Tregua frágil en el Gobierno: Alberto promete un espacio a Massa y Cristina seguirá con su raid de actos, pero sin fuego amigo

Tregua frágil en el Gobierno: Alberto promete un espacio a Massa y Cristina seguirá con su raid de actos, pero sin fuego amigo

La salida ruidosa Martín Guzmán consiguió reunir a los Fernández. Sigue el pulseo por la integración de Massa al gabinete y la incertidumbre sobre el rumbo general del Gobierno. ¿Cómo pensar el 2023 con una economía caótica? Una lupa sobre Máximo Kirchner, que busca un rol en la crisis.

Por 

Pablo Ibáñez

Tarde o temprano, Sergio Massa tendrá a su disposición la jefatura de Gabinete. Pero no ahora: mientras arrecie la tormenta financiera, Alberto Fernández no tocará ninguna pieza de su gabinete. Lo acordó con Cristina Kirchner que apagó la lluvia ácida sobre funcionarios que no funcionan pero no detendrá su raid de actos y apariciones. La fragilidad del gobierno y la necesidad de orientar el músculo político para darle volumen a Silvina Batakis en medio de un temporal que rompió bonos y récords de cotización del dólar, inhabilita todo movimiento que pueda agravar el escenario.

“Antes tenemos que conseguir un suplente que pueda hacer lo que él hace en Diputados”, repite el presidente sobre el desembarco de Massa en su equipo. Es, se supone, una promesa para que contener una especie de clamor para que el tigrense desembarque en el gabinete. Hay, más allá de recelos y tensiones, una idea generalizada: Massa es casi el único actor que puede revitalizar el staff de ministros pero, sobre todo, es quien muestra abiertamente interés por jugar.

“Porque tiene ganas: quiere hacer política, quiere gestionar, pide la pelota...Es un jugador diferente”, pasó en limpio Leandro Santoro. En el massismo, algunos objetan la pulsión del jefe de los Diputados por querer mudarse al Ejecutivo porque, entienden, cada día que pasa el margen de acción y reacción es menor. “En ningún lugar tiene más poder que en el Congreso”, apuntan a su lado.

Si ocurre, no será inminente. La última semana presentó un claroscuro extremo: se reabrió el diálogo entre los Fernández, algo que pedía todo el planeta FdT, pero en paralelo fue la peor semana de la economía y alimentó un torbellino de versiones envenenadas. “Está pasando todo lo contrario a lo que los rumores dicen que está pasando. Van a contramano”, fue la respuesta desde la cima del oficialismo a elDiarioAR el jueves pasado el mediodía. “Están locos: nos empezamos a ordenar y dicen eso para desestabilizar”, apuntaron desde otro rincón del dispositivo frentodista.

Resistencias

Toda la furia es sobre el nuevo-viejo enemigo llamado Martín Guzmán. La vice y Máximo Kirchner lo apuntaron por el modo en que dejó el gobierno y lo responsabilizaron por la crisis de la semana pasada. En Casa Rosada, el planteo es similar: debió acordar la salida con 10 o 15 días de anticipación para que Alberto pueda armar el nuevo equipo. Batakis, no solo no fue el plan A, sino que tuvo dificultades enormes para armar su equipo.

Guzmán se instaló en su casa de La Plata, hace escalas en CABA y, según dice, no tiene previsto viajar en lo inmediato fuera del país. No prosperó, en el Congreso, la llamada ley Guzmán que llegó a un borrador entre legisladores K y que establecía que los exministros dé Economia y titulares del BCRA no podrían ocupar, luego de dejar sus cargos, ingresar a organismos multilaterales como el FMI. Inviable en la práctica, efectivo en la política por lo que sugería.

El gobierno tardó cinco días en conseguir un secretario de Finanzas. Al final, aceptó Eduardo Setti, un economista que fue director de operaciones de la FGS de ANSeS pero operará, en tándem, con Lisandro Cleri, titular del Fondo de Garantías que pasó por Economía, convocado por Sergio Chodos para intervenir en el canje con los tendedores privados, proceso en el que se vinculó con Sergio Massa. Luego, Cleri fue propuesto por Guzmán para dirigir el FGS a pedido de los Fernández para que asista a Fernanda Raverta en ANSeS, y funcione como enlace con Economía.

