Control, competitividad y mercado interno: los ejes que mira la industria

Control, competitividad y mercado interno: los ejes que mira la industria

La industria advierte sobre el escenario 2026. Aunque el sector valora el equilibrio fiscal, alerta que la presión impositiva y la falta de competitividad

 

Por Julián Blejmar

 

 

Los números duros hablan de un nuevo año con caída industrial, que según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) experimentó una baja interanual de 2,7% en los primeros once meses de 2025. 

La otra cara de este fenómeno fue el boom de las importaciones, que en el año crecieron un 27% y totalizaron USD70.235 millones, marcando el segundo mayor registro desde 2022, de acuerdo con los datos de Abeceb. 

Su último informe señala, de hecho, que esta situación se debió principalmente a la "eliminación de buena parte de las restricciones cuantitativas como el SIRA, los cupos y las autorizaciones discrecionales"

Desde la consultora también indicaron que "el crecimiento de las importaciones convivió con una industria local que operó con elevados niveles de capacidad ociosa", pues mientras que las importaciones acusaron hasta noviembre un crecimiento interanual del 33,1% en volumen, la actividad industrial avanzó un 3,1% en los primeros diez meses del año y permaneció por debajo de los niveles de 2023".

La UIA y un encuentro con Caputo

“Temas de preocupación de la industria”. Así se refirió la Unión Industrial Argentina (UIA), encabezada por Martín Rappallini,  a lo conversado en la reunión que mantuvieron  con el ministro de Economía Luis Caputo y el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, en donde se hizo referencia a una “actividad amesetada, pérdida de puestos de trabajo y dificultades para sostener la producción en ciertos sectores”.

 La actividad económica, heterogéna

 Y si bien manifestaron una visión positiva sobre la estabilización macroeconómica, el equilibrio fiscal y el tratamiento de leyes a las que denominaron como de “modernización laboral”, plantearon también que su balance de 2025 fue el de una “actividad industrial signada por una dinámica productiva débil, heterogénea entre sectores y con impacto negativo sobre el empleo formal”, al contar con “21.190 empleos menos en los primeros 9 meses del año”.

Adjudicaron las consecuencias a la falta de medidas como “mayor acceso al crédito” o la “presión fiscal récord sobre la producción de bienes transables que compiten con el mundo en desigualdad de condiciones”

Según el trabajo de Abeceb, las proyecciones ubicaron la relación importaciones/PIB de 2025 en niveles similares o incluso superiores a los de 2018 (16,3%), añadiendo que “mientras que las compras externas de bienes intermedios crecieron 6,2% interanual y las de piezas y accesorios para bienes de capital avanzaron 17,4%, los rubros asociados a bienes finales mostraron variaciones significativamente mayores".

Según señala a BAE Negocios el empresario metalúrgico y papelero Daniel Rosato, presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), “Es necesario un control inteligente del comercio exterior, tanto por los productos que entran a precio dumping como también de aquellos que entran sin controles fitosanitarios y perjudican a la población”, agregando que “los sectores de la industria más generadores de mano de obra intensiva han terminado el año con un balance negativo, debido justamente a la falta de competitividad y al problema de la caída en las ventas, que en sectores como el textil, calzado, u otros de alimentos han tenido bajas de hasta el 15%”. 

Jorge Burgos, integrante del Movimiento Productivo 25 de Mayo (MP25) señala a BAE Negocios ese espacio busca que los políticos de todo signo accedan a una realidad industrial argentina que generalmente desconocen, especialmente en lo que refiere a “mejorar los precios de los insumos y energía, terminar con los monopolios, impulsar la banca pública y el crédito Pyme, así como el desarrollo generacional hacia jóvenes y mujeres”.

La conducción de la UIA llevó sus preocupaciones a Caputo    https://www.baenegocios.com/economia/Caputo-se-reunio-con-la-UIA-y-debatieron-la-reforma-laboral-y-el-rumbo-de-la-industria-hacia-2026-20251216-0056.html

Desde la consultora Sistémica, se emitió un informe en el que se dio cuenta de “un proceso acelerado de cierre de empresas y achicamiento del entramado productivo local, con especial impacto en ramas industriales sensibles a la caída del consumo interno y a la competencia de importaciones”, agregando que este fenómeno “no se limita a casos aislados, sino que adopta una lógica sistémica: menor demanda, mayores costos relativos y pérdida de competitividad configuran un escenario en el que muchas firmas optan por reducir operaciones con reconversión a actividades de importación o directamente abandonar el mercado”.

Asimismo, añaden que “la destrucción de activos y capacidades productivas no habilita la reasignación de recursos y creación de nuevas actividades en el modo en que lo sugieren los libros de texto de economía, sino que genera pérdida de empleo y chatarra productiva porque el capital no es plastilina y las habilidades de los trabajadores no son universales sino específicas”, concluyendo que “es claro que la Argentina no puede funcionar solo con los sectores primarios: agropecuario, petróleo y gas y minería”.

Rosato también plantea que “la política llevada adelante por el gobierno de libre competitividad va a seguir perjudicando la producción nacional, generando más cierre de fábrica y suspensiones” y considera que la solución para la generación de empleo es controlar el comercio internacional y mejorar la competitividad, además de evitar “la caída del mercado interno por la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores”, junto a una “baja impositiva, baja energética, y financiamiento más blando, todo lo que implica poder competir a nivel internacional”.

 

Un descenso de cinco décadas

Si bien la caída industrial se agudizó durante los dos años del gobierno de Javier Milei, este proceso se viene experimentando desde la última dictadura cívico militar. Por caso, un informe de la Fundación Fundar elaborado por los investigadores Daniel Schteingart y Nicolás Sidicaro, señala que en 1976 la industria representaba el 33% del PIB, casi el doble que en la actualidad (18%), añadiendo que en 2024 el PIB industrial per cápita fue 28% inferior al pico histórico de 1974 y 26% menor que el del mejor año del siglo XXI, 2011. 

“Argentina se industrializó de manera sostenida hasta mediados de los años ’70, cuando inició un proceso de desindustrialización que se profundizó en distintos momentos” destacan, añadiendo que “en particular, a partir de 1945, la industria pasó a ocupar un lugar estratégico en la agenda del desarrollo, promovida mediante políticas activas como protección frente a la competencia externa, incentivos fiscales y facilidades crediticias” lo cual tuvo como resultado que “para 1975 el PIB industrial per cápita era seis veces mayor al de 1900 y más del doble que en 1945”.

 A partir de allí, agregan “las caídas más fuertes se dieron entre 1974-1990, 1998-2002 y 2011-2020”, mientras que “las recuperaciones consecutivas a las crisis no lograron revertir el deterioro de largo plazo”

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