el encargado de armar en el peronismo cordobés, con el riesgo latente que una confluencia con el kirchnerismo le quite la hegemonía al esquema político del gobernador.

Del otro lado, el secretario de Obras Públicas, Martín Gill, es el encargado de asegurar que pese a las tensiones políticas, Córdoba no sólo no sufra el clásico castigo en el reparto de fondos nacionales para obras, sino que incluso estos se incrementen a niveles récord.

"La gestión es la herramienta para reconstruir la unidad del peronismo de Córdoba", afirma Gill a LPO. Referente de los "acuerdistas", el intendente de Villa María en uso de licencia apuesta a que las bases presionen por un pacto Alberto-Schiaretti.

El plan: una obra financiada por la Nación en cada municipio. El método: cogestionarlas con los intendentes, abriéndoles el juego. El objetivo: que los jefes territoriales presionen a Juan Schiaretti para unificar las listas del peronismo en octubre. 

"En este año de trabajo conjunto de Nación y Provincia, hemos logrado más resultados en obras para Córdoba, que en los cuatro años de Macri", agrega el secretario de Obras Públicas. La mención no es inocente: Schiaretti fue uno de los gobernadores más mimados por Macri, pero la debacle final de su gobierno dejó a Córdoba -como al resto del país- con las obras de Nación paralizadas.

Gill se encarga así de recordarle al gobernador que su provincia debió tomar deuda en dólares para finalizar la obra pública que había iniciado Nación, situación que dejó a la Provincia en una debilidad financiera en el mediano plazo. "Fue Córdoba la que garantizó los pagos para el impactante plan de obra pública, no el Gobierno nacional anterior", destaca Gill.

No está sólo Gill en esta tarea de seducción del schiarettismo. El ministro del Interior, Wado de Pedro, mantiene buen diálogo con el gobernador. Su subsecretario para los Municipios, Tato Giles, encabezó con Gill una reunión con los intendentes cordobeses. El mensaje es claro.

"Hay una relación que tenemos que ir reconstruyendo y creemos que la mejor manera de dar vuelta la página es desde la gestión, que es una herramienta real. Hoy nadie puede poner sobre la mesa de discusión declaraciones como aquellas de que la Nación discrimina a Córdoba, porque eso quedó en el pasado", agrega. Una sutil pero clara diferencia con lo que fue la política durante el segundo mandato de Cristina.

Intendentes y funcionarios de segunda línea del peronismo confirman que el "diálogo institucional" con los ministerios de Obras Públicas e Interior es "inmejorable". Y apuntan, en un mismo sentido al que lo hace Gill, que "el PJ Córdoba está integrado a la conducción nacional de Alberto Fernández, aunque Schiaretti haya querido preservarse". Una jugada que los sectores más duros del kirchnerismo quieren aprovechar para evitar que se consolide un acuerdo que los dejaría como el socio menor de un peronismo unificado.

Los gestos de Gill en ese sentido son claros y concretos desde finales del año pasado, cuando se reunió con el intendente de Córdoba Capital, Martín Llaryora, para acordar un nuevo esquema de financiación para aliviadores cloacales, uno de los talones de Aquiles de la ciudad: con Macri, Schiaretti había pactado hacerse cargo de un 30 por ciento de la obra, dejando el resto para la Nación. En el nuevo acuerdo, Nación se hace cargo del 100 por ciento del saldo.

En menor medida, pero con el mismo objetivo político, la "presencia con obras" de la Nación en las otras ciudades cordobesas alcanza al 70 por ciento de las localidades.

"Las bases del peronismo consideran que Alberto Fernández y Juan Schiaretti conducen proyectos políticos que conviven, por lo que las chances de un acuerdo electoral están y la presión para lograrlo será más notable a medida que se acerque el cierre de listas", es la reflexión de uno de los acuerdistas, quien, al mismo tiempo reconoce que la "alquimia" con Hacemos por Córdoba "no es fácil, pero sí posible".

Gill lo blanquea: "La unidad del PJ es impostergable, y en Córdoba no es la excepción. Seguramente deberemos debatir sobre nombres y proyectos, sabiendo que los formatos del Frente de Todos y de Hacemos por Córdoba son difíciles, pero la unidad debe ser el camino de nuestro proyecto político".

No todos piensan lo mismo en el Frente de Todos: los no peronistas reclaman listas propias y también presiona Carlos Caserio, que busca su reelección en el Senado y sabe que sino encabeza la boleta sus chances se reducen drásticamente.

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