Habrá cortes programados de gas y en el Gobierno hablan de un esquema de autorregulación

Como consecuencia del alza del precio internacional del GNL, el Poder Ejecutivo está negociando con la UIA un esquema "voluntario" para cortes programados de gas. La medida fue ratificada también por José Ignacio de Mendiguren, presidente del BICE

 

El equipo económico del Gobierno nacional da por descontados dos hechos que impactarán en los niveles de producción y en la distribución del ingreso. Por un lado, fuentes oficiales reconocieron que la inflación de este año será, como mínimo, del 50 por ciento. Y por otro, asumieron que habrá cortes programados de gas a las industrias ante la escasez de dólares para la importación.

“Se está trabajando en un esquema de autorregulación”, indicaron desde Gobierno. Este panorama se dio a conocer el mismo día en que el Poder Ejecutivo presentó el Plan Argentina Productiva 2030, elaborado en el seno del Consejo Económico y Social.

El año pasado, el millón de BTU registró un promedio de 8 dólares. Para enero, ya se había triplicado, situación que empeoró con el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania. Lo que sucede con el precio internacional del gas es un tema medular, que también impacta en las negociaciones con el FMI.

La semana pasada, tras la aprobación del acuerdo por parte el directorio del organismo, un funcionario del Banco Central reconoció ante BAE Negocios que ya se había “pactado con el FMI el primero waiver a raíz del alza del precio internacional de la energía”, que tendrá una incidencia directa en la cuenta de los subsidios. Es decir, no se podrá cumplir la meta de reducción de las transferencias en el orden del 0,6 por ciento del PBI.

Pero el waiver será el menor de los inconvenientes, ya que habrá faltante de gas. “Nos estamos preparando para un posible escenario de escases. Lo que tenemos que importar de GNL equivalen a construir dos gasoductos. Estamos viendo qué industria puede parar y cuál no”, indicaron desde el equipo económico.

Este escenario fue ratificado por José Ignacio De Mendiguren, presidente del BICE y dirigente de la Unión Industrial Argentina. “No es solo un problema energético nuestro. Lo que se hace es programar y priorizar sectores. Si se puede prever, cada fábrica sabrá cuándo tiene que apagar su caldera para que no lo sorprenda algún corte”, manifestó durante un reportaje en el programa Tarde sin Fondo por FM La Patriada. A su vez, confirmó que la UIA está elaborando una suerte de plan voluntario de posibles cortes para presentarle al Gobierno.

En este escenario, el otro problema que parece no encontrar una solución de fondo es la guerra contra inflación y el alza de los precios de los alimentos. Según confían desde el Poder Ejecutivo, las últimas medidas implementadas, como por ejemplo el Fideicomiso del trigo, solo “morigerarán” el alza de precios. “Nuestro objetivo es que la inflación no se dispare al 60 o 65 por ciento y que pueda estabilizarse en los 50 puntos”, sostienen desde un sector del equipo económico.

De ser así, serían dos años consecutivos con una variación de precios por arriba de los 50 puntos. En la óptica de una parte el equipo económico, la alta inflación no limitaría ni las inversiones ni la creación de empleo, tal sucedió durante el año pasado. Pero sí jugaría en contra de la distribución del ingreso. Los datos de pobreza que difundirá el Indec esta semana serán un fotograma del complejo escenario social.

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