Recalde x Recalde: “El proyecto nos enamoró a todos por igual”

Recalde x Recalde: “El proyecto nos enamoró a todos por igual”

Hijo del abogado laboralista y diputado nacional Héctor Recalde, es el candidato más joven del FpV.  Dice que fue un “pibito peronista” que respondió al llamado de Néstor Kirchner a organizar la juventud. Un diálogo íntimo con Diario Z.

Es porteño de cuna. Nació el 8 de abril de 1972 en una familia atravesada por la política. Creció entre su hogar en Barrio Norte y las tardes en San Telmo, en los alrededores del Colegio Nacional de Buenos Aires, adonde cursó la secundaria.

Recalde dice que, de chico, era igual a Casey Wander, el niño de 11 años que saltó a la fama tras reconocerse como militante kirchnerista en la TV Pública. “Era fanático de la política: defendía mis posturas, discutía y peleaba”, cuenta. No era para menos. Su papá es el abogado laboralista –y actual diputado– Héctor Recalde, con muchos años de trayectoria en el sindicalismo peronista. “Mi hogar era muy político –recuerda Mariano–. No sólo por la influencia de mis viejos, sino también de mis tíos. Eran todos militantes”.

El candidato a jefe de Gobierno tiene fotos del año 1983, cuando participaba de la campaña electoral en la que el peronista Ítalo Luder enfrentó al radical Raúl Alfonsín. Mariano tenía apenas 11 años, pero “iba a los actos con la vincha, a cantar”. Y agrega: “Discutíamos desde chicos, en ese colegio tan politizado que es el Nacional Buenos Aires, lleno de delegados, de asambleas. De ahí, no paré más”.

¿Tenías amigos que después se convirtieron en compañeros de militancia?

Con Axel Kicillof íbamos al mismo año. También estaban Augusto Costa y Javier Rodríguez. Era un semillero. El Cuervo Larroque era más chico, pero también participaba.

¿Cuándo entraste al Partido Justicialista?

En esa etapa no llegué a afiliarme. Teníamos una agrupación, la Eva Perón. Éramos pibitos peronistas. Entre ellos estaba Pablo Marchetti, Andrés Cárdenas, los hijos de Carlos Corach, el hijo de Mario Kestelboim, el sobrino nieto de Ramón Carrillo, el hijo de Matilde Menéndez. Esto era antes del menemismo. Era un grupo muy político. Hacíamos actividades, militancia en el barrio, íbamos al Patronato de la Infancia a hacer tareas sociales.

¿Y en la Facultad de Derecho?

Al principio me dediqué a estudiar. Eran los primeros años del menemismo y estaba muy desencantado. Después, empezamos con la militancia de resistencia al neoliberalismo. Armamos agrupaciones independientes. En Derecho estábamos con Wado (De Pedro), Franco Vitali, Patucho Álvarez, Norberto Berner, Julián Álvarez… todos son funcionarios hoy.

¿Qué postura tenían?

Éramos críticos de toda la clase política. Con distintos matices representaban los mismos intereses. Sentíamos que no nos representaban en lo más mínimo. Contra eso peleábamos, resistíamos. Éramos organizaciones muy incipientes, chicas y fragmentadas. Estábamos aislados. Hasta que estalló todo en 2001 y nos encontramos en la calle. Empezamos a pensar en construir una fuerza política que pudiera disputar poder en esta nueva Argentina. Fracasamos en distintos intentos. Pero apareció Néstor Kirchner, que nos volvió a juntar a todos.

¿Cómo fue el acercamiento con Kirchner?

Primero fue muy tímidamente. Veíamos desde nuestra agrupación (Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI) que había un gobierno nuevo que tomaba medidas y tenía gestos que nos gustaban. Pero mirábamos con recelo. Poco a poco nos fuimos involucrando más y en un momento se dio la discusión: ¿qué hacemos, nos metemos o no? Había un grupo que seguía siendo muy antitodo, que no había que apoyar a ningún gobierno, y otro grupo que nos dimos cuenta de que ese gobierno era lo que habíamos estado esperando durante muchos años. Había un proyecto, un liderazgo enfrentado a los poderosos, a los intereses que antes gobernaban el país. Nos fuimos involucrando de esa manera. En un momento dado, todos los grupos dispersos. No sólo nosotros, también la agrupación de Axel en Económicas, Hijos y agrupaciones barriales como la del Cuervo, nos ensamblamos detrás del liderazgo de Néstor.

¿Los convocaba directamente Kirchner?

Néstor y Máximo. Néstor tenía tomada la decisión de organizar a la juventud, sobre todo detrás de Cristina, cuando ya era presidenta. No es la amistad lo que me acercó a ellos, sino una cuestión netamente política. Lo que hubo fue una coincidencia en cuanto al proyecto, que nos enamoró a todos por igual. En el medio nos fuimos haciendo amigos porque compartimos muchas cosas. Sobre todo yo creo que la amistad se fortalece en los malos momentos. Y hemos pasado muchas malas, donde nos volvemos a dar cuenta de que vamos a estar siempre juntos.

¿Tenés alguna anécdota que sintetice cómo era Kirchner?

Tenía una obsesión con que se organizara la juventud. Cada vez que nos veía, decía: “¿Y? ¿Cuándo van a llenar el Luna Park? Si no, me voy con los Descamisados”. Una vez le dijo a un joven dirigente: “Mirá, cada generación tiene una estigma. Yo estoy marcado y soy de la JP. Cuando fui presidente, fui el presidente de la JP. En esta generación, vos tenés que ser de La Cámpora, la marca tiene que ser ésa: ¡Boludo, vos tenés que ser de La Cámpora!”. Estaba en lo cierto. Hemos crecido, hemos tenido muchos errores, hemos evolucionado, pero siempre vamos a ser de La Cámpora.

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