Esta noche un rumor conmocionó la primera línea del Gobierno. Cristina Kirchner evalúa seriamente disponer la estatización del 51% de las distribuidoras Edenor y Edesur, las empresas eléctricas que tienen a cargo el servicio del área metropolitana, donde hubo miles de cortes durante la última ola de calor.

La versión, no confirmada por las propias distribuidoras, indica que el anuncio incluso podría concretarse mañana y estaría a cargo del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich y los ministros de Economía, Axel Kicillof y de Planificación, Julio de Vido.

Según estas versiones ya estaría avanzada también la decisión de ubicar a la mano derecha de De Vido, el secretario de Coordinación, Roberto Baratta, al frente de Edenor.

La versión, en caso de confirmarse revelaría que Cristina ha decidido fugar hacia adelante en los múltiples desafíos que le plantea una realidad que da cuenta del agotamiento de su "modelo" económico.

Es que la versión de esta estatización coincide con la decisión de dar de baja la suba del aumento de la base imponible del impuesto a los bienes personales -disfrazada de una actualización a precios de "mercado" del tributo-.

Es decir, frente a un nuevo intento de ajuste, en medio de una caída pronunciada de la recaudación y un aumento del déficit, Cristina elija postergar toda decisión que implique un ajuste.

En el mismo sentido, en el caso de las eléctricas, más que recomponer tarifas para que puedan realizar las inversiones necesarias, Cristina estaría inclinándose por fugar hacia adelante con una estatización de resultados inciertos.