El 15N del Frente de Todos tiene una sola certeza: ninguno quiere romper

El 15N del Frente de Todos tiene una sola certeza: ninguno quiere romper

A diferencia de las PASO, la alianza oficialista llega a las legislativas de este domingo preparada para una derrota. El debate ahora apunta más a las políticas que al cambio de nombres. Buscan el “cuidado institucional”.

Por: Rosario Ayerdi.

“La pregunta para el 15N es si alguno quiere romper”, dice uno de los hombres con acceso a la Quinta de Olivos. Quizás en la respuesta esté la única certeza que hoy hay en el Frente de Todos: ninguno de sus principales dirigentes está dispuesto a dejar la alianza que gobierna.

Esta vez, y a diferencia de la noche de las PASO, el oficialismo está preparado para la derrota. Lo que esperan los dirigentes del Frente de Todos es que este domingo 14 de noviembre no se amplíe la diferencia en comparación con el resultado del 12 de septiembre. Esta es la meta para la provincia de Buenos Aires en donde ya avisaron que no contrataron bocas de urna. Después de las internas, no confían en los números que circulan durante el día de los comicios. Esperarán el cierre de la votación para comenzar a entender cómo terminará la noche.

“No habrá mucha diferencia con respecto a septiembre. Nuestros ‘amigos’ dirán que fue culpa de Sergio Berni, nosotros habremos comprobado que los intendentes ya no tienen el poder de fuego territorial que decían. En cualquiera de las dos realidades, nosotros nos tenemos que concentrar en relanzar el gobierno con un plan de recuperación y no enredarnos en debates palaciegos”, dicen desde el círculo íntimo del gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Los hechos de inseguridad, con el crimen del kiosquero Roberto Sabo en la pelea final de la campaña, hace aún más impredecible el resultado.

Desde mañana lunes se abren dos caminos. El primero tiene que ver con la reacción inmediata del Presidente ante el resultado. Y el segundo con la discusión interna que se abrirá para sostener la unidad los próximos dos años.

Sobre la reacción de Alberto Fernández en su entorno aseguran que dependerá mucho del porcentaje que la alianza oficial termine sacando. “Si el resultado es el mismo, Alberto es partidario del siga siga”, dice un dirigente cercano. Un escenario de derrota similar al de las PASO después de semanas de enfrentar una agenda negativa no traería fuertes cambios. “Los cambios de política y de nombres ya se hicieron en septiembre. Pero si la derrota en vez de ser por cuatro puntos es por nueve no quedarán dudas de que los movimientos no fueron suficientes”, admiten.

El jefe de Estado se resistía a cambiar los funcionarios después de las internas. En la discusión con la vicepresidenta, Cristina Kirchner, sostenía que la derrota en noviembre sería irreversible por lo que los movimientos debían hacerse tras la elección general. Ahora no evalúa más cambios y maneja un “moderado optimismo”.  

De la reacción del Presidente dependerá la reacción de los otros socios. Sobre todo, la de Cristina. La crisis política generada en la semana del 13 de septiembre tuvo que ver con diferencias al rumbo a tomar.

¿Hacia dónde querrá ir la vicepresidenta esta vez? Ningún dirigente de peso de la alianza se atreve a anticiparlo, pero en su entorno dan algunos indicios: su participación en el cierre de campaña y su presencia en el Complejo C la noche de la elección dan cuenta de que sostendrá la alianza en la que porta el paquete accionario mayoritario.

La discusión ya no será por los nombres, sino que será sobre hacia dónde irá el Gobierno en los próximos dos años y cómo se sostendrá la unidad. Por eso, incluso desde la intimidad de la presidencia del Senado, descartan ahora cambios en el gabinete económico. Por lo menos hasta que la negociación con el FMI esté firmada.

Uno de los ministros más cercanos al Presidente asegura que esta vez se garantizará “el cuidado institucional”. Todos los sectores entienden la debilidad política que afronta el Gobierno. “También lo entendió Cristina, pagaron mucho costo ante la sociedad y ante el peronismo”, dice un funcionario sobre las renuncias públicas y la carta de la vicepresidenta que generó la mayor crisis política que debió afrontar Fernández.

Diálogo. Más allá de la convocatoria pública y que más adelante pueda haber un llamado formal, en el propio Gobierno ahora le bajan el tono al diálogo con sectores opositores. “¿Darles espacio para discutir sobre qué?”, se pregunta un hombre de confianza del Presidente. Y admite que primero deberán ponerse de acuerdo entre los socios de la alianza sobre el rumbo.

Sin embargo, Sergio Massa insistirá en la convocatoria  “aunque la oposición no quiera”. “Hay que poner a Juntos por el Cambio en la posición de definir si se sienta o no ¿Todos sus referentes van a decir que no al diálogo?”, se pregunta.

Para el líder del Frente Renovador el 15 de noviembre se deben mostrar tres caminos: equilibrio político, orden económico y un llamado a un acuerdo nacional.

Uno de los dirigentes que más conoce al Presidente cuenta que Fernández es optimista cuando habla sobre los próximos dos años de gobierno. Está convencido de que lo que no pudo hacer fue por la pandemia y se siente más golpeado por la gestión que afrontó durante el coronavirus que por las internas políticas. Asegura que le dolió la foto del cumpleaños de Fabiola Yañez por no entender en aquel momento que esa cena se convertiría en una falta grave. Quiere seguir siendo un “ciudadano común” a pesar de que ocupa la Presidencia. Es su entorno el que ahora hace cumplir protocolos sanitarios y de seguridad. A partir de la imagen que más dañó su gestión, quien entra a Olivos debe dejar el celular en el ingreso.

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