Fariña apunta a Echegaray, Jaime, Schiavi y Baratta

Fariña apunta a Echegaray, Jaime, Schiavi y Baratta

El arrepentido en la causa de la ruta del dinero detalló a Clarín cómo era el sistema de recaudación ilegal K.

Desde su domicilio custodiado por el Gobierno, el primer arrepentido en un caso de corrupción, Leonardo Fariña, le contó a Clarín qué funcionarios del gobierno kirchnerista eran clave para que funcionara “el plan sistémico de vaciamiento de las arcas publicas”, tal como él mismo lo describió ante el juez Sebastián Casanello.

Uno de los primeros apuntados es el ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray. “Como para justificar el egreso de tamañas cifras –de los retornos en cada contrato– las empresas constructoras debían emitir montañas de facturas truchas, usualmente solicitaban al receptor de ese dinero protección frente a Echegaray, puesto que de no hacerlo –y enterado el titular de la AFIP de un pago en el que lo habían dejado afuera– mandaba a un ejército de inspectores a allanar al contratista emisor de esas facturas. Si no llegaban a un ‘arreglo’, debían enfrentar causas en lo penal tributario”, explicó Fariña.

Como ya se dijo, las coimas que al parecer masivamente pagaban los contratistas eran equivalentes al anticipo que cobraban por la obra en cuestión. “El artificio del anticipo fue una creación de Kirchner. La ley de obras públicas contemplaba para algunos casos un sistema de acopio de materiales, para congelar los precios de los insumos y evitar posteriores aumentos en los costos. Los kirchneristas reemplazaron ‘acopio’ por ‘adelantos financieros’, que consistían en un pago inmediato de entre el 10 y el 20 por ciento del valor del contrato, justificado legalmente con el fin de ‘ayudarlo financieramente con la puesta en marcha de la obra.’ En realidad ese monto era el que debía abonarse en concepto de retorno”.

Según afirma el ex cerebro financiero del gripo Báez, usualmente esas coimas se les pagaban a los secretarios de Estado dependientes de Julio De Vido. “Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi, Roberto Baratta y José López”, enumera. “Ellos cobraban y le llevaban la plata a De Vido o directamente a Kirchner”.

Hasta ahí, el circuito general. Pero el saqueo se multiplicaba a través de los contratistas “amigos”. “Son innumerables los casos donde Báez tomó las obras, cobró el anticipo financiero y la obra jamás la ejecutó, sin devolver tampoco ese anticipo. Sobre todo en Chaco. El no sólo operaba a través de Austral Construcciones, sino que además compraba empresas constructoras en todo el país con buena capacidad de contratación en el Registro de Constructores de Obras Públicas, y que se encontraban muy endeudadas o literalmente fundidas.” Pero ni aún así el latrocinio estaba completo. “El sobreprecio en las obras supera el anticipo financiero, ya que las empresas adjudicatarias también debían emitir pagos a los responsables de diversas entidades que actuan como organismos de contralor, tales como la AFIP, el Banco Central y la UIF. Obviamente, sin dejar de la lado a la imprescindible Cámara Argentina de la Construcción, con Carlos Wagner a la cabeza”, dispara Fariña.

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