Scioli en desventaja y el riesgo que afronta Macri

Scioli en desventaja y el riesgo que afronta Macri

Finalmente, anoche se hizo el primer debate presidencial de la historia argentina y los resultados no fueron los mejores para Daniel Scioli. Desde un primer momento, el gobernador bonaerense corrió con una clara desventaja frente a Mauricio Macri, ya que se vio ante la dificultad de tener que defender lo indefendible como son muchos de los aspectos de la pesada herencia que dejará el kirchnerismo tras 12 años en el poder.

Peor aún, no pudo o no supo despegarse de los personajes más piantavotos del universo K como Aníbal “La Morsa” Fernández, Luis D´Elía, Axel Kicillof, Amado Boudou, Hebe de Bonafini, Milagro Sala, entre otros. 

Por primera vez, desde que es candidato a presidente, Scioli intentó instalar la idea de que no es un títere de Cristina Kirchner, insistiendo en varias ocasiones que la gestión de CFK terminará el 10 de diciembre y que supuestamente será él quien mande una vez que le coloquen la banda presidencial. La verdad es que resultó muy poco convincente ya que Scioli fue parte fundacional de la génesis kirchnerista y, además, la diferenciación llegó demasiado tarde. Distinto sería si al comienzo de la campaña electoral el ex motonauta hubiese planteado iniciativas realmente distintas al kirchnerismo. No lo hizo y ahora está pagando las consecuencias. 

Asimismo, a Scioli le resultó extremadamente complicado poder plantear, ante el electorado, que es una opción distinta a Cristina Kirchner cuando su propio compañero de fórmula es un personaje como Carlos Zannini, uno de los funcionarios más oscuros de la administración K, artífice de casi todas las maniobras tendientes a la colonización de de la Justicia. En ese contexto, el gobernador bonaerense no pudo responder algunas cuestiones sensibles y esenciales, condicionado por los errores y horrores cometidos en los últimos 12 años como la medición de la pobreza, la imposibilidad de cumplir con los 180 días de clases en la Provincia y el pacto con Irán.

A partir de esta desventaja, Scioli tuvo que asumir un rol que no se corresponde con su carrera ni con su forma de ser. Tuvo que abandonar su perfil de hombre componedor, abierto al diálogo, para poner sus energías en las zancadillas discursivas, intentando exponer las contradicciones de su contrincante en un juego que se le volvió en contra ya que él mismo terminó en recurrentes contradicciones.

El peligro que ahora tiene Macri es caer en un triunfalismo, pesando que la elección del domingo ya están resueltas. Debería servirle como experiencia lo sucedido en Capital Federal donde su delfín político, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo que sudar y mucho para poder vencer a Martín Lousteau en el balotaje. Asimismo, Macri debería comenzar a redondear cuáles son sus propuestas concretas y reales de cambio, cómo piensa aplicarlas y quiénes serán los responsables de instrumentarlas. Esconder los nombres de quienes estarán en su posible gabinete no contribuye a la certidumbre y confianza que necesariamente hace falta para encarar la crisis y superarla.

Si bien es un logro para el fortalecimiento de la democracia que los candidatos presidenciales hayan podido discutir ideas, la calidad del debate dejó mucho que desear en varios temas. Las chicanas, las frases hechas, hicieron que se perdiera valioso tiempo que debería haberse utilizado para que los candidatos le explicaran a los argentinos como tienen pensado resolver los principales problemas que aquejan al vecino de a pié como la inseguridad, el narcotráfico, la crisis educativa y la inflación.  

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