Lacunza analizó la economía de Guzmán: controles de precios, deuda, tarifas y dólar

Lacunza analizó la economía de Guzmán: controles de precios, deuda, tarifas y dólar

En entrevista exclusiva con El Cronista, el exministro de Economía puso el foco en los desequilibrios macroeconómicos que se están acumulando y la necesidad de ordenar las variables para volver a crecer.

Hombre de hablar pausado y calmo pero de definiciones tajantes, el economista Hernán Lacunza asegura que los controles de precios y precios máximos "son inútiles para combatir la inflación", y abre un interrogante sobre el día después de las elecciones, cuando llegue el momento de ajustar tarifas y corregir el atraso cambiario que se está acumulando desde febrero.

Lacunza habló con El Cronista apenas horas antes de subirse al avión que lo llevará a Nueva York junto a la exgobernadora bonaerense y potencial precandidata presidencial, María Eugenia Vidal, para una serie de encuentros con inversores.     

En este diálogo, el exministro de Economía habla de la deuda y la negociación con el FMI, de la inflación y la presión impositiva, y también del déficit fiscal y la necesidad de un plan económico. 

El Gobierno intenta contener la inflación con controles, regulaciones, Precios Cuidados. ¿Es suficiente o hace falta otra estrategia?

El Gobierno tiene un diagnóstico muy rudimentario, muy primitivo de las causas de la inflación, gasta mucha energía en atribuirla a causas externas, inflación importada o movimientos especulativos que no tienen nada que ver con la inflación. Para decirlo de otra manera, hay 200 países en el mundo, de los cuales 195 importan y exportan alimentos y no tienen inflación del nivel de Argentina.

Así que todas las herramientas derivadas de ese diagnóstico son inútiles, como por ejemplo los controles de precios, los precios máximos, que yo lo asocio a podar en el Amazonas. Uno puede cortar 1000 ramas pero si deja las raíces húmedas, o si estás todo el tiempo gastando más de lo que ingresa, emitiendo más pesos que los que quiere mantener el púbico en cartera, las ramas van a volver a crecer. Esa receta fracasó, fracasa desde hace siglos en el mundo, en Argentina desde hace décadas, así que todo eso es un malgasto de energía, una pérdida de tiempo.

¿La alternativa es un plan antiinflacionario integral?

Esas medidas complementarias pueden servir, siempre y cuando hagas un programa. La inflación tiene un origen en desequilibrios macroeconómicos, típicamente fiscales y monetarios. Si se hace un programa para corregir esos desequilibrios y se complementa con acuerdos de precios e ingresos, puede ser, pero como complemento.

Después hay otras medidas mucho más rudimentarias, como restringir las exportaciones de carne, que además de que también es inútil, más temprano que tarde, es contraproducente. Uno puede aumentar la oferta interna restringiendo la externa pero finalmente, aumenta la liquidación, se precipita la faena, cae el stock de ganado vacuno y bueno, después tenés toda la inflación junta, como ya pasó, y hace no tanto, en la época de (Guillermo) Moreno. Alarma la poca capacidad de aprendizaje, esta tendencia a repetir los mismos errores.

¿En este contexto ayuda la relativa calma cambiaria? 

Bueno, hay otros dos ingredientes que pueden ser eficaces a corto plazo pero muy peligrosos a mediano plazo. Cuando digo mediano plazo no es el siglo que viene sino el año que viene. Es pisar el tipo de cambio y pisar las tarifas. De nuevo, lo que uno elige como ancla es lo que está dispuesto a atrasar. Atrasar el tipo de cambio y atrasar las tarifas son un búmeran, van acumulando presión, aguantan la presión un tiempo y cuando te querés acordar, como un elástico se sueltan y provocan algún shock.

¿Ve una inflación reprimida, en ese sentido?

