Dólar futuro: BCRA cerró julio en cero y mantiene todo su poder de fuego

Dólar futuro: BCRA cerró julio en cero y mantiene todo su poder de fuego

Fuentes oficiales confirmaron a Ámbito que cerró sin contratos vendidos en Rofex por tercer mes en fila. Sostiene en 100% su capacidad de intervención para contener expectativas de devaluación.

Pese al incremento de las tensiones en las cotizaciones paralelas, el Banco Central no necesitó quemar sus municiones en el mercado de futuros para contener las expectativas de depreciación de corto plazo. Fuentes oficiales le adelantaron a Ámbito que la autoridad monetaria cerró julio sin contratos de dólar futuro vendidos. Así, de cara a una campaña electoral que augura nuevas presiones devaluatorias, mantiene al 100% su capacidad de intervención en una plaza clave para incidir en las proyecciones de los inversores.

Los futuros del dólar se operan en el Matba-Rofex y en el MAE. Se trata de contratos entre particulares que se negocian en pesos pero que los inversores lo utilizan para obtener una cobertura cambiaria. Funciona así: cada contrato fija un plazo y una cotización determinada para ese vencimiento, que implica una especie de apuesta entre las dos partes. La diferencia entre el precio pactado y el tipo de cambio realmente existente al vencimiento contrato se salda en pesos: el comprador la gana si dólar oficial es más alto y el vendedor si es más bajo. El BCRA opera en este mercado como vendedor en momentos de tensión para abastecer la demanda de cobertura y acotar las expectativas de devaluación.

Por caso, en el pico de la corrida de octubre de 2020, la entidad que preside Miguel Pesce llegó a tener el equivalente a u$s8.400 millones vendidos en futuros ante un mercado que apostaba todas sus fichas a una devaluación abrupta. Como el Central y el Gobierno finalmente lograron evitar un salto cambiario (a base de intervenciones, cepo y algunos gestos market friendly), el mercado perdió durante el año pasado por sus operaciones en futuros unos $23.500 millones que fueron embolsados por la autoridad monetaria.

Superada la corrida y con el boom de los commodities que dinamizó la recuperación de reservas, el mercado “compró” el sendero de desaceleración del ritmo de devaluación mensual que definió el Gabinete económico para usar al dólar como ancla de una inflación disparada, al menos hasta las elecciones. Así, desde entonces, el Central fue liquidando contratos y pudo reducir mes a mes su posición vendida en los futuros del dólar. Durante mayo, como también anticipó este diario, cerró los últimos u$s590 millones que tenía vendidos y terminó el mes en cero. En junio, no precisó intervenir.

Según supo Ámbito de fuentes oficiales, el mes pasado el BCRA realizó una sola operación, que permaneció abierta apenas un día. El 29 de julio vendió un contrato por cerca de u$s250 millones que se liquidó en la jornada siguiente y le dejó ganancias a la entidad. Fuentes privadas le dijeron a este medio que probablemente algún agente del mercado decidió apostar por una aceleración levemente mayor en el ritmo diario de devaluación para la última rueda del mes pero que eso no se concretó. Con todo, julio terminó una vez más en cero para la cartera de futuros de la entidad.

En el Gabinete económico destacan que el BCRA mantiene plena capacidad de intervención en futuros y que esto permite contener “cualquier distorsión que pudiera generarse en las expectativas de depreciación y las tasas de interés que surgen de esos contratos”. Algo que consideran importante de cara a los próximos meses, en los que se espera un incremento de las típicas tensiones cambiarias preelectorales.

Lo cierto es que, más allá de algunas reacciones alcistas durante los días de mayor tensión en el dólar blue y en el contado con liqui (CCL), los contratos más cortos se alinearon con el ritmo de deslizamiento del tipo de cambio oficial. Pero el panorama cambia en las posiciones más largas que caen después de los comicios.

“La curva de tasas implícitas sigue presagiando un ajuste en el ritmo de devaluatorio pasadas las elecciones de medio término”, señaló el analista Andrés Reschini. Es que los precios pactados escalan progresivamente y toman mayor vuelo en noviembre, diciembre y enero. En otras palabras, el mercado cree que el Gobierno logrará mantener su política de ancla cambiaria hasta las legislativas con las reservas acumuladas pero que después se verá forzado a abandonarla. Por caso, el contrato a fin de año se pactó ayer a $111,69, casi $10 por encima de la meta presupuestada aunque lejos de los $140 a los que se vendía ese mismo contrato a comienzos de 2021.

En ese marco, Martín Guzmán, que tomó un rol más activo en la campaña electoral, salió este miércoles a reafirmar que el Gobierno no espera ninguna disrupción cambiaria después de los comicios. Dijo que la intención es “converger a un tipo de promedio para el mes de diciembre de $102,40” y que hoy hay “condiciones macroeconómicas más robustas que las del año pasado” para continuar con esa política.

El BCRA no interviene en los plazos más largos del dólar futuro para no desarbitrar sus tasas con las de los rendimientos de los instrumentos nominados en pesos. Sin embargo, esta semana Economía reabrió la emisión de dos bonos dólar linked, que también ofrecen cobertura cambiaria, para dar una señal concreta de que confía en que no habrá una devaluación. Más allá de que la licitación marcó un traspié, estos títulos captaron el equivalente a u$s456 millones.

En el Gobierno consideran que no hay atraso en el dólar oficial y remarcan que el tipo de cambio real multilateral de 2021 es 13% superior al promedio de 2012-2019. Además, la reciente suba de 100 puntos básicos en la tasa de referencia que definió el Banco Central de Brasil podría colaborar con la estratega de ancla inflacionaria del BCRA: se espera que esta medida aprecie el real, lo que mejoraría los términos de intercambio con el principal socio comercial de Argentina sin devaluar.

Un salto del tipo de cambio oficial significaría un duro golpe a las condiciones de vida: dispararía aún más la inflación y volvería a hundir los salarios. Para intentar evitarlo, el Central cuenta con espalda en futuros, reservas netas en torno a los u$s8.000 millones y unos u$s5.000 millones en bonos para intervenir en los dólares financieros.

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