Los riesgos de involucrar a la Argentina en el conflicto de Medio Oriente

Los riesgos de involucrar a la Argentina en el conflicto de Medio Oriente

La decisión del Presidente en medio del fuego entre Irán e Israel quiebra la tradición de política exterior del país y abre un "nuevo paradigma", advierten los analistas. Del antecedente de Menem al dato curioso en el nexo con Teherán. Comercio y apoyo multilateral

 

Mariano Beldyk

La decisión de Javier Milei de involucrar a la Argentina en el conflicto en Medio Oriente entre Israel e Irán con un giro tan radical a la tradicional posición de la diplomacia nacional no registra antecedentes. Aún durante el alineamiento de Carlos Menem a EE.UU. en los '90, coinciden los analistas, el protagonismo en la región no se planteó en términos tan contundentes, propios del estilo que a esta altura ya es el sello ineludible del Presidente libertario. Todo esto puede traer consecuencias.

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"Argentina ha tenido una posición histórica de no alineamiento con respecto a los diferentes conflictos en Medio Oriente. Por un momento, eso cambión en lo que fue la Guerra del Golfo cuando Argentina mandó un par de fragatas para participar del conflicto. Pero incluso su posición entonces fue para cumplir con la Casa Blanca", comenta a este medio Ezequiel Kopel, autor de "Medio Oriente, Lugar Común" y "La Disputa Por El Control De Medio Oriente".

Aún esa jugada política del entonces presidente Carlos Menem no puede desentenderse de un contexto específico en el que muchos países participaron y todos del lado de Estados Unidos y Kuwait -hasta Siria y Turquía se alinearon con Washington- y conformaron una coalición de más de 30 estados.

"En este mundo tan dividido, a la Argentina no le produce ningún beneficio un alineamiento irrestricto con alguno de los lados -añade Kopel-. Hoy no te garantiza beneficios de por sí. Y a la Argentina, por su ubicación geográfica, no creo que le traiga ningún beneficio esa posición".

La equidistancia que caracterizó a la Argentina no ha estado exenta de las marcas que le imprimieron los gobiernos de turno, moviéndose en lo retórico dentro de las grandes bandas de la tradición diplomática de la no intervención, entre el cuestionamiento más duro de Cristina Kirchner al accionar bélico de Israel y el acercamiento de Mauricio Macri a Benjamín Netanyahu.

"Según las declaraciones del Presidente, estamos frente a un nuevo paradigma de política exterior, que consiste en la alianza con las democracias occidentales. Entendiendo a Israel como una de ellas, como una de esas democracias occidentales", señala ante este medio el profesor de la Universidad Austral, Said Chaya, especialista en las dinámicas que determinan el funcionamiento de esa porción del mundo.

 

Y destaca que si bien la política exterior no fue un tema preponderante en la campaña, Milei siempre fue claro en lo ateniente a esta aproximación y esta alianza incondicional que ahora plantea. "Está legitimado para tomar este tipo de decisiones, porque en definitiva es lo que la gente acompañó con su voto", asegura.

La nueva doctrina de política exterior quedó plasmada en el comunicado de la Cancillería de las horas posteriores al ataque de Irán. "El Gobierno de la República Argentina condena categóricamente el ataque sin precedentes de la República Islámica de Irán contra el Estado de Israel y reafirma su apoyo al legítimo derecho de Israel a la defensa de su soberanía".

Comunicado de prensa: la República Argentina condena el ataque iraní contra IsraelEl Gobierno de la República Argentina condena categóricamente el ataque sin precedentes de la República Islámica de Irán contra el Estado de Israel y reafirma su apoyo al legítimo derecho de... pic.twitter.com/0HCt6kXEVW

— Cancillería Argentina %uD83C%uDDE6%uD83C%uDDF7 (@CancilleriaARG) April 14, 2024

Y mucho más enfático en este lenguaje se mostró el Gobierno en el comunicado de Presidencia, justificando en parte su decisión en los recientes fallos en el marco de la causa sobre la investigación por el encubrimiento de los ataques donde se apuntó contra Irán y Hezbollah detrás de los golpes.

La foto ayer del abrazo del Presidente con el embajador israelí, Eyal Sela, en la Casa Rosada es otro dato más que sugerente. En particular su presencia en el marco de la reunión del comité de crisis que se había convocado para analizar la información sensible sobre los riesgos que puede correr el país por la escalada en Medio Oriente y considerando que el país de Sela es, precisamente, uno de los involucrados.

