Mitos y verdades de la fuga de USD 45.100 millones del macrismo que denuncia el Gobierno

Lacunza y Sandleris defendieron la gestión macrista y Kulfas les salió al cruce. En 2018, el Estado nacional canceló USD 9.127 millones de deuda. El rol de las Lebacs.

Por: Marcia Dell'Oca.

El Gobierno denuncia que los 44.000 millones de dólares que el FMI le prestó a la Argentina fueron a financiar la fuga de capitales. La salida masiva de dólares ascendió a nada menos de 45.100 millones de dólares entre abril de 2018 y octubre de 2019 cuando finalmente Lacunza puso el cepo, detalló Pesce en su pedido de auditoría.

Desde Cambiemos, Sandleris y Lacunza tomaron la posta y le respondieron al gobierno que el crédito se usó para financiar inversión y para pagar deuda en buena medida heredada de los gobiernos anteriores y que con el déficit de 2020, el Gobierno acabó por tomar más deuda anual que, en promedio, su antecesor. Y ambos tienen razón en su medida. Es que los dólares no se usan para pagar deuda o para financiar fuga; no son acciones excluyentes sino que cada billete estadounidense que desapareció de las reservas puede haber hecho ambas cosas.

En efecto, solo en 2018 la deuda externa del sector público nacional se redujo 9.127 millones de dólares, incluso si ese mismo año el entonces ministro de Finanzas Luis Caputo emitió 9.000 millones de dólares en bonos y tomó créditos repo con bancos privados por otros 1.500 millones de dólares, además de tomar deuda de corto plazo en dólares con las Letes por no menos de 15.000 millones de dólares que no se pudieron refinaciar y que se cubrieron con el préstamo del FMI.

En otras palabras, ese año se pagaron de deuda bruta más de 35.000 millones de dólares en billetes verdes. Y a esto, se debe sumar la deuda que se pagó en pesos con los dólares -como los $26.000 millones del Plan Gas- y que los acreedores luego convirtieron en dólares en medio de la corrida cambiaria. Para los representantes de Cambiemos, dos de cada tres dólares de deuda del gobierno anterior -cercana a los 90.000 millones de dólares entre deuda de corto plazo y largo plazo- fueron para el pago de "deudas heredadas" y el crédito con el FMI no le escapa a esa norma. En total durante el macrismo la deuda externa creció 82.400 millones de dólares.

Y por sobre todas las cosas, a la deuda emitida no puede dejar de sumarse las emisiones de deuda cuasifiscal en pesos por el Banco Central mediante las Lebacs primero -y que se siguió emitiendo hasta el día de hoy mediante las Leliqs- que tarde o temprano los ahorristas también volcaron al mercado cambiario. En mayo de 2017 el Banco Central llevaba emitidos instrumentos de este tipo (pasivos remunerados) por 1,5 veces el nivel de reservas internacionales, o sea 61.100 millones de dólares. Esta emisión era a cambio de sostener el carry trade, el flujo de capitales golondrina para hacer bicicleta con tasas altas en pesos y llevarse rendimientos jugosos en dólares de corto plazo. El objetivo de este ingreso de dólares era la estabilidad cambiaria para que cediera la inflación hasta las metas fijadas por Sturzenegger.

Los dólares no se usan para pagar deuda o para financiar fuga; no son acciones excluyentes, sino que cada billete estadounidense que desapareció de las reservas puede haber hecho ambas cosas

Es que en esta ecuación de tomar deuda para cancelar deuda es por demás relevante la moneda de emisión (porque tomar deuda en dólares para pagar deuda en pesos deja al deudor expuesto al riesgo cambiario) y también el acreedor, al fin y al cabo la deuda intra sector público no va a quedarse sin refinanciamiento y no está sujeta a un "sudden stop" como sí lo está la deuda con fondos de inversión en los mercados internacionales. Ambos son puntos el ministro Kulfas salió a rebatirle al ex presidente del Banco Central:

Al fin y al cabo, esa "bomba de Lebacs" que llegó al 11% del PBI antes de estallar -y que en otros países como Uruguay superó el 20% sin corrida cambiaria- fue el primer motor de la corrida cambiaria por estar fundado en el movimiento de capitales especulativos de corto plazo. Y esto lleva al mito de que la salida de capitales implica extranjerización de capital. En primer lugar, si bien de este esquema participaron capitales de todo el mundo, los mismos argentinos fueron activos participantes de la compra de Lebacs, al punto que los bancos en 2017 se quejaban por la desintermediación del sistema financiero. Los ahorristas no hacían plazos fijos, sino que compraban Lebacs.

Y toda vez que cada individuo compraba dólares producto de las ganancias con las Lebacs estaban técnicamente incrementando la "formación externa de activos", comúnmente denominada "fuga". En otras palabras, muchos de los dólares que se fugaron del sistema financiero, pero no se fueron del país y están guardados en cajas fuertes, cuentas bancarias, invertidos en máquinas y ladrillos.

El otro mito es que con el fin de las Lebacs, este constante pago de deuda en pesos del Banco Central se terminó. En los primeros dos meses de este año se pagaron más de $150.000 millones de intereses por las Leliqs. Lo distinto es que con el cepo y tras la salida masiva de capitales, las presiones por convertir el capital a dólares menguó.

Cabe aclarar que tampoco es que el Banco Central dejó de ofrecerle dólares al mercado para que convierta sus activos en pesos. Como explicó este medio, lo hace mediante el contado con liquidación y dólar bolsa. Y por eso, en estos meses, por más de haber comprado reservas por más de 750 millones de dólares y que los encajes sobre el sector privado también aumentaron en más de 750 millones de dólares, las reservas internacionales subieron unos 130 millones de dólares. Unos 460 millones se usaron para pagarles al FMI y a otros organismos de crédito, buena parte del resto, se fue a "financiar" la salida de divisas mediante el mercado bursátil.

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