Vamos Corrientes se impuso por valores que ahuyentaban el fantasma de la segunda vuelta, con más del 50% de los votos. Así, Juan Pablo Valdés sucederá a su hermano. El frente libertario terminó muy lejos de las expectativas y el resto de la oposición quedó fuera de competencia
PorJuan A. Bracco
Corrientes es la tierra del chamamé. Pero el valdecismo cerró la elección con paso de chacarera: primera y adentro. Los datos de anoche muestran que el binomio Juan Pablo Valdés - Pedro Braillard Poccard obtuvo un porcentaje de votos que les permitió consagrarse como ganadores sin necesidad de balotaje en las elecciones para gobernador.
Pese a la muy lenta carga de datos oficiales (para la medianoche se habían publicado apenas el 27% de las mesas escrutadas y la web del escrutinio provisorio funcionaba con intermitencias), el oficialismo salió a celebrar un triunfo contundente que ubica a Juan Pablo como sucesor de su hermano Gustavo al frente del Ejecutivo provincial.
El mérito se lo lleva Gustavo Valdés. Fue el arquitecto de esta construcción política que remoza un esquema con 20 años en el Gobierno.
La estrategia del gobernador se impuso pese a tres factores clave. Se trata de dos fracturas internas. La más importante, la de Ricardo Colombi, el dirigente que fuera su mentor. La secundaria, el pase de Pedro “Perucho” Cassani a las huestes libertarias. La alianza forjada en 2001 en torno a la UCR se desgajaba.
Los germanos Valdés junto a los gobernadores Alfredo Cornejo y Leandro Zdero, quienes llegaron a Corrientes para celebrar el triunfo oficialista
A esto se sumó un elemento externo: el rechazo de LLA a conformar con el Gobernador una alianza en Corrientes. De allí que este párrafo del discurso que dio esta jornada comicial haya sido dicho en la provincia, pero pensando en Buenos Aires: “Somos las provincias argentinas las que juntos creamos la Nación argentina. Tenemos que avanzar en el diálogo. Únicamente el diálogo maduro, la sensatez, la humildad, el consenso es lo que construye a las naciones y las hace grandes”.
“Los correntinos sabemos que no nos doblamos a guachazo y acá estamos parados nuevamente”, agregó más adelante.
Conferencia de prensa de Juan Pablo y Gustavo Valdés
Para rearmarse, el mandatario, que no tenía reelección, se inclinó por impulsar a su hermano como sucesor. Y recogió heridos de otros espacios, principalmente de la diáspora peronista.
Lo que viene fue descrito por el nuevo mandatario electo, Juan Pablo Valdés: “Cerramos esta página y empezamos a trabajar juntos en el futuro”.
El otro extremo
Las opciones eran siete, pero había cuatro alternativas relevantes para elegir este domingo. LLA quedó en la cola del pelotón principal, algo que estaba muy lejos de las expectativas que se habían creado. Lisandro Almirón, su candidato a gobernador, no llegaba al 10%.
En rigor, las proyecciones del partido violeta tenían cierto asidero. Corrientes es una provincia identificada con el ideario liberal desde Pedro Ferré en adelante. El Partido Liberal se alternó en el gobierno con el Autonomista durante todo el siglo XX. El presidente Javier Milei tiene altos niveles de aceptación.
Lisandro Almirón estuvo lejos de un resultado alentador para La Libertad Avanza
Pero en política, uno más uno no es siempre dos. Y se sabe que tirando agua a la harina no se hace pan. El partido violeta deberá revisar su estrategia política en las provincias. En Corrientes jugaron la carta de la visita de Karina Milei y la movida terminó en una trifulca. El escándalo afectó más a LLA porque desnudó ciertas fragilidades.
Además de la figura de “El Jefe”, se comprometió la imagen presidencial. Se apeló a un juego de palabras que funcionó en otro momento: equiparar a alguien con el primer mandatario. “En Corrientes, Lisandro Almirón es Milei” fue el razonamiento que se transformó en slogan de campaña.
Lo peligroso es que Lisandro perdió. Y si él era Milei, entonces el presidente también padeció una derrota.
Ni todos ni unidos ni triunfo
En el platillo de los derrotados también hay que colocar al PJ. Tras años de una intervención que resultó dañina, el partido fue normalizado. Ese proceso virtuoso combinó elementos perjudiciales. Uno de ellos es que la tabla que ordenó al interior el partido se nutrió de la línea dura y centrífuga que suele imponer el Instituto Patria.
Martín Ascúa confió en entrar al balotaje, pero quedó muy lejos del oficialismo
Pese al escenario inmejorable que se le presentaba con el oficialismo fraccionado y una fuerza nacional restándole votos por derecha al Gobierno de Valdés, no pudo aprovechar su chance de disputar el poder. Los guarismos que alcanzaba esta noche, apenas por encima del 20%, están en orden a la elección que realizó en 2021 con el fallecido Fabián Ríos como candidato a la gobernación. En esa oportunidad, el PJ tocó el piso electoral.
Pese a esto, la aparición de la figura de Martín “Tincho” Ascúa resulta una buena noticia para el peronismo correntino. Es un dirigente fresco, joven y con experiencia de gobierno. Además, supo mantenerse firme ante las presiones que lo empujaban a declinar su candidatura para buscar un acuerdo político con Ricardo Colombi.
¿La última vuelta?
Precisamente, Colombi se jugaba dos fichas en esta elección: ganar o, al menos, que Valdés perdiera. Para eso, tenía que haber un balotaje. No logró ninguno de sus objetivos y terminó en tercer lugar. Y quedó raleado del centro de poder que, ahora sí, se concentrará en el valdecismo.
El veterano dirigente no logró su cuarta gobernación. Y el esquema político que armó ad hoc con fragmentos del oficialismo poco a poco será reabsorbido por el ganador. En octubre volverá a la competencia. En las elecciones nacionales tendrá una lista propia que intentará conseguir uno de los tres cargos en disputa para la Cámara de Diputados.
“Tenía la esperanza de que los números iban a ser otros. Pero hay que respetar la voluntad del electorado. Y nosotros respetamos. Han confiado y bienvenido sea y que tengan éxito en la gestión”, expresó esta noche al reconocer la derrota y con un aire casi de despedida.
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