El primer capítulo de la negociación por el Presupuesto, la Corte, la Legislatura y el PJ bonaerense fue golpe por golpe con propios y ajenos.
Por José Maldonado.
El primer capítulo de la gran paritaria que abrió Axel Kicillof por el Presupuesto 2026 y el reparto de poder en Buenos Aires arrancaron con fuego cruzado. El gobernador enfrentó esta semana resistencias desde el kirchnerismo, reclamos de la oposición y una pulseada acelerada por el control del PJ bonaerense con Máximo Kirchner. Esta vez no tiene margen para retroceder.
La discusión formal comenzará la semana que viene, cuando la Cámara de Diputados convoque a sesionar para darle estado parlamentario al Presupuesto, la ley fiscal y el endeudamiento. Pero la negociación ya empezó en los hechos y esta semana dejó en claro que no será sencilla. La carta de Cristina Fernández de Kirchner cuestionando el desdoblamiento electoral, la respuesta de los intendentes del Movimiento Derecho al Futuro posicionando a AK como el líder de una construcción nacional y las primeras resistencias al proyecto presupuestario, marcaron una semana de alta tensión.
Axel Kicillof puso primera
Como contó Letra P, el paquete de negociación es amplio y de peso. Incluye las leyes de presupuesto, fiscal y endeudamiento, la presidencia y vices de la Cámara de Diputados, autoridades de bloque en ambas Cámaras y cargos en organismos como el Banco Provincia, el Consejo General de Cultura y Educación y la Tesorería. También, la presidencia del PJ bonaerense, ya que el mandato de Kirchner termina el 18 de diciembre, los cuatro cargos vacantes en la Suprema Corte bonaerense y el gabinete bonaerense, integrado por figuras de los tres espacios políticos.
Kicillof puso primera el lunes con la presentación del Presupuesto 2026 en un clima que ya estaba caliente. El jueves anterior, Cristina había publicado una carta en la que responsabilizó al gobernador por la derrota del 26 de octubre. El viernes, Kicillof reunió a los intendentes del MDF en el Parque Pereyra Iraola para pedir que no se enreden en discusiones internas.
Pero el lunes, al terminar la presentación del Presupuesto, llegó la primera señal de las hostilidades que se vienen: Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y referente de La Cámpora, se plantó ante los periodistas en Gobernación solo para remarcar que el gobierno bonaerense no había mostrado los números del Fondo de Fortalecimiento para municipios, el eje habitual de las negociaciones.
La rosca con los intendentes
El proyecto de AK tiene un pedido de endeudamiento por 1.990 millones de dólares y por primera vez Kicillof ató el fondo para intendentes a un porcentaje de esa deuda a tomar, que su gestión necesita como un tubo de oxígeno para sobrevivir en 2026. Si se aprueba el endeudamiento completo, los municipios recibirían unos 160 millones de dólares para obras de infraestructura, equivalente al 8% del total. Pero el formato generó un rechazo que fue creciendo durante la semana.
Intendentes de casi todas las tribus plantean que el fondo no debería estar atado al endeudamiento y, en cambio, reclaman un monto fijo con actualización. Solo los intendentes del MDF respaldan el esquema propuesto por Kicillof. La frase de Mayra Mendoza dio señales de cómo se va a plantar La Cámpora en la negociación. El año pasado, los legisladores de la agrupación que conduce Máximo Kirchner fueron señalados por el kicillofismo como los que contribuyeron al fracaso de la negociación en la Legislatura bonaerense. Este año, todas las miradas están puestas ahí.
Esta vez, Kicillof no tiene margen para repetir esa maniobra de dejar caer la negociación y prorrogar el presupuesto. La caída de la recaudación en el actual contexto de crisis, y la merma de fondos nacionales, pone al gobierno bonaerense en la necesidad de conseguir autorización para ese endeudamiento para encarar un 2026 sin sobresaltos.
La Cámpora y el PJ Bonaerense
El PJ bonaerense es el otro frente que se encendió esta semana. Máximo Kirchner avisó que quiere seguir al frente del partido y acusó a Kicillof de haber roto un acuerdo que -según su versión- había cerrado con Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa al momento de negociar las listas para el 7 de septiembre. En Gobernación lo niegan y aseguran que nunca hubo un pacto de ese tipo. La discusión quedó abierta y atraviesa de lleno la negociación por el Presupuesto.
Fue uno de los coroneles políticos de Kicillof, Andrés Larroque, el que se ocupó de meter ruido esta semana en ese frente. El ministro bonaerense reclamó que el mandato de Kirchner vence el 17 de diciembre y pidió que el PJ bonaerense tenga una conducción “dinámica, comprometida con el gobierno de la provincia”.
En el entorno de Kicillof dicen que la conducción del PJ no puede seguir atada a la lógica de construcción de poder de MK y que el recambio es parte del proceso político que viene. La disputa no es solo simbólica: el partido provincial es el botín central en la pulseada entre Kicillof, Máximo y los intendentes que ya se preparan para el tablero de 2027.
La Suprema Corte en la mira
La pelea por el PJ bonaerense amenaza con complicar un gran acuerdo que busca el peronismo provincial por los sillones vacantes en la Suprema Corte bonaerense. En la negociación, Kicillof, Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner podrían repartirse tres lugares y dejaron una cuarta vacante para acordar con la oposición. El objetivo es cerrar el paquete antes del recambio legislativo de diciembre, pero el ruido interno entre el gobernador y La Cámpora empieza a tensar también ese tablero.
En paralelo, la oposición empezó a marcar condiciones. Desde el radicalismo y el PRO anticiparon que no avalarán un endeudamiento “a libro cerrado” y reclaman precisiones sobre el destino de los fondos. En Juntos también miran la interna peronista: saben que cualquier fisura entre Kicillof y La Cámpora puede debilitar la negociación y buscan sacar ventaja en la discusión por las partidas y las obras.






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