Frente de Todos, entre la euforia y la incertidumbre

El búnker de Fernanda Raverta en el Club Peñarol repitió el clima festivo de las PASO, pero la celebración no pudo ser completa. Así lo vivió 0223. 

 

Sensaciones encontradas se vivieron en el búnker de Frente de Todos, donde Fernanda Raverta no reconoció públicamente la derrota pero se presentó para celebrar la victoria de Alberto Fernández y Axel Kicillof a nivel nacional y provincial. 

Al igual que en las PASO de agosto, el microestadio "Domingo Robles" del Club Atlético Peñarol fue el epicentro elegido para el encuentro de los seguidores del Frente de Todos. Con una organización prolija y que repitió estética y comodidades, el clima fue altamente festivo pese la incertidumbre vivida en la elección local. La cautela fue explícita en todos. "Ganamos en los barrios, perdemos en el centro, la lógica", contaba un dirigente por lo bajo que ya tenía algunos resultados negativos.

A las 21.58, más temprano de lo imaginado, Fernanda Raverta apareció por un largo pasillo entre la multitud, saludada con afecto y en modo "rockstar" para subir al escenario donde la esperaban todos sus compañeros de militancia. Allí, la diputada nacional -contra los números oficiales que hablaban de derrota parcial por cuatro puntos- sorprendió y, tras felicitar a las fórmulas nacionales, declaró que estaban "un punto abajo" de Guillermo Montenegro, según explicó luego en base a tener más mesas escrutadas hasta entonces. "Esperaremos hasta el último sobre de la última urna de la última escuela", sostuvo con énfasis y optimismo Raverta.

La candidata a intendente del Frente de Todos comenzó su jornada electoral desayunando temprano con sus hijas Victoria (20) e Inés (18) en su casa del barrio Villa Primera, para luego reunirse con los fiscales en el Centro Cultural La Casa de Enfrente y dar las últimas directivas. Antes del almuerzo, paseó por la costa y luego retornó a su hogar para esperar los resultados electorales.

Desde temprano la esquina de Garay y Santiago del Estero tuvo alta concurrencia. Una pantalla de 20 paneles led colocada en la vereda, y un vallado que sólo duró un par de horas ya que a las 19 personal de tránsito decidió cortar la circulación de vehículos desde una cuadra a la redonda. Tres puestos de choripán sobre cada esquina, otros dos de venta de merchandising peronista, vendedores ambulantes con banderas y gorros de Argentina, generando un clima similar al vivido días atrás en el cierre de campaña llevado a cabo en la Rambla.

Adentro, el calor y la humedad fueron subiendo con el paso de las horas. Parejas, grupos de amigos, familias de todas las edades se acercaron y ubicaron en las dos tribunas laterales y en el amplio parquet. Todos con globos celestes y blancos, banderas de diversos tamaños, remeras con la imagen de Evita y Cristina. Primaron las selfies y las filmaciones de los momentos más altos de la noche. Desde la llegada de las Abuelas de Plaza de Mayo, pasando por el canto de "Fernanda intendenta" que rompió el hielo a las 19.40 tras las primeras palabras del presentador Mario Gianotti, o el aplauso cerrado por la memoria de Néstor Kirchner en la conmemoración del noveno aniversario de su fallecimiento. 

Pasadas las 20, casi sin aire en el ambiente, el microestadio estuvo repleto. "Que no entre más nadie, que no entre más nadie", fueron las palabras de un organizador a personal de seguridad, que cerraron el portón que da a Santiago del Estero. 

El denominador común fue la ansiedad por la espera. Las claras definiciones a nivel nacional y provincial distaron de parecerse a lo sucedido en General Pueyrredón. Cuando el ministro Rogelio Frigerio, a las 21 apareció en la inmensa pantalla para dar los primeros resultados oficiales, el público estalló en un festejo aunque también causó cierta sorpresa la diferencia entre Alberto Fernández y Mauricio Macri, menor a la esperada. 

Tras las palabras de Raverta a su gente, el gimnasio de Peñarol redujo notoriamente su convocatoria. Un clima de derrota con consuelo, podría decirse. Felicidad por las victorias de Fernández y Kicillof, reconocimiento a la gran elección realizada por el peronismo, aunque la escasa diferencia también generó esa sensación de "qué poco faltó".

Sin embargo, en la calle fue todo una fiesta. Murgas, agrupaciones, jóvenes en amplio número aunque también adultos mayores, se adueñaron del festejo con percusión y cantos. Algunos con botellas de vino en sus manos, otros con instrumentos, celebraron tanto el final de cuatro años de macrismo, y el retorno del peronismo a lo más alto del poder nacional. En definitiva, democracia pura. 

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