Ingresos Brutos, un impuesto difícil de ser reemplazado

Ingresos Brutos, un impuesto difícil de ser reemplazado

Se trata de cargas distorsivas que terminan soportando los consumidores y que a los gobernadores los atraen por el rendimiento recaudatorio.

 

Si hay dos impuestos que las empresas y los contribuyentes en general consideran distorsivos son el Impuesto a los Créditos y Débitos bancarios y el Impuesto sobre los Ingresos Brutos. El primero opera a nivel nacional y el segundo, a nivel provincial, es decir, participa de los impuestos denominados subnacionales, donde también juegan las tasas retributivas de servicios que aplican los municipios y que dejaron de ser un tema menor.

De este abanico impositivo vale la pena sintetizar a qué se apunta con los subnacionales, según los lineamientos esbozados por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.

Ingresos Brutos es un tributo que se aplica en todas las etapas: Producción Distribución Comercialización. Y dentro de éstas en las etapas que las componen. Es decir cada etapa, en la producción por ejemplo, paga el impuesto y produce acumulación al trasladar la carga del impuesto a la etapa siguiente. Esto quiere decir que las compras de materia primas o de insumos en general vienen incididos con el impuesto y como no se discrimina (como en el IVA que es crédito fiscal) forma parte del precio de compra del adquirente y por ende del costo del productor o fabricante lo que hace que se incremente el precio de venta; cuanto más etapas se necesitan para fabricar un producto más acumula, lo que hace depender al precio del largo de la cadena productiva. 

Por eso las empresas que tienen posibilidades económicas tienden a integrarse para abreviar etapas y mejorar el precio final lo que implica desplazar del mercado a las pequeñas empresas o que estas se tornen marginales para subsistir.

Hay dos impuestos que no producen acumulación: el impuesto a las ventas minoristas (porque se grava la última etapa) y el IVA porque el impuesto contenido en las compras es crédito fiscal para la etapa siguiente, el que no puede descargarlo es el consumidor pero la carga es menor al no existir acumulación.

Por eso se analiza la eliminación de Ingresos Brutos y reemplazarlo por ventas minoristas o un IVA provincial o IVA mochila. El tema es que para lograr la misma recaudación de Ingresos Brutos (recordemos es el 75 a 80% de los recursos provinciales) la alícuota debería ser muy alta. 

Pero además Ingresos Brutos como no puede detraerse del precio genera la exportación de impuestos a través del precio en las ventas al mercado externo y mucho más en caso de provincias como Misiones que expresamente grava con el impuesto a las exportaciones agravando más el problema. Un despropósito. Esta situación no se produce ni con el IVA (exportaciones exentas y devolución de los impuestos pagados en el mercado interno) ni con un impuesto a la venta minorista (no grava producción ni exportaciones).

La cuestión pasa por evaluar si lo recaudado con estos impuestos a nivel provincial satisface el gasto público de cada jurisdicción, al que hay que sumarle la coparticipación.

En el mientras tanto parecería ser que la idea es depurar Ingresos Brutos de los aspectos más distorsivos y uno de ellos acaba de ser frenado por inconstitucional por la Corte, aunque después de más de 15 años que se practicó: cobrar alícuotas diferenciales a sujetos de extraña jurisdicción o sea como el industrial que vende en determinada provincia no tiene establecimiento en la misma se le cobraba una tasa más alta de impuesto, una verdadera aduana interior a contramano de la Constitución.

Pero también es necesario armonizar las alícuotas del resto de las actividades y fundamentalmente homogeneizar la copiosa cantidad de regímenes de recaudación, retención y percepción que se superponen y que por las alícuotas que aplican prácticamente anticipan el pago del impuesto, generando grandes cantidades de saldos a favor que perjudican financieramente al contribuyente en tanto que a la par la respectiva jurisdicción, al no devolver esas sumas en tiempo oportuno, se financia a una tasa de 0%.

En estos momentos, María Eugenia Vidal, Alfredo Cornejo, Juan Schiaretti y Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, buscan reducir las alícuotas y como contrapartida incrementar el impuesto inmobiliario tratando de hacer más progresivo su sistema tributario. No hay que olvidar que II.BB. es un impuesto al consumo que soporta el consumidor y que a los gobernadores los atrae por su rendimiento recaudatorio.

A nivel municipal las tasas de servicios también se hacen sentir, pero esas merecen un capítulo aparte.

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