En las horas siguientes al ataque de Irán, diversos funcionarios e incluso referentes del PRO se apuraron a sentar posición en las redes sociales, contra cualquier "neutralidad". En cambio, Mauricio Macri, tras condenar "el brutal ataque perpetrado por Irán contra el Estado de Israel" y expresar su solidaridad con el pueblo israelí, remarcó: "La guerra, el terrorismo y la violencia nunca son el camino. Hoy, más que nunca, es imprescindible trabajar por la paz".

La percepción social no avala el discurso beligerante propio de la intensidad de las redes sociales. Tampoco pareciera rubricar semejante giro en las relaciones internacionales. En un tuit, el consultor Gustavo Córdoba mostró las estadísticas detrás de una pregunta en un relevamiento sobre las ideas de Milei, puntualmente, enviar soldados argentinos a la guerra entre Rusia y Ucrania: el 79% se manifestó en contra.

Es un indicador relativo, pero indicador al fin, de la potencialidad de participar en un conflicto bélico, como el que acaba de estallar entre #IranIsrael. Es una tradición de nuestro país, ser pacifistas y neutrales. Los argentinos no acuerdan a enviar tropas. pic.twitter.com/d1uY8x9bh4

— Gustavo Córdoba, en dias de #Felicidad (@gustavolcordoba) April 14, 2024

"Aparentemente esta nueva doctrina lo que hace es apoyar radicalmente la posición israelí. Nuestro país ha dejado de votar no solamente a favor del cese al fuego, sino incluso de condenar las acciones que Israel ha llevado adelante en Gaza, donde han muerto más de 30.000 personas. Algunos calculan hasta 40.000, si tenemos en cuenta las 7.000 personas que han muerto y que están debajo de los escombros", reflexiona Chaya y destaca las frases en hebreo en los pronunciamientos de los dirigentes del oficialismo.

Diego Guelar, exembajador en Estados Unidos y China que demandó de forma pública este fin de semana la intervención de ambas potencias sobre sus aliados en Medio Oriente para frenar la escalada, tampoco se mostró de acuerdo con la decisión del jefe de Estado. "No hubiera establecido ese nivel de alianza con Israel. No hay motivos".

Chaya coincide en que "Israel nunca nos pidió este posicionamiento radical. Las relaciones entre Argentina y Israel son muy buenas, entiendo que ahora pueden ser mejores, pero Israel nunca nos pidió a cambio esto. Creo que es más bien una decisión personal, en algún aspecto, del Presidente". 

A su entender, la prioridad de la Argentina debiera ser posicionarse en Latinoamérica antes que buscar protagonismo en un vecindario a 12 mil kilómetros de distancia.  "En términos estratégicos me parece muy importante cuidar los mercados existentes y los potenciales que puede tener Argentina en el Medio Oriente, y no creo que esto nos ayude".

Acorde a los datos del INDEC, la Argentina comercializó en febrero de 2024 unos u$s 370 millones con la región de Medio Oriente, poco menos del 10% de los u$s 5531 millones que exportó a nivel global. La región se ubica por debajo del Mercosur (u$s 1254 millones), Aladi (u$s 801 millones), EE.UU. (u$s 524 millones), Asean (u$s 501), Unión Europea (u$s 467 millones) y China (u$s 391 millones). En el comparativo interanual, registró una variación positiva del 40%.

La historia diplomática de Argentina y Medio Oriente

Paulo Botta, director del comité sobre Medio Oriente en el CARI señala que existen tres grandes temas que cruzan la relación de la Argentina con la región e Israel en particular. El primero es la posición argentina con respecto al conflicto árabe-israelí; en segundo lugar, la posición argentina acerca de cómo conceptualizar las relaciones con los actores de Medio Oriente en general, y en tercer lugar, la posición argentina en Medio Oriente y particularmente con Irán después de los atentados de 1992, en la Embajada de Israel, y 1994, en la AMIA.

Como estrategia común del grueso de los gobiernos, la política exterior argentina enfocada en aquella región ha tenido como objetivo central la de vincularse con esos estados no solamente a nivel estrictamente bilateral, sino sobre todo en ámbitos internacionales, fundamentalmente Naciones Unidas. En este ámbito, el eje dominante ha sido el reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas.