Sí, hay una inflación reprimida. Una cosa es atrasar el tipo de cambio un 5%, otra un 20% y otra un 30%. Eso mes tras mes se va sumando. De febrero para acá abandonaron el crawling peg (deslizamiento gradual), que me parecía una buena política de mantener constante el tipo de cambio real, claudicaron. Desde febrero incluido son casi cinco meses, y seguramente lo van a extender hasta las elecciones con esta especie de paz o estabilidad nominal, que incluye también las tarifas. Hoy las tarifas ya cubren el 40% de los costos, algo que ya vivimos. La pregunta es quién va a producir energía dentro de dos años.

¿Qué nivel de atraso se acumuló en estos meses?

Es un atraso creciente pero el problema es que se va a acumulando, un par de puntos porcentuales por mes. En febrero o marzo era un 2% cuando la inflación rondaba 4%, en el último mes ya fue casi 3% más de atraso, porque fue 4% de inflación contra 1% de devaluación. Se fue acumulando en el tiempo y en cuatro meses ya tenés 10%.

El tipo de cambio de equilibrio nadie lo sabe y seguramente están ayudando mucho los términos de intercambio, es decir, el precio de la soja que baja el tipo de cambio de equilibrio. Con el mismo esfuerzo se generan más divisas. Está bien pero la soja en u$s 550/600 es un fenómeno transitorio, no pueden tomarse los beneficios transitorios como permanentes porque es un riesgo. Ahí se está incubando un problema.

En lo que va del año se redujo el déficit fiscal primario. ¿Hay que darle la derecha al Ministerio de Economía?

Sí, eso surgió en noviembre cuando el Gobierno se asustó con la brecha en 130% a fines de octubre (el blue había tocado los $ 195), y volanteó a la derecha. Es una virtud poder volantear antes del precipicio, cosa que no es muy propia de este Gobierno, en general ante la dificultad aumenta la velocidad, no volantea.

Ahí sí moderó el ritmo al que venía el déficit pero da la impresión que la coalición gobernante no es homogénea en ese pensamiento sino que más bien los días pares, cuando se asusta volantea, y cuando gana algo de confianza otra vez testea el guardrail, desafiando un poco el abismo. La soja le trajo u$s 8000 millones adicionales, y ahora el Fondo le va a dar $s 4400 de Derechos Especiales de Giro (DEG), pero todo el tiempo está testeando el guardrail de la izquierda porque todo lo que entra se lo quiere gastar. Ahora con los DEG una parte del Gobierno se los quiere gastar.

¿Ve encaminada la negociación con el Fondo?

El Fondo y el Club de París son algo más que primos, hasta diría que son las mismas personas. Por práctica, porque el Club de París no es un organismo formal, le delega la cuestión de la auditoría del programa al Fondo Monetario, entonces dice si hay un acuerdo con el Fondo, puedo extender los plazos, con la buena voluntad de que a nadie le conviene un default, ni al deudor, ni al acreedor. Entrar en default es un proceso traumático, Argentina ya lo transitó en la década anterior, y siempre es más caro para todo el mundo.

¿Fue un error no acordar con el FMI en el primer trimestre del año? 

Todavía no entiendo por qué no se hizo el acuerdo en octubre del año pasado, después la reestructuración con los privados en septiembre, ése era el momento. El Fondo vino y planteó tres cosas, corregir el déficit primario, que había subido por la pandemia de 0,5% a 6,5% del producto; no financiarlo exclusivamente vía emisión de dinero porque a la larga es inflación; y un régimen cambiario que no tenga la cantidad de distorsiones y de cepos rudimentarios que tiene hoy. Y más estructuralmente, planteó el régimen de pensiones, un régimen tributario que grave menos la producción porque es lo que genera riqueza, y un sistema de tarifas sostenibles. De octubre para acá se congelaron las tarifas y aumentaron impuestos.

¿Y por qué no se cerró a fines de año?

Lo fueron postergando, primero era octubre, después diciembre, luego lo pasaron a febrero, a abril y estamos en junio, antes de las elecciones no va a suceder y después no sé. No sé si fue un error no cerrarlo en noviembre, era una oportunidad y el Gobierno no explicó porque no se aprovechó ese momento. Si es porque hace falta un programa, bueno, el programa no es que hace falta por el Fondo, hace falta por la Argentina.

