¿Recesión mata a dólar electoral? Las empresas ya ven el "riesgo kuka" y miden su posible impacto

¿Recesión mata a dólar electoral? Las empresas ya ven el

Mientras el Gobierno busca aplacar los ánimos con medidas de emergencia, la incertidumbre sobre el tipo de cambio aumenta. El sector privado anticipa un ajuste cambiario ineludible, aunque la caída de la actividad limita el poder de compra.

Eugenia Muzio

Luego de otro capítulo de volatilidad monetaria, el Gobierno logró captar casi todos los pesos que podían generarle una inyección de adrenalina a un dólar que se mantuvo hasta ahora en la zona de los $1.300 y que está por ingresar en la típica temporada preelectoral. Pese al buen augurio que le dio el abanico de medidas de emergencia que sacó a relucir el Banco Central y la licitación del Tesoro, el sector privado está escéptico de que la danza entre el tipo de cambio y las tasas se haya terminado. Al contrario: existe un temor generalizado por lo que pueda pasar después de las elecciones bonaerenses, aunque con un gran matiz, que es el poco poder de fuego que tienen algunos sectores por la crisis de rentabilidad que crece.

La Secretaría de Finanzas logró captar casi todo el remanente de la licitación fallida del 13 de agosto. De los $5,8 billones, unos $3,7 billones se invirtieron en bonos a tasa TAMAR + 1%; y otros $2 billones deberán ir a encajes, según la reciente disposición que obliga a los bancos a inmovilizar el 50% de todo el cash. Es decir: los bancos, aún molestos, eligieron colocar el efectivo en bonos que le permitirán remunerar parte del encaje.

El billón que quedó suelto no reviste demasiada preocupación en los mercados. Pero el factor de riesgo es el nivel de tasa de interés que se establecerá entre dos cuentas regresivas: las urnas del 7 de septiembre y las del 27 de octubre. La tasa de financiamiento que quedó tras el desorden monetario está en el orden del 69% para instrumentos a corto plazo y, en consecuencia, del 60% para créditos productivos.

El tic tac de las tasas y el dólar

La expectativa, tanto en la City porteña como en el sector privado, es que el limbo entre las tasas y el dólar flote hasta los comicios nacionales, pero que después ambos mundos se acomoden. En distintos círculos empresarios entienden que la corrección del tipo de cambio es inevitable. “La suba no se daría solo por la demanda, sino también por la pérdida de competitividad de las exportaciones. Además, la tasa y el dólar futuro no podrían sostenerse por mucho tiempo. La restricción externa se profundiza con la falta de confianza en el plan económico”, señaló una fuente vinculada al comercio externo.

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Un referente empresarial, miembro del establishment de los agronegocios, contó a PERFIL: “Yo sigo en dólares. No entré al carry trade. Me equivoqué hasta acá. Pero ahora me da nervios, sobre todo el período entre las elecciones de septiembre en Buenos Aires y las nacionales de octubre. Creo que le puede ir mal a (Javier) Milei en la provincia, pero le va a ir muy bien en la nacional, por el interior y la Ciudad de Buenos Aires”.

La premisa es que “el dólar puede subir en septiembre y volver a calmarse en octubre”. Del lado financiero, la consultora LCG planteó que “no puede descartarse que el tipo de cambio comience a acercarse al límite superior de la banda, lo que podría reactivar una serie de medidas para contenerlo, especialmente en la antesala de las elecciones". "Una vez superado el proceso electoral, tampoco hay que descartar un cambio del esquema cambiario, dado que todo régimen hay que concebirlo como transitorio hasta tanto se logren inflaciones bajas, y teniendo en cuenta que la banda superior puede quedar baja si la inflación no perfora el umbral del 1”, señaló el informe.

Economía fría mata dólar caliente

El director de Analytica, Claudio Caprarulo, advirtió que “si no hay una corrección de tasas preelecciones, en el post tiene que haber”. “Si hubiese cambio en la política monetaria, debería haber en la cambiaria y viceversa. La pata floja del programa es la de acumulación de reservas y esta tasa alta ayuda. Si cae el nivel de actividad, caen las importaciones”, planteó en una entrevista con CNN Radio.

La proyección de un nivel de actividad que se enfría, incluso sin haber recuperado del todo los niveles de 2023, es lo que matiza un rally al dólar. Muchas empresas, de las grandes que mueven volúmenes fuertes en el mercado oficial, están más preocupadas por la pérdida de su rentabilidad, la imposibilidad de traslado a precios y los sobrecostos que están al límite de volverse sostenibles que en el stockeo de divisas.

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La postura defensiva no se limita a un sector en particular. En proveedores industriales, según el área, varía el nivel de dolarización de inventarios. Mientras que los insumos para la industria de alimentos se mantienen bajos, reflejando el débil consumo, el panorama es distinto en otros rubros. “Hay un aumento tremendo en productos terminados de consumo y el e-commerce”, detalló una fuente vinculada al comercio exterior.

El "riesgo kuka" que alinea el plan oficial

La retórica oficial, en este contexto, es que la victoria del oficialismo en las elecciones de septiembre y octubre aseguraría la consolidación del programa económico y la eliminación de lo que denominan el "riesgo kuka". Así lo dejó explícito el secretario de Finanzas, Pablo Quirno: "Para despejar el 'riesgo kuka' tenemos que ir a las urnas y poner bien el voto. Todo lo que estamos haciendo está validado por el apoyo de una sociedad que está viendo que este programa está dando los resultados necesarios."

Sin ir más lejos, es el mensaje entrelíneas que dejó el ministro de Economía, Luis Caputo, cuando justificó el déficit financiero del mes de julio. “El resultado financiero de -$168.515 millones contrasta con el resultado de julio de 2023, donde el déficit había sido de $754.243 millones, equivalentes a más de $3.700.000 millones ajustados por inflación”, escribió en su cuenta de X.

 

 

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