Intendentes para siempre en el conurbano

Intendentes para siempre en el conurbano

En estos días, la gran mayoría de los intendentes del conurbano bonaerense están haciendo lobby para derogar una ley que no les permite estar por más de dos mandatos en el cargo.

De los 135 intendentes bonaerenses, 95 no pueden renovar su mandato. En el 2016 una ley impulsada por la ex gobernadora María Eugenia Vidal, el Frente Renovador de Massa y el bloque peronista de Martin Insaurralde, dejó sin efecto la reelección indefinida de los barones del Gran Buenos Aires y reglamentó que solo podían estar dos mandatos en el cargo.

Pero las leyes no son para siempre, los intendentes del conurbano si. Ahora entre todos, macristas y peronistas, buscan derogar la ley.

Trascendió en varios medios las palabras de Alberto Fernández en un encuentro con intendentes: "Sería idiota no reconocer que si la gente vota una, dos o tres veces a alguien es porque algo bueno debe haber hecho. Y no debemos ir en contra de la voluntad popular". Cómo si la perpetuidad en el poder no sea mínimamente poco democrático.

Algunos, bajo el mando de Juntos por el Cambio y de la mano del alcalde platense Julio Garro, buscarán un fallo de la justicia para que no cuente el primer mandato del 2015, ya que la ley se hizo en el 2016, el mismo argumento que usó Menem para buscar su reelección. Nada original de los caciques. Otros buscan una derogación de la ley directamente, algo que están evaluando cómo hacer. El ministro del Interior Eduardo "Wado" de Pedro y el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi son algunas de las caras del Frente de Todos que piden el fin de esta ley.

Un dato no menor, estos intendentes cobran jugosos sueldos por su puesto. Según lo relevado en el 2019 por Infobae, todos los sueldos superaban los $150.000 y a esto hay que sumarle las sumas de casi la misma cantidad de "gastos de representación" que es un ingreso para compensar "gastos".

Mientras la inflación carcome los salarios, 6 de cada 10 niños son pobres, hay una crisis habitacional enorme con tomas de tierras de grandes sectores populares que no tienen donde ir y son reprimidos; y mientras el FMI impone su plan de ajuste, los barones del conurbano están preocupados por su sillón comunal para seguir acumulando poder y hacer sus grandes negocios.

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