Parrilli arrancó con reuniones para tomar el control de la ex SIDE

Parrilli arrancó con reuniones para tomar el control de la ex SIDE

Estuvo en su nuevo despacho y dialogó con Berni; incertidumbre por Stiusso

Su despacho de la Casa Rosada ya estaba vacío anoche cuando Oscar Parrilli regresó, puntualmente, a las 20, para supervisar su mudanza. Sólo quedaban el mobiliario, un televisor led y el busto de unos 60 centímetros de alto de Néstor Kirchner que lo acompaña desde la muerte del ex presidente. Sobre un sillón negro, una caja blanca con moño rojo y una cafetera nueva esperaban otro destino.

Con la orden de Cristina Kirchner de tomar el control político de la Secretaría de Inteligencia y ordenar administrativamente el organismo, el funcionario pasó ayer casi todo el día con reuniones en lo que será su nuevo despacho, en el quinto piso de 25 de Mayo 33, enfrente de la Casa de Gobierno. Por la noche, ya de vuelta en Balcarce 50, recibió al secretario de Seguridad, Sergio Berni, con quien ahora volverá a rozarse más seguido a partir del destino que le eligió la Presidenta.

Su segundo, Juan Martín Mena, recién asumirá mañana. Se tomará estas horas para cerrar su gestión como jefe de Gabinete del Ministerio de Justicia para entonces sí retomar el rol de operador oficial en el Poder Judicial, ahora, como el nuevo "señor 8". Con ese impulso que le dará el cargo recorrerá los tribunales de Comodoro Py, algo que ya hacía. En el Gobierno, la mayoría de los funcionarios le reconocen a Mena tener buenos vínculos de antemano en la Justicia e incluso con el organismo que ahora comandará junto a Parrilli.

De Cristina dependía la salida del espía más controvertido, el director general de Operaciones, Antonio Stiusso, más conocido como Jaime, enfrentado internamente con el director de Reunión Interior, Fernando Pocino. "No voy a hablar", se excusó Parrilli cuando la nacion le consultó si ya había decidido la renuncia de Stiusso. Pero no lo negó. En la Casa Rosada nadie confirmó la versión de su salida, ni tampoco la ratificación en su cargo.

Hasta dónde podrá llegar con una pretendida purga es una incógnita en el Gobierno. La orden que tiene Parrilli es retomar el control que había perdido su antecesor, Héctor Icazuriaga, y quien era su segundo y mandamás en el entramado de relaciones de los espías, Francisco "Paco" Larcher, ambos eyectados anteayer de la Secretaría de Inteligencia. En la Casa Rosada le auguran al primero algún destino en Santa Cruz. Cristina lo despidió con un cálido abrazo durante el acto de jura de Parrilli. Para Larcher, acusado de deslealtad por lo que argumentan en el Gobierno son sus crecientes vínculos con Sergio Massa, nada.

Con la Presidenta en la cumbre del Mercosur, ayer Parrilli se ocupó de ponerse al día y definir sus equipos. Sólo se llevó a dos secretarios. La reunión con Berni sirvió para intercambiar información del funcionamiento operativo, que el hombre fuerte de la seguridad conoce por tener que trabajar en los temas de narcotráfico. De todas maneras, el flamante secretario de Inteligencia siguió ocupándose de la agenda de Cristina y ambos repasaron los ascensos en las fuerzas de seguridad para la ceremonia que hoy encabezará la jefa del Estado, antes de la jura de Aníbal Fernández.

Pasado el primer impacto de los cambios, la mayoría de los funcionarios analizaba la jugada como una decisión presidencial para oxigenar el área después de que las internas terminaran complicándole el frente judicial. "Había que mandar un mensaje a los jueces", insistía un funcionario en relación con la catarata de medidas que salen a diario de Comodoro Py contra el gabinete nacional.

El otro que ya estrenó su nuevo cargo fue Aníbal, que arrancó la mañana con un recorrido por las radios y sorprendió al confesar que maduró y que apelará a evitar la confrontación. Eso sí: dejó en claro que Mena trabajó con él en Justicia, con lo que el ahora ex senador no se privará de opinar en el nuevo organigrama de inteligencia. El Aníbal mesurado anticipó que oficiará de vocero oficial, pero aclaró que no rivalizará con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Difícil. Ambos compartirán el rol de comunicadores oficiales. Al menos, confió que las canas lo hicieron menos peleador que antes..

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