Cambio de humor en la Rosada a sólo 48 horas de la primera batalla

Cambio de humor en la Rosada a sólo 48 horas de la primera batalla

Para quienes crean en las encuestas, los números que le mostraron a Mauricio Macri esta semana cambiaron el ambiente de mufa que provocaban los problemas en la provincia de Buenos Aires. Octubre, más apacible.

 

Mauricio Macri no era el mismo que una semana atrás. La imagen que mostraba el reportaje que le hizo el periodista Santiago del Moro en la Residencia de Olivos (último diálogo que el Presidente concedió en la campaña) daba cuenta del cambio de humor en el oficialismo. Ese día Macri se dio el lujo de estar relajado frente al periodista como hace tiempo no se lo veía. Quienes lo conocen en la intimidad del trabajo diario, reconocen que la prueba más evidente de ese estado de ánimo fue la claridad de dicción que exhibió el Presidente en ese reportaje; habida cuenta que sus furcios son mas que habituales.

Hubo varias explicaciones para el espectáculo que se vio esa noche. En el Gobierno se comenzaron a manejar en los últimos días dos juegos de mediciones que ilusionaron tras semanas de incertidumbre. En la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal no eligió a Esteban Bullrich como candidato, sino que esa decisión partió de la Casa Rosada; de todas formas la gobernadora debió trajinar hasta el último aliento para instalarlo. Hace 15 días los números que recibía Cambiemos daban al exministro de Educación 5 puntos abajo de Cristina de Kirchner, una diferencia que parecía imposible de descontar. Ayer el oficialismo aseguraba que en el último corte esa distancia se había achicado hasta quedar en paridad. 

Para analizar el segundo efecto hace falta mirar a Córdoba. El presidente decidió cerrar allí la campaña, haciendo caso a los consejos que le indicaron no mostrarse más en la provincia de Buenos Aires. Cambiemos asegura que la ecuación en ese distrito (donde se da la pelea de fondo cuyo resultado indicará si Cristina de Kirchner puede pensar en un futuro político o debe resignarse a una suerte de jubilación en la banca del Senado, como ha sucedido con otros exmandatarios) cambió solo de la mano de María Eugenia Vidal. De ahí la conveniencia de dejar sola a la gobernadora en sus despliegues de campaña. 

En Córdoba Macri si es necesario y la decisión de cerrar allí, dicen, responde a que el oficialismo ve con altas probabilidades arrebatarle el triunfo a Juan Schiaretti. El Gobierno mostraba ayer planillas que lo daban allí dos puntos arriba. Como sea, son temas de encuestadores y de quienes crean en ellos.

En la Rosada se pedía ayer no caer en euforias que distraigan del objetivo y la depresión tampoco. 

"La idea es tener en claro que pase lo que pase octubre es lo que decide", se afirma volviendo a la estrategia de origen que habla de una especie de segunda vuelta en octubre, tras la gran encuesta de este domingo, donde el macrismo acumule el voto de quienes temen un regreso de Cristina de Kirchner.

Mas allá de esos datos hay otro esquema a seguir tras el cierre de las urnas. Esta vez, más que nunca, será una jornada de doble resultado: la Nación y la provincia. En el primer caso habrá que seguir con atención los números de cada provincia para apuntar a los triunfos locales del oficialismo y el PJ y el número general total que el gobierno querrá mostrar. En esa elección, el kirchnerismo tiene muy poco para hacer, salvo alguna lista que fue con la sigla de Unidad Ciudadana. En esos términos esa elección ya fue ganada por Cambiemos, único partido que se presenta como tal en todo el país. 

Para Cristina de Kirchner queda sólo la elección bonaerense y el intento de lograr desde allí un número que pueda luego imponerle al peronismo en cada provincia, el mismo que hoy se niega a hacer acuerdo alguno con ella.

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