Gobierno se entusiasma con un crecimiento cercano a 10% en 2021

Gobierno se entusiasma con un crecimiento cercano a 10% en 2021

Consultoras ajustan sus proyecciones y algunas ya superan el 9%. El impulso de los servicios. Dudas para 2022. El desafío de que la reactivación no quede en pocas manos, como pasó hasta mitad de año.

Por: Juan Strasnoy Peyre.

A menos de dos meses para cerrar el año, el Gobierno se entusiasma con un crecimiento de la economía cercano al 10% en 2021 que permita recuperar casi la totalidad del derrumbe del 9,9% que sufrió el PBI en 2020. Al calor de la vacunación y las reaperturas de actividades, en los despachos del Gabinete económico observan en los últimos meses una reactivación a ritmo acelerado de los servicios más afectados por la pandemia. Este es el factor clave para explicar la mejora en las proyecciones respecto del 8% que pronosticó Martín Guzmán en el proyecto de Presupuesto 2022 enviado al Congreso. En el sector privado algunas voces convalidan esas expectativas, mientras los analistas más consultados de la city empiezan a ajustar al alza sus proyecciones, que en algunos casos se arriman a las previsiones de los funcionarios.

En los últimos días, el Ejecutivo pasó de hablar de un escenario base del 8% a mencionar un piso del 9%. El primero en hacerlo fue el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien puso el foco en la dinámica de los servicios en el último tramo del año durante una entrevista con Radio 10. Luego, el secretario de Finanzas, Rafael Brigo, habló de “un 9% o más” al exponer en la convención anual del IAEF. “Recuperaremos gran parte de lo que se perdió en 2020. No va a llegar posiblemente al 100%, pero casi”, sumó Guzmán el fin de semana en Perfil, donde auguró una expansión del “9 y pico” por ciento. Para equiparar el nivel previo a la caída del año pasado, al comparar contra un PBI menor, el crecimiento debería ser algo superior al 10%.

Off the record, algunos funcionarios y algunos economistas del oficialismo consultados por Ámbito ya hablan de una expansión del producto muy cercana al 10%. El mayor optimismo empezó a tomar color un par de semanas atrás, cuando el INDEC publicó el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) de agosto: la mejora del 1,1% mensual sin estacionalidad superó las expectativas y dejó un arrastre para lo que resta del año por encima del crecimiento presupuestado. Ese mes, en la medición desestacionalizada, la economía superó por primera vez el nivel de febrero de 2020.

Factores

Sin arriesgar proyecciones, el director del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI, que depende de Desarrollo Productivo), Daniel Schteingart, explicó que “si se toma el último EMAE y se lo deja estabilizado de septiembre a diciembre, da 8,5% el crecimiento acumulado”. “Lo esperable es que en realidad siga la recuperación”, agregó en diálogo con este diario.

Luego del primer rebote a la salida del pozo de abril de 2020, que estuvo impulsado por la industria y la construcción, Schteingart planteó que en este momento la reactivación es traccionada “más que nada por los sectores que estuvieron más golpeados por la pandemia”. Los que más crecen son Hoteles y Restaurantes y Servicios Culturales. “Eso es esperable que continúe porque lo muestran los indicadores de alta frecuencia de septiembre y octubre”, remarcó y utilizó como ejemplos el repunte del índice de movilidad a niveles prepandemia (que correlaciona con comercio, gastronomía y consumos culturales) y el fin de semana largo de octubre, que fue el mejor en seis años en términos de gasto en turismo.

“Además, en septiembre la industria creció 1,4% sin estacionalidad”, enfatizó. Respecto de si continuará el dinamismo fabril hacia delante, planteó un interrogante. ¿Si pesará más la tracción del crecimiento de la demanda agregada o si, por el contrario, tendrá mayor preponderancia la normalización de los patrones de consumo? Es que parte de la rápida recuperación industrial tuvo que ver con que la pandemia hizo que se gastara menos en servicios y más en bienes; con la progresiva normalización, los viene perderán share de consumo frente a los servicios.

En ese tren, para sostener la recuperación vía consumo, será clave cuánto recupere el salario real y, sobre todo, que el poder adquisitivo empiece a rebotar en los sectores informales. También que se sostenga el crecimiento de las cantidades exportadas, que en septiembre fueron las más altas para ese mes de los últimos diez años.

Expectativas privadas

Tras una reunión que mantuvo el jueves pasado con Guzmán, el CEO en Argentina de la multinacional Syngenta, Antonio Aracre, publicó en su Twitter que “la recuperación económica este año estará cerca del 10%”. Sin llegar a ese guarismo, las proyecciones de las consultoras comienzan a acercarse. El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) publicado el viernes por el Banco Central mostró que el conjunto de los analistas que participan del sondeo mensual elevaron su predicción del 7,6% al 8,3%. Y el promedio de los diez mejores pronosticadores de la encuesta ya espera una expansión del 8,6%.

Algunas de las voces más escuchadas en la city ajustaron sus previsiones más arriba. Andrés Borenstein, economista jefe de Econviews, le dijo a Ámbito que la consultora dirigida por Miguel Kiguel subió su proyección base al 9%. Eco Go, la firma encabezada por Marina Dal Poggeto, ahora prevé un alza del 9,1%. Su director, Sebastián Menescaldi, le dijo a este diario que actualizaron su pronóstico luego de revisar su propia medición de actividad (EsAE) de septiembre, que marcó un crecimiento mensual desestacionalizado del 0,8% y un incremento interanual del 10,3%.

Analytica, consultora de Ricardo Delgado, espera una recuperación del 8,5%. “La expansión del gasto público junto con un mayor nivel de ejecución y el aumento en las paritarias son los principales drivers”, señaló su director, Claudio Caprarulo. Con todo, el economista le dijo a este medio que no es descabellado un escenario como el que avizora el Gobierno al tomar en cuenta el arrastre que dejó agosto. “Pero implica entre otras cosas proyectar que las condiciones no cambiaron desde septiembre cuando lo hicieron. La decisión de pisar el adelanto de importaciones en octubre, la inflación sostenida por encima del 3% y la brecha cambiaria en aumento dan cuenta que hay problemas sin resolver que atentan contra la recuperación”, aclaró.

Sus previsiones auguran que 2021 dejará un arrastre estadístico de 2,1% del PIB para el próximo año. Pero planteó algunas advertencias sobre la continuidad de la reactivación: “Parte de los impulsos de este año están en duda para 2022. El acuerdo con el FMI vendrá con objetivos de reducción del déficit fiscal. Y la recuperación de la oferta explicada en parte por los incentivos a acumular inventarios en un contexto de brecha cambiaria creciente también tiene un límite claro. La clave está en qué va a pasar por la evolución real del salario”.

Desafíos

“Es importante la recuperación a la prepandemia, pero todavía queda recuperar la crisis del macrismo”, planteó un funcionario. La continuidad de la recuperación en un contexto de restricción externa es uno de los desafíos por delante para una economía que hiló tres años seguidos de recesión. Aunque no el único. Con más del 40% de la población bajo la línea de la pobreza, es clave que el crecimiento no se lo queden los sectores más concentrados de la economía a través de la inflación, los “tres o cuatro vivos” que mencionó Cristina Fernández de Kirchner a fines de 2020. Fue lo ocurrió entre el segundo trimestre del año pasado y el de 2021: el excedente empresario creció 39% en términos reales contra una masa salarial que apenas acompañó la suba de precios. Así, la participación de los asalariados en la distribución de la torta cayó 10 puntos en un año hasta el 40%.

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