Fernández con CFK: sin definiciones electorales, pero con un menú que anticipará el tono de campaña

Fernández con CFK: sin definiciones electorales, pero con un menú que anticipará el tono de campaña

En su reencuentro con la vice, el Presidente prepara un discurso con eje en la defensa de su gestión y la crítica a la Justicia. La “inocencia” de la vice y la gambeta de definiciones sobre qué hará de cara a las elecciones. Los afiches que generaron ruido interno y la concentración en la plaza de los Dos Congresos.

Pablo Ibáñez

“No esperen definiciones electorales”. Ni un sí, ni un no, Alberto Fernández gambeteará en su discurso ante la Asamblea Legislativa, donde volverá a mostrarse con Cristina Kirchner, las definiciones directas sobre una de las incógnitas que agita al Frente de Todos (FDT): cuál es su personalísimo plan electoral para el 2023.

Se lo anticipó a su equipo, este martes en Olivos. No ejecutará, como contó elDiarioAR, el renunciamiento que le reclama el cristinismo –de manera directa cuando dice que no hay PASO posible si el presidente compite– pero la base de su discurso podría leerse como el insumo para una posible campaña del oficialismo en la que Fernández se considera que tendrá un rol: si no es como candidato, será como presidente en retirada.

La matriz política y electoral hay que rastrearla en la frase que pronunció este martes en Morón - compartió acto con Axel Kicillof, Malena Galmarini y el intendente Lucas Ghi para el anuncio de que ese distrito llegó al 100% de cloacas– respecto a que el próximo presidente sea uno de “los nuestros”. En vaivén permanente, Fernández planteó que “no importa quién presida la Argentina, sino que sea uno de los nuestros”, en referencia al FDT o, más refilado, al peronismo.

Pero el FDT tiene, hace rato, un problema con los pronombres: un sector amplio del oficialismo no asume como propio la gestión de Fernández y, de hecho, se espera una foto flaca de concurrencia en la plaza de los Dos Congresos, luego de una negociación frenética con organizaciones sociales que habían anticipado que no asistirían para que su presencia no se lea como un respaldo al plan de reelección de Fernández.

De hecho, hace una semana se rompieron los bloques PJ del Senado, un cisma que involucró a cuatro senadores cuyas motivaciones fueron bien diferentes. “Al final, van a moverse como un interbloque”, confió a elDiarioAR un operador cristinista que trató de sacarle dramatismo a una fractura a la que la vice le dio visibilidad cuando hizo publicar, en la página del Senado, la carta incendiaria del senador Guillermo Snopek con críticas contra el presidente. El efecto fue paradójico: los gobernadores de los de los “fugados”, salieron a destacar su relación con la Casa Rosada. Alberto Rodríguez Saá, jefe de María Catalfamo, llegó eso al paroxismo: habló de una relación “hermosa”.

Hay varias razones detrás de ese ruido –el más notable la interna entre las orgas y Victoria Tolosa Paz– pero terminó por alterar el el discurso presidencial donde Fernández, se desliza que con escasos anuncios, quiere construir un “relato de gestión” que sea, a su vez, el soporte para una potencial campaña.

Hubo una negociación y una definición: incluso para las orgas, ligadas a Fernández, la posibilidad de un presidente peronista con una plaza vacía es un episodio de costos indefinidos. La imagen del último discurso de Macri saludando a una plaza vacía se repitió como un fantasma.

En ese contexto, el reencuentro con Cristina Kirchner –el último encuentro fue el día siguiente del atentado contra la vice– concentrará las miradas, entre los gestos y las señales. Todo mixturado con el operativo clamor que lanzaron sectores K para que Cristina revise si decisión de no ser candidata.

La especulación sobre si la vice estaría o no se diluyó rápido: puso a su equipo a trabajar en el armado de la Asamblea y, en particular, con un refuerzo de la seguridad, consecuencia de los nuevos controles luego del intento de magnicidio.

El discurso

Fernández trabajó sobre el discurso luego de repetir el ritual de pedir informes a todos los ministros y áreas. Uno de los temas presentes será, y consumirá varios párrafos, la cuestión judicial, tema sensible en medio del juicio político contra la Corte y con, según se confirmó la noche del martes, la presencia de varios cortesanos en la asamblea, entre ellos el presidente Horacio Rosatti.

Para la Corte era una encerrona: no había razones objetivas para que no concurran al Congreso, justo el año en que se cumplen cuatro décadas de la recuperación democrática. El tono del discurso del Presidente, que se anticipa duro, no parece argumento suficiente.

Fernández hará, en esa línea, una defensa de la “inocencia” de Cristina Kirchner, en un tono similar al que se hizo en el documento que firmó la mesa del FDT. Habría, según una fuente, un reproche a la inacción del Poder Legislativo, sobre todo por la decisión de no sesionar que tomó JxC a fines del año pasado. Bien mirado, podría leerse como un reproche a los propios: hay proyectos, que fueron muy sensibles para el oficialismo, que nunca llegaron al recinto como la Reforma Judicial o el pliego de Rafecas para la procuración. Viejas riñas cruzadas entre los Fernández.

En la defensa -muchas veces solitaria- del Gobierno, el Presidente prepara un detalle de medidas sobre la economía para confrontar con los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri. Generación de empleo, economía y obras públicas, pero con el rojo en materia de inflación y salarios, las dos grandes deudas que planteará en su discurso.

La sesión se convocará a las 11.30 para que el discurso comience a las 12, y se estima que durará algo más de una hora.

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