La República Argentina ha intentado siempre que los países de Medio Oriente respalden la posición del país en su disputa territorial con el Reino Unido sobre el archipiélago, sobre la base de la resolución 2065, de 1965, en particular por la participación de algunos países árabes en los comités de descolonización que analizan cada año estas cuestiones.

En este sentido, indica Botta, "Argentina siempre ha visto a los países de Medio Oriente como un lugar no solamente para hacer negocios desde lo económico -para lo que eventualmente, no tiene que haber un acercamiento político necesario-, pero en lo que respecta al capítulo geopolítico, una región donde recabar votos que avalen el pedido de la Argentina por las Malvinas".

Al mismo tiempo, los archivos diplomáticos siempre muestran una estrategia que priorizó los intereses económicos de la Argentina por sobre los alineamientos políticos. Esta separación de las aproximaciones descansa en gran medida en la condición de la Argentina de potencia media y el equilibrio que los países con estas características suelen hacer en el plano internacional para eludir el juego de intereses de las potencias globales que no suelen coincidir siempre con los propios.

"Esa profundización de los vínculos económicos, nunca, por lo menos desde la perspectiva argentina, ha significado necesariamente una cercanía en términos políticos", indica Botta. Como ejemplo, menciona el hecho que la República Islámica de Irán ha sido considerada uno de los principales socios comerciales en la zona por la República Argentina desde 1998 pese a las sospechas que existían acerca de la participación funcionarios de su gobierno en los atentados en Argentina.

Un dato curioso: Irán fue el primer país de la región con el que la Argentina estableció relaciones diplomáticas a nivel bilateral, en 1902Le siguió el Imperio Otomanos, un año más tarde

La historia de la Argentina frente al conflicto árabe-israelí

En lo que refiere a la disputa entre palestinos y judíos por un Estado propio, en la primera mitad del siglo pasado, el país participó como miembro de las Naciones Unidas en el proceso de partición del viejo Mandato Británico sobre Palestina que realizó la Asamblea General de organismo en 1947. 

Desde entonces, la posición argentina siempre ha sido la de promocionar una solución en función de los principios del derecho internacional y el modelo "Dos Pueblos, dos Estados". En gran medida, ha coincidido con la posición de Latinoamérica en los organismos internacionales. De hecho, la Argentina votó en 2012 la inclusión de Palestina como el Estado 194 en la Asamblea General y reconoce su embajada en el país.

Después de la guerra de expansión de Israel, en 1967, cuando aquel país adquirió su mayor porción de territorio, Argentina suscribió a favor de una solución negociada en línea a las resoluciones de Naciones Unidas y la devolución de los territorios ocupados en concordancia con su pedido sobre Malvinas.

"Históricamente ha sido la posición argentina, independientemente que en otros aspectos, sobre todo yo diría más bien de carácter cultural, se haya desarrollado una mayor cercanía entre Argentina e Israel como reflejo de la doble diáspora de casi 100.000 ciudadanos argentinos viviendo en Israel y muchos familiares y amigos de ciudadanos argentinos en Israel viviendo en la Argentina", puntualiza Botta.

Los dos ataques terroristas que sufrió la Argentina en 1992 y 1994 se relacionaron, en su interpretación geopolítica, con el alineamiento de Menem en la Guerra del Golfo, junto a Estados Unidos, a la par de una serie de compromisos estratégicos incumplidos con las naciones árabes cuando llegó a la Presidencia. En rigor, las líneas investigativas siguieron dos pistas en simultáneo en lo que refiere a la vertiente internacional: la pista siria y la iraní.

"El hecho de que las investigaciones judiciales argentinas hayan focalizado, a lo largo de estos 30 años, casi de manera constante en la participación iraní, ha incidido en que la política argentina hacia esa región en general, e Irán en particular, se haya visto afectada y que también haya actuado como base de un acercamiento al Estado de Israel en algunos períodos", argumenta el analista del CARI.

Durante la presidencia de Cristina Kirchner, la firma de un memorándum con Irán fue el resultado de un acercamiento político a Teherán que tenía como fundamento el intento de abrir una alternativa a la Justicia para avanzar en los interrogatorios a los funcionarios de aquel país señalados en el expediente. Desde la oposición se lo entendió como un acuerdo de impunidad y se lo denunció de esa manera. 

Hoy Milei da una vuelta más a esa posición ubicando a la Argentina en un lugar inédito en el tablero internacional.

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