¿La deuda hoy es manejable o demasiado elevada?

La deuda argentina no es alta, ni impagable. La deuda con tenedores privados es inferior a 50 puntos del producto, la deuda total es algo así como 75 puntos del producto. El perfil de vencimientos está desahogado por dos o tres años sin vencimientos importantes.

Eso con los privados porque con el FMI está muy concentrada en los próximos años.

Exactamente, por eso hay que escalonar en el tiempo esos vencimientos. El problema de los acreedores, incluido el Fondo es cómo vamos a hacer para generar recursos, es decir, cómo vamos a hacer para crecer. Si tengo un problema inflacionario y como reacción cierro las exportaciones de carne, no va a crecer la Argentina. Ahora, si a la mañana decimos tienen que subir las exportaciones, al mediodía subimos los impuestos, y a la tarde cerramos las exportaciones de carne, no van a subir porque nadie va a invertir., además no sabés si vas a poder importar insumos o si te van a cerrar los mercados por un problema de stock local. 

Usted tiene diálogo con inversores extranjeros. ¿Cómo ven al país?

Me dicen que no ven cuál es el programa de desarrollo de Argentina. Más que el nivel de deuda o el perfil de la deuda es la capacidad de generar recursos. Si la reacción del Gobierno o de la política económica es financiar con emisión o más impuestos sobre una carga impositiva ya muy alta que termina bloqueando al sector privado, para financiar un gasto que llega a 40 puntos del producto, el mundo dice ¿cómo va a hacer para crecer este país. Hace diez años que no crecemos, hace diez años que no se genera empleo.

¿Se puede bajar impuestos en esta coyuntura?

Si bajo impuestos como medida aislada no, va a ser contraproducente. Otra cosa es en el marco de un programa donde digo voy a bajar impuestos, voy a conseguir créditos, voy a hacer un programa y eso va a permitir un acuerdo con el Fondo y no voy a prohibir las exportaciones de carne cada vez que pase algo, y tengo un plan antiinflacionario, y tengo un programa de empleo, que no se ve tampoco. La única reacción de la política pública al problema de la pandemia en el mercado laboral es prohibir despidos y duplicar las indemnizaciones, es decir, reprimir propuesta del Gobierno la caída. Lo único que crece es el cuentapropismo y el empleo público, es difícil así.

¿Por qué no se puede bajar la pobreza?

La pobreza es el fracaso de la política económica. No estoy hablando sólo de este Gobierno. De 1987 para acá, es decir casi toda la democracia, la pobreza en Argentina da en promedio da 36%. Cuando nos va mal sube a 40% o más, cuando nos va bien baja a 30%. Fue 42% en el segundo semestre del año pasado, el primer semestre de este año estará cerca del 45%. Cada vez que salen los índices nos escandalizamos y después nos olvidamos.

¿Qué escenario económico imagina post elecciones?

No voy a hablar de desenlace, pero sí de todos los problemas que acumulamos bajo la alfombra en el año electoral. Hacemos populismo tarifario y congelamos tarifas; hacemos populismo cambiario, atrasamos el tipo de cambio; populismo financiero, postergamos la conversación con el Fondo; populismo tributario, le bajamos impuestos al 10% de mayores recursos y subimos Ingresos Brutos al 40% de menores recursos. ¿Qué hacemos el 15 de noviembre, con todo eso que está debajo de la alfombra? El déficit fiscal está en velocidad crucero, son 4 puntos del producto que hay que financiar.

¿La agenda 2022 es ordenar las cuentas y tener un programa económico?

 

Lo que digo es lo siguiente, la autoherencia del 2021 es peor que la presunta herencia del 2019. El producto per cápita es inferior, el consumo es inferior, la inflación va a ser semejante, la pobreza en el orden del 45%, con desequilibrios macroeconómicos, la emisión arriba de 4 puntos del producto y además atraso cambiario y atraso tarifario, que no había en 2019. Hay que tener un plan para desactivar esas inconsistencias y poder volver a crecer.

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