Dinastía

Dinastía
María Emilia Soria, hija del ex gobernador Carlos Soria, será candidata en el primer lugar de la lista de diputados nacionales por el FpV —acompañada por Luis Bardeggia— que competirá en las próximas elecciones para la renovación parcial del Congreso de la Nación. Los candidatos a senadores serán Miguel Pichetto y Silvina García Larraburu.

Más allá de sus dotes personales, aptitudes profesionales y capacidad intelectual, María Emilia no tiene antecedentes políticos que avalen disputar por un escaño en la Cámara baja. Haber trabajado en el estudio de abogados Marval, O Farrel & Mairal, muy prestigiado en la capital federal, la promociona para un puesto en el Poder Judicial pero no para internarse en los pliegues y repliegues de un fangoso terreno donde sólo hay dos roles: primera espada o levantamanos, pero igual disfrutando de todas las canonjías que ofrece el parlamento nacional.

María Emilia Soria recibe un sueldo del gobierno rionegrino. Tiene un “contrato excepcional” en la Fiscalía de Estado en el Alto Valle, en una devolución de favor y agradecimiento a la familia por parte del Fiscal Pablo Bergonzi. El cargo es similar al que detentó su padre en la dictadura militar.

No se la conoce como militante pero sí se la recuerda siempre junto a su madre en todo el proceso judicial que se ventiló por la muerte de Carlos Soria aquella madrugada del 1 de enero de 2012, en la chacra de Paso Córdova. Fue su sostén durante el juicio por homicidio y luego del intento de suicidio por parte de Susana Freydoz se la recuerda insultando a los jueces de la Cámara Penal de Roca y responsabilizando a las autoridades y empleados del hospital de Cipolletti por el hecho, presunción que costó imputar a más de 60 empleados del nosocomio.

Esta designación resulta a todas luces un acuerdo entre Alberto Weretilneck, Miguel Pichetto y Martín Soria y desde la Casa Rosada se menciona a Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia, de mucha afinidad con la familia del intendente roquense.

La decisión cupular —reñida de toda participación y consulta en el PJ— desnuda una realidad por la que atraviesa el peronismo y el gobierno.

Las encuestas y quienes asesoran a Pichetto en su campaña de reelección a una banca en la cámara alta, siempre marcaron la falta de adhesión del senador en General Roca y Cipolletti y además sintonizaban dudosa voluntad y acompañamiento electoral desde las estructuras municipales.

Fracasada la postulación de Oscar Albrieu –un tema que impactó con vehemencia en todos los estratos sociales rionegrinos- la dirigencia justicialista se enredó en su propia lógica: ¿quién es el candidato que represente al Alto Valle, que comprometa al jefe comunal roquense y que sume votos al senador?

Así fue como Martín Soria se convirtió en el gran elector y decidió por su hermana. Una de las definiciones de dinastía alude a la “familia en cuyos individuos se perpetúa el poder o la influencia política, económica, cultural, etc.”, según la Real Academia Española.

La política dejó paso al acuerdo cupular bajo la presunción de que el apellido Soria es marca de origen en la publicidad electoral del oficialismo. Una ilusión para alcanzar el 40 por ciento de los votos, tema que desvela a Miguel Pichetto.

En tanto Alberto Weretilneck, quien desistió de una candidatura testimonial a senador, mira con atención el escenario. Poco tiene en juego y menos en riesgo.

Mientras tanto el peronismo se pregunta si no existe entre Villa Regina y Cipolletti, y zonas aledañas, dirigentes con historia, militancia, preparación y méritos para ser candidatos a diputado nacional.

Veamos, en General Roca una encuesta de alumnos de las universidades de Río Negro y del Comahue, ubican en preferencia a “Pepo” Ponce de León; el Movimiento Evita, cuenta con Silvia Horne, incluso el propio Ernesto Paillalef; se mencionó en un momento a Anahí Tapattá; los intendentes pueden exhibir, entre otros, al jefe comunal de Villa Regina, Luis Albrieu o diputados provinciales como Ariel Riveros, que cuenta con el apoyo de 18 jefes comunales.

Se optó por el apellido, por la memoria y ofrecen el recuerdo de Carlos Soria, como el Cid atado a la montura de su caballo para asustar a los moros.

Todo esto hace presumir que el discurso oficialista de campaña no tendrá referencia a la actual administración, por cuanto María Emilia Soria no tiene ninguna inserción en el gobierno y Bardeggia es un ilustre desconocido. ¿El relato proselitista se apoyará sólo en la figura de Cristina Fernández, que no pasa precisamente por su mejor momento?

La noticia de la candidatura de María Emilia Soria, conocida en la tarde del viernes, es un claro signo de debilidad, falta de confianza y preocupación del oficialismo sobre el destino final del voto de los rionegrinos.

Hay temor al castigo por la defraudación, por la promesa de un cambio que no