“Tiene agenda y conoce”, dice un economista sobre Setti, que durante el segundo mandato de Cristina Kirchner, estuvo en ANSeS -fue director del Estado en Quickfood- cuando lo dirigía Diego Bossio, equipo donde intervenía Juan Manuel Pichetto, hijo del exsenador. Post 2019, regresó de la mano de Cleri con quien tiene un vínculo muy fluido y que lo escoltará en las negociaciones con un mercado convulsionado, donde hace 40 días el dólar blue valía 205 pesos y la semana última cerró a 295. Según un análisis de la consultora Equilibra, a pesar de ese dato rojo, el dólar todavía se ubica por debajo de su cotización récord que fue octubre de 2020 cuando, a precios de hoy, debería valer 328 pesos.

Medidas

Batakis se encerró este sábado en Economía con su equipo y prepara, en línea con Miguel Pesce, el titular del BCRA, un paquete de medidas. En el vuelo a Tucumán, Fernández hizo un aparte con Massa y otro con Daniel Scioli que no emite quejas pero asume que el escenario que encontró en Desarrollo Productivo, en el capítulo importaciones, es menos amable que el que imaginó cuando el presidente le ofreció el lugar de Matías Kulfas. Así y todo, Scioli vive el proceso como una segunda oportunidad luego del tropiezo del 2015.

¿Batakis sabía lo que le esperaba cuando le ofrecieron el lugar de Guzmán? Un economista que la conoce y trabajó con ella, le atribuye ante todo responsabilidad política en eso de que “no podía decir que no” pero, a su vez, observa lo que todos: poco nervio económico. En su etapa más agitada, como ministra de Scioli, formaba un scrum con Rafael Perelmiter, Alejandro Arlía y dos economistas senior que orbitaban al candidato a presidente: Mario Blejer y Miguel Bein.

Cristina, hasta acá, hizo lo que en Rosada esperaban -y deseaban- que haga: no la mencione. Así y todo, en el cristinismo, si bien no la cuestionan, tampoco la celebran. Eduardo “Wado” De Pedro, emblema de la moderación K, que la convocó en 2019 y la tuvo en su equipo todo este tiempo, se mueve a la distancia. El ministro volvió a ser mencionado en un discurso de la vice, una especie de bendición de los movimientos que hace el mercedino para interactuar con actores que están afuera del dispositivo FdT. Lo que intentó, y no logró, Fernández.

En El Calafate, la vice repitió un argumento casi calcado al que repiten los albertistas que apuntaban, hace tiempo, a Guzmán: sobre todo, que su salida fue irresponsable porque detonó una crisis monumental que, todavía, está en proceso. “Guzmán gestó la unidad del FdT”, dice, con mordacidad, un peronista que tuvo contactos con el ahora exministro. En medio de esos temblores y esas urgencias, quedan en suspenso las discusiones más densas del FdT, algunas todavía no abordadas, otras recién declamadas. Uno sutil: la necesidad de que Fernández ajuste su exposición pública, y sus discursos.

Un funcionario que estuvo en Tucumán, donde estuvieron Massa, De Pedro y el resto de los ministros, retomó una frase que Fernández repetía en el 2019: “Con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede”. Frente a la tormenta económica y financieras de estos días, y que queda por delante, se revisita el planteo. “Sin un acuerdo político en el Frente, la crisis económica no se ordenaba. Con acuerdo, habrá que ver...”, apuntó.

Máximo entre los Fernández

El Telegram abierto entre Alberto y Cristina, territorio donde ambos se mueven cautos para evitar chispazos, tiene un cable suelto que para algunos resulta imprescindible incorporar en el diseño de la nueva normalidad del FdT. Se trata de Máximo Kirchner. El diputado sigue sin contacto con Fernández, con quien no habla desde hace más de 5 meses. Máximo es el operativo de Cristina y fue, hasta enero pasado, el principal enlace entre los Fernández, justamente el que ablandaba un vínculo siempre áspero.

Hay un problema de percepciones. Para el alberismo, Máximo forma parte del dispositivo Cristina y es ella la que debe conducirlo y ordenarlo. No es, sin embargo, lo que piensan en La Cámpora, que pretenden que el diputado sea considerado como un actor adicional a la vice. Una anécdota que ilustra esa situación. El día de las generales del 2021, Fernández leyó un discurso desde Olivos, cuyo contenidos acordó con la vice. Máximo no sabía e hizo trasmitir su malestar porque no había sido consultado, o al menos informado, sobre lo que diría el presidente. “Pero sabía Cristina”, le respondieron a un camporista que elevó la queja.

No es un tema menor. Cuando se habla de una mesa del FdT, se incluye a los Fernández y Massa. Ocasionalmente, hay alguna referencia a los gobernadores. La Cámpora reclama una silla para Máximo.

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