Guzmán insistirá en que los acuerdos con el FMI y el Club de París pasen por el Congreso

Guzmán insistirá en que los acuerdos con el FMI y el Club de París pasen por el Congreso

Luego de renovar su autoridad como negociador de la deuda, el ministro de Economía quiere cimentar políticamente los eventuales pactos con esos organismos, para que sean creíbles a largo plazo.

Renovada su autoridad de negociador de la deuda, Martín Guzmán quiere que el Congreso sea participante tanto del potencial acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), como con el Club de París, cualquiera sea la profundidad de ambos.

El ministro de Economía sabe que en ambos organismos se les requerirá apoyo político de peso para que los planes de pago de largo plazo sean creíbles y consistentes y la única manera seria para lograr esto es que ambos estén avalados por el Congreso. La necesidad de tener algún tipo de compromiso de la clase dirigente fue expuesta desde fines del año pasado por parte del organismo que maneja Kristalina Georgieva, cuando las negociaciones por un Facilidades Extendidas avanzaban seriamente, y hace unas semanas por algunos de los jefes de gobierno con los que se cruzó Alberto Fernández. En especial Angela Merkel; quien, con mucha diplomacia, mencionó la necesidad de tener mayor previsibilidad en la economía argentina.

Guzmán estaba convencido desde el primer momento en que comenzó a discutir alternativas con el FMI que el apoyo legislativo era imprescindible, y las novedades de los últimos tiempos sólo terminaron de fortalecer su convicción. El problema que surgió para su estrategia, fueron los cuestionamientos públicos de parte del “ala dura” de la coalición gobernante, que limitó su capacidad de acción y negociación ante el FMI. Especialmente en cuanto a las características del Facilidades Extendidas que venía discutiendo. La nueva realidad de una tregua/ pacto/ acuerdo directo con el kirchnerismo rehabilitó la posibilidad de incluir al Congreso en las negociaciones con ambos organismos.

El gobierno quiere ir más allá, e intentará algo aún más importante y superador. E inédito para la historia de la tan complicada economía argentina. Que el acuerdo sea aprobado también por la oposición. Incluyendo a Juntos por el Cambio. Descartando que contará con los bloques del oficialismo y de los habitualmente aliados, Guzmán buscará personalmente el apoyo crítico de los opositores radicales y macristas; intentando lo imposible en estos tiempos: saltar la grieta. Y conseguir así la seriedad suficiente ante el mundo financiero, para que los mercados se convenzan de que hay una nueva realidad y de largo plazo para que cuando llegue la hora dentro de cuatro años esté la posibilidad de conseguir financiamiento para poder cumplir con los pagos a los que el país se comprometa.

La base sobre la que negocia hoy Guzmán con el FMI es un Facilidades Extendidas a 10 años, con un plazo para comenzar a pagar los u$s 44.700 millones que se deben al organismo en 4,5 años después de haber firmado el acuerdo, con un plan de metas fiscales y monetarias que lleven a un equilibrio sustentable en un mediano plazo (no menos de tres años) y la aceptación de misiones del FMI anualizadas.

Como contrapartida, el ministro considera imprescindible incluir la cláusula por la cual si se modificara el estatuto del Fondo sobre los límites temporales de los acuerdos de Facilidades Extendidas a más de 10 años; automáticamente Argentina debería ser incluida en la mejora. Guzmán quiere garantizar que el FMI aplique una reducción en las tasas de interés y que es cierta la posibilidad de reducir los sobrecargos por incumplimiento del stand by. La reducción sería importante: de 4,03 se pasaría a pagar un 2,03%.

También se tendrá que incluir en el acuerdo la alternativa de aplicar una refinanciación de los pagos anuales, en el caso que Argentina cumpla en los ejercicios previos las metas económicas y financieras pactadas con el Fondo. El “ala política legislativa dura” del oficialismo aceptará como una consecuencia inevitable la llegada a Buenos Aires de misiones anuales del FMI; pero con condiciones más políticas que económicas. Una alta fuente del oficialismo legislativo lo describió de este manera: “que el FMI muestre en su visita al país la misma buena fe que nos pide a nosotros. No queremos un show de desprestigio en las fiscalizaciones de Buenos Aires”.

El ministro y el staff negociador del Fondo están discutiendo además, que en el acuerdo se incluya también la alternativa de que los compromisos que se acuerden con el organismo financiero internacional a liquidar en el futuro, podrán no ser ejecutados con reservas o el saldo de la balanza comercial sino con el propio refinanciamiento del FMI. Y para que esto ocurra, lo único que tendrá que hacer el país es cumplir las pautas que se acuerden para cerrar el Facilidades Extendidas que se renegocia. Guzmán sabe que hoy el FMI acepta visiones heterodoxas, quizá por primera vez en su historia.

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