El tomate, una clave de la desaceleración inflacionaria de noviembre

El tomate, una clave de la desaceleración inflacionaria de noviembre

La fruta venía acelerando con fuerza su precio a lo largo del 2021 pero una buena cosecha ayudó a revertir en forma abrupta. Cayó 33,6% en un mes y eso ayudó a moderar el alza de los alimentos. También colaboraron el congelamiento de precios impulsado por Roberto Feletti y el de tarifas. El año terminará con una inflación en torno a 50%, solo 4 puntos por debajo del récord de Cambiemos en 2019

 

 

El tomate redondo fue uno de los grandes responsables de la desaceleración inflacionaria de noviembre, segundo mes en el año en el que los precios tuvieron un alza inferior al 3%. La inflación del mes fue, como en agosto, de 2,5%. Los controles de precios sobre los alimentos aportaron lo suyo y también los congelamientos de las tarifas. El año terminará en torno a 50%. Si es por arriba o por debajo de esa marca dependerá de qué tan alta sea la aceleración estacional de diciembre.

El historial inflacionario del 2021 muestra a los precios en un subibaja que va del 2,5%, en agosto y noviembre, hasta el 4,8% en marzo. La verdadera dinámica parece ir mostrándola la inflación núcleo, que deja afuera el efecto del congelamiento tarifario y el factor estacional, donde una cosecha buena o mala genera alzas y deflaciones extraordinarias, tal el caso del tomate en noviembre. Desde hace meses la núcleo viene por encima del 3%.

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Lo explicó el director socio de Consultora LedesmaGabriel Caamaño Gómez: "La inflación está en velocidad crucero un poco arriba de 3%. Que algún mes dé un poco más que eso, o un poco menos, depende de cuestiones puntuales que se imputan en regulados, con algún mes que imputan algo que lo tira para arriba y con meses en los que lo tira para abajo. Y también de temas estacionales, como lo del tomate. Pero si se mira la núcleo, la inflación está en 3% sostenidamente y hace tres meses en 3,3%”.

El precio del tomate redondo tuvo una caída mensual extraordinaria de 33,6% durante noviembre. Caamaño Gómez estimó que eso implicó una baja de un cuarto de punto sobre la inflación del mes. Es decir que si hubiese tenido variación 0% la inflación habría sido de 2,75%. Y si, en cambio, hubiese tenido un alza más en línea con el resto de los precios, habría sido más alta aun.

Cabe destacar que el precio del tomate venía creciendo a pasos agigantados durante el último año, por baja producción. Eso se revirtió en noviembre, con una buena cosecha y una baja del precio que impulsó a los estacionales a la desaceleración (subieron apenas 0,5%). En ese sentido, también en el 3,5% de inflación general de octubre los estacionales habían influenciado y mucho, con un pico de 8,1%: se revirtió por completo y esta vez, por el contrario, ayudó al Gobierno a mostrar números mejores. Y también, el tomate de noviembre, traccionó a la desaceleración a los alimentos, que en noviembre marcaron un incremento de 2,1%, por debajo de la inflación promedio.

Ahí también influyeron los controles de precios lanzados por la gestión de Roberto Feletti en la Secretaría de Comercio, lo que se observa en varios rubros, tal como destacaron desde Ecolatina: “El congelamiento de precios a los bienes de consumo masivo también ayudó a la desaceleración del capítulo, en tanto varias categorías moderaron su alza (lácteos, aceites, entre otros). El impacto del congelamiento se observa en el salto que mostró la proporción de productos abarcados por Precios Cuidados, que pasó de 7% en octubre a 13% en noviembre, donde en muchos productos superaron el 50%”.

Los que también aportaron lo suyo para la desaceleración del noviembre electoral fueron los congelamientos de tarifas, que se observan en los regulados, con un incremento de apenas 1%, también muy por debajo del promedio. “Buena parte de la desaceleración son producto de medidas que simplemente postergan el fenómeno inflacionario”, afirmaron desde la consultora ACM, en referencia a la próxima necesidad de corregir tarifas, aunque presumiblemente evitando el tarifazo con una segmentación, en el marco de un (por ahora) futuro acuerdo con el FMI.

El año terminará con una inflación en torno a 50%. Si en diciembre se cumple el incremento de 3,4% que prevé la city según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que publicó el BCRA en noviembre, quedará en 50,3%. Si es de 3%, estará en 49,7%. En todos los casos quedará apenas alrededor de 4 puntos por debajo del récord de Cambiemos en 2019.

Los que más aumentaron en noviembre fueron los restaurantes y hoteles, por la reapertura y la suba de un consumo interno, apalancado en parte por el Pre Viaje, con un alza de 5%; y las prendas de vestir con un incremento de 4,1%. En el último caso, se trata de un sector que, pese a la protección oficial frente a importaciones, sigue liderando los incrementos del 2021, con un aumento interanual de 62,8%. Bien por encima de la general, que desaceleró a 52,1% y volverá a desacelerar en diciembre.

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