Orden y "coucheo": las preocupaciones del Milei-macrismo para el debate

Orden y

La imposibilidad de leer durante el debate y la novedosa modalidad de las interrupciones aparecieron como dos factores de preocupación para los aliados amarillos que se embarcaron en la misión de convertir a Milei en presidente.

Por: Carla Pelliza.

Si Mauricio Macri tiene que hablar con Javier Milei, lo hace en forma directa, sin intermediarios. El ex presidente está en contacto con el candidato pero también con Karina, su hermana, el "jefe" de la campaña electoral. Con ellos, el postulante a la vice de Boca Juniors termina de afinar o conversar sus inquietudes, así como las ayudas, acompañamientos u horizontes que pueda necesitar el libertario producto de su experiencia.

Macri no manda a nadie a charlar con los Milei. El resto de los dirigentes de su círculo habla con segundas líneas, no con la pole position de La Libertad Avanza. Los vínculos entre los equipos existen, pero en distintos niveles y el trabajo mancomunado entre halcones y mega halcones quedó en evidencia en el Congreso.

Sectores libertarios y del PRO pidieron declarar a Hamas como organización terrorista, algo que ya había sido anunciado por Sergio Massa en el debate presidencial y dejó rengo a Milei. Unas semanas más tarde, la oposición hizo la solicitud formal con un proyecto dirigido al presidente Alberto Fernández. Lo más llamativo del documento estuvo, sin embargo, en el final, en las firmas.

La relación entre los duros del macrismo y los referentes de La Libertad Avanza es conocida, pero en este caso sumó la firma, por ejemplo, de Diego Santilli. El proyecto sirvió para mostrar que el ex candidato a la gobernación tomó posición frente al balotaje y se ubicará detrás de Milei, a quien le colabora con voluntarios para fiscalizar en la provincia. 

Sin embargo, eso no implicará, necesariamente, la eliminación de cualquier intención de construir un espacio de centro. Las palomas se empezaron a juntar y a dialogar, particularmente en el Congreso, pero nadie moverá una pieza hasta el 20 de noviembre. Varios coincidieron en que el PRO y Juntos por el Cambio podría romperse si llegara a triunfar Milei pero, por el contrario, lograr una sobrevida ante un triunfo de Massa.

La incertidumbre llegó, incluso, a las ambiciones futuras de Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno no estaría pensando en conformar un partido diferente sino en institucionalizar una línea interna del PRO que ya se evidenció en este tiempo pero que no pasó de lo declarativo. Probablemente, si el PRO lograra superar la tormenta, la puja esté en la conducción. Que también, dicho sea de paso, quieren los dirigentes que ganaron elecciones.

Pero para eso todavía falta mucho y el debate presidencial llegará antes que cualquier resultado electoral. Así como Larreta y otras palomas decidieron no militar la prescindencia, no salir a explicar y sostener una y otra vez la neutralidad, otros se pusieron abiertamente en contra de Milei y otros, particularmente Macri y Patricia Bullrich, a favor. 

Los dirigentes más combativos quieren que el libertario gane las elecciones y para ello será importante el resultado de este domingo. Al macrismo, particularmente, le gustaría que Milei pueda mantener la calma y evitar cualquier sobresalto ante las interrupciones del candidato de Unión por la Patria, además de arrojar propuestas claras, algo que no hizo en el intercambio previo.

Este debate, a diferencia del anterior, tendrá la particularidad de las interrupciones. Los candidatos tendrán sus micrófonos abiertos durante los doce minutos que dure cada eje temático y se podrán detener mutuamente siempre y cuando el otro no esté haciendo uso de la palabra para lograr un intercambio ordenado.

Esta modalidad, que ya fue aceptada por los dos equipos, apareció como peligrosa para el libertario. Ante su facilidad para sentirse molesto, se esperó que Massa pueda hacer uso de este recurso para incomodarlo y dejarlo como una persona violenta, sin paciencia, digna de un espectáculo a los gritos. Pero fue tarde para pedir cualquier modificación.

Otro de los puntos que preocupó al macrismo, parte de la dinámica del debate, fue la prohibición de la lectura. Este aspecto fue visto como peligroso para la performance del libertario aunque menos que el de las interrupciones. De poder tener una hoja enfrente, Milei podría mantener el hilo discursivo incluso ante cualquier distracción. 

Hasta ahora, los dos bandos se mostraron como independientes, en líneas generales. Se dijo, una y otra vez, que el PRO es un colaborador pero que no tomó por asalto la campaña. En el caso del debate, se planteó algo similar pero el espacio amarillo le acercó, al presidencial, algunos datos que consideró importante que tenga a mano.

Los papeles llegaron al equipo de Milei por voluntad del PRO y no por pedido del libertario, según se justificó. Están vinculados a la seguridad y las relaciones internacionales. En el primer caso, el libertario dejó el tópico a cargo de Victoria Villarruel, su vice, y él sólo atinó a mencionar la desregulación del mercado de armas y la represión a la protesta. En el segundo, se limitó a anunciar el fin de lazos con países comunistas. 

El evento, obligatorio por ley, comenzará el domingo a las 21 y tendrá seis ejes temáticos. El primer bloque estará compuesto por los tópicos de Economía, Relaciones Exteriores y Educación y Salud. Cada uno durará doce minutos. El segundo, en tanto, se enfocará, por la misma cantidad de tiempo, en Producción y Trabajo, Seguridad y Derechos Humanos y Convivencia. 

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