El PJ podría enfrentar las elecciones con heridas internas que le jugarán en contra

El PJ podría enfrentar las elecciones con heridas internas que le jugarán en contra

Al igual que Urtubey, Peppo se encamina hacia un triunfo sin sobresaltos en las primarias de mayo próximo. Sin embargo, el nivel de entendimiento puertas adentro no garantiza la homogeneidad partidaria que necesita para ir contra Ayala. Las precandidaturas de Bittel y Mongeló, que no pudieron ser integrados a la unidad, pueden pesar al final.

Domingo Peppo se impondrá sin duda en las primarias del 24 de mayo próximo, aunque lo importante no es lo que pase entonces, sino lo que vendrá después. De hecho ya para las primarias tanto Bittel como Mongeló le sacarán votos que favorecerá la posibilidad de que Aída llegue primera lo que, de verificarse así, dejará una lectura política. En política se gana o se pierde, más allá de que a veces perdiendo se gana y ganando se pierde. Este último es el gran interrogante que se abre para Coqui al imaginar a Peppo como sucesor, una variante que está en el bolillero y que de darse alterará el escenario político del Chaco por los próximos ocho años. El que gane, sea Aída o Peppo, llegará para quedarse.

Es muy difícil un Gobierno que pierda una reelección.Así como el salteño Juan Manuel Urtubey que ganó con comodidad las elecciones primarias en el primer testeo electoral del año, Domingo Peppo se encamina hacia un triunfo sin sobresaltos en las PASO chaqueñas previstas para el 24 de mayo próximo, pero con un nivel de consenso interno que no garantiza la homogeneidad partidaria que el villangelense necesitará cuando deba enfrentar a Aída Ayala en las generales.

El PJ hizo los deberes para consagrarlo como el candidato oficial merced a una serie de acuerdos que, encabezados por Jorge Capitanich, permitieron la convivencia de las facciones mayoritarias, pero no de todo el peronismo, ya que dos sectores enfrentarán a Peppo con emblemas para nada desdeñables como son el apellido Bittel y, por otro lado, la condición de primer kirchnerista provincial que ostenta José Mongeló.

 ¿Costaba demasiado integrarlos a un esquema de unidad monolítica? La lógica de un partido de fuertes liderazgos como el peronismo indicaría que no, pero en la actualidad del Frente Chaco Merece Más resultó cuesta arriba llegar a un plano de consenso relativo debido a la doble ausencia de Capitanich: como candidato, ya que se encuentra invalidado para la reelección, y también en el sentido físico de la expresión, durante los 16 meses que delegó el mando en Juan Carlos Bacileff Ivanoff, el mandatario interino más conflictivo de la historia política provincial cuyas secuelas se seguirán conociendo con el tiempo.

En ese lapso la figura de Peppo experimentó un crecimiento exponencial, gracias al vacío de poder del mandatario provisorio y a la imposibilidad material de Capitanich de intervenir en la política doméstica desde la Jefatura de Gabinete, donde tuvo que limitarse a ser testigo del desmoronamiento en las encuestas de su delfín, el senador nacional Eduardo Aguilar, más allá de que en ello incidió la demora y falta de predisposición del propio Capitanich de poner el cuerpo y comprometerse como lo ha hecho por caso Mauricio Macri aunando a favor de Horacio Rodríguez Larreta.

En definitiva, el perjudicado mayor no será el mismo Eduardo Aguilar, sino el propio Coqui, quien si Domingo Peppo se alza con el triunfo verá el nacimiento de un nuevo liderazgo con proyección a la estructura política territorial del peronismo que por naturaleza se alinea con facilidad con quien tenga la birome y los atributos del mando.

Peppo es hoy un candidato legitimado por los acuerdos internos, pero no es un consagrado de la unidad peronista, y no porque no haya hecho méritos, sino porque las dos cabezas que debieron haber trabajado en una estrategia colectiva (el gobierno de la provincia y la Presidencia del justicialismo) malgastaron sus energías en una batalla interna que rompió todos los códigos de la política, llegando a extremos nunca antes conocidos sin que luego exista el condigno castigo como que a pesar de las reiteradas referencias a las portaciones de apellido y a las dinastías en el poder a la hora de la verdad Chiyito apareció colado en las listas legislativas, mientras que hombres del riñón del vicegobernador siguen en cargos expectables como Rolhaiser, donde todavía es un secreto a voces la gestión que se realiza para el reciclaje de Pedro Miró, a quien se considera el Monge Negro de la etapa de Bacileff y el ideólogo del amañado proceso privatizador que aún hoy, a pesar de los compromisos públicos asumidos por Capitanich la noche misma de su llegada, parece gozar de buena salud, algo que sin duda será uno de los ejes de la campaña electoral.

El PJ llegó a tener una decena de aspirantes a la Gobernación en medio de la disputa entre sus principales referentes -luego apaciguada por la Presidenta de la Nación-, y así como Peppo se consolidó, aparecieron otras opciones como las que hoy representan Germán Bittel por Unidad y Lealtad, y José Mongeló por Crecimiento 2015.

Son nada menos que el hijo de quien fuera el alma máter del peronismo chaqueño y dos veces gobernador de la provincia, Deolindo Felipe Bittel; y el dirigente que tuvo la visión de acompañar a Néstor Kirchner desde los inicios de su camino hacia la Presidencia de la Nación, cuando todavía era uno más que se lanzaba al ruedo sin imaginar que llegaría ser el hombre más influyente de la década.

El PJ chaqueño debió hacer el esfuerzo de sumarlos, pero se distrajo en internismos que podrían tener un efecto retardo en septiembre, cuando llegue el día de las elecciones generales.

En una provincia donde las disputas electorales se ganan o se pierden por un puñado de votos (como ocurrió con la derrota de Roy Nikisch a manos de Capitanich en 2007), los acuerdos internos pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Le pasó a Florencio Tenev en 1995, cuando todo hacía prever que el justicialismo se impondría gracias a su fuerte presencia territorial y al apoyo de un gobierno nacional en alza como el de Carlos Menem. En aquel momento, dos dirigentes del interior que no habían sido incluidos en los acuerdos patearon el tablero (José Scozarro en Villa Angela y Emilio Pássimo en Charata), y el PJ terminó derrotado por Angel Rozas, quien se convertía en el primer gobernador radical de la historia.

A 20 años de aquellos sucesos con sabor amargo para los peronistas del Chaco, una vez más dos dirigentes reconocidos del peronismo provincial quedaron afuera del esquema diseñado por Capitanich con Peppo a la cabeza de la fórmula y su hermano como escolta.

Quizás la comparación no signifique más que una anécdota, pero cuando las elecciones son tan peleadas como las que se preanuncian en territorio chaqueño, para septiembre las heridas que dejan las internas pueden jugar en contra.

En política no valen los votos que se tienen, sino los que faltan para llegar

Domingo Peppo se impondrá sin duda en las primarias del 24 de mayo próximo, aunque lo importante no es lo que pase entonces, sino lo que vendrá después. De hecho ya para las primarias tanto Bittel como Mongeló le sacarán votos que favorecerá la posibilidad de que Aída llegue primera lo que, de verificarse así, dejará una lectura política. En política se gana o se pierde, más allá de que a veces perdiendo se gana y ganando se pierde. Este último es el gran interrogante que se abre para Coqui al imaginar a Peppo como sucesor, una variante que está en el bolillero y que de darse alterará el escenario político del Chaco por los próximos ocho años. El que gane, sea Aída o Peppo, llegará para quedarse. Es muy difícil un Gobierno que pierda una reelección.

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