A una semana de las elecciones y un (aparente) apretado resultado, ¿cómo convencemos a los indecisos?

A una semana de las elecciones y un (aparente) apretado resultado, ¿cómo convencemos a los indecisos?

A una semana de la comicios, las cartas de esta contienda electoral están prácticamente jugadas. Sin embargo, la política es generosa en materia de imprevistos y cisnes negros. La guerra de encuestas comenzó: ante una estrecha diferencia, que en algunos distritos entra en el margen de error estadístico, las campañas comienzan a inclinarse por los indecisos. 

 

En los últimos años la sociedad no solo se sumergió en una profunda crisis respecto a la representatividad y el rol de los políticos, sino que también cambiaron sus preferencias electorales, escapándole a las propuestas homogéneas y masivas de los partidos políticos tradicionales.

Si bien las campañas sirven para reforzar aquellas preferencias previas, existen estrategias implementadas para hablarles a aquellos que no definieron aun su voto: los indecisos. Para-destinatarios que no sólo calientan la campaña, sino que incentivan a los políticos y sus equipos a pensar estrategias de lo más creativas y generosas. Estrategias que, para el deleite de muchos, a veces, rozan el ridículo.

Con los resultados definitivos de las PASO, y teniendo en cuenta que los votos pertenecientes a Florencio Randazzo y Sergio Massa (y a los que tanto el oficialismo como Unidad Ciudadana apelan) constituyen un 21,43 por ciento del total, la batalla está dada en torno a cómo captarlos y pasarlos a los respectivos bandos mayoritarios. 

De cualquier forma, encuestas recientes señalan que el número de ciudadanos que aún no definió su voto disminuyó notablemente, estando actualmente alrededor de un 16 por ciento. La dispersión se estaría dando a favor de Cambiemos y en detrimento del partido de la ex mandataria. Cristina Kirchner está muy cerca de su famoso techo que según los datos le está costando traspasar, y aún movilizando a los votantes de Randazzo no le alcanzaría para obtener un triunfo en las urnas de la provincia. 

La apelación a los datos, al storytelling, la campaña negativa y algunos manotazos de ahogado: todo parece ser válido. 

La recta final nos plantea un desafío: habrá que transitarlo con pie de plomo para no caer en falsas expectativas y cuentos de hadas. Esta contienda reñida, al mejor estilo balotaje, la definen los indecisos. Y van por ellos. 

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