Por Macarena Ramírez

 

 La coincidencia es prácticamente unánime entre peronistas que gobiernan distritos de la provincia de Buenos Aires: lo único que tienen garantizado para la campaña 2023 es la obra pública, que empujan los ministros Gabriel Katopodis (Obras Públicas) y Leonardo Nardini (Infraestructura), intendentes en uso de licencia de San Martín y Malvinas Argentinas, respectivamente. Al menos por el momento, ninguno prepara las valijas para volver al pago chico, como acaba de hacer Juan Zabaleta, que dejó Desarrollo Social para regresar a Hurlingham, y como especulan otros. Ambos tienen el respaldo de sus pares, quienes los ven como “garantes” de la obra pública, la bala de plata para defender los territorios de la ola amarilla que -no lo ocultan- se avecina.

 

Nada garantiza una mejora de la economía, pese a la impronta que Sergio Massa le puso al Ministerio de Economía, y la inflación anual de tres dígitos destroza el bolsillo de las mayorías. Tampoco hay buena señal en la lucha contra la inseguridad en los grandes centros urbanos. Esas son las dos principales preocupaciones de los habitantes del conurbano.

 

Por eso la obra pública cobra una relevancia aún mayor. Los distritos bonaerenses están “saturados de obras”. Un jefe comunal del interior contó a Letra P que ya no tiene empresas para poner a trabajar porque están “todas a full”. En el conurbano florecen trabajos bajo vías, asfaltos, obras hidráulicas, cloacas, en el espacio público, puentes, y sigue la lista. Katopodis y Nardini garantizan dinamismo en la gestión.

 

 

Ambos tienen vínculo aceitado y fluido con sus pares por ser miembros de la misma tribu; entienden sus necesidades y preocupaciones porque conocen de primera mano la gestión. Además, ambos participan de las mesas de rosca bonaerense y tienen trato constante con el presidente del PJ, Máximo Kirchner.

 

“En 2023 va a haber más obra pública que nunca”, dijo Katopodis en el Congreso en el marco del tratamiento del Presupuesto y detalló que los fondos asignados para el próximo año casi alcanzan el billón de pesos. Nardini trabaja junto al gobernador Axel Kicillof: puntean con intendentes las necesidades para el año electoral y busca mecanismos para gambetear la burocracia.

 

 

Convertidos en garantes de algo que mostrar al electorado, en ambos campamentos sostienen que seguirán en sus cargos ejecutivos y no volverán a gestionar sus distritos en la previa electoral. “No se pueden vaciar los gabinetes y menos en un año electoral; van a estar muy metidos en sus distritos durante la campaña, pero sin dejar los cargos, al menos esa es la idea hoy”, resumió alguien cercano a Nardini. Katopodis fue contundente ante la pregunta de si volverá a San Martín: “La respuesta es no”, dijo en una entrevista en Futurock.

 

Efectivamente, ante las consultas realizadas por este portal las respuestas para los dos casos son similares. Los funcionarios van a estar el próximo año muy metidos en la campaña distrital; Nardini, acompañando a la interina Noelia Correa, y Katopodis, a Fernando Moreira, más allá de quien sea finalmente el candidato o candidata para intentar retener la intendencia.

 

San Martín y Malvinas Argentinas son distritos ordenados políticamente donde quienes quedaron al mando del gobierno municipal responden a los intendentes titulares. No los apremia la vuelta, aunque, a veces, los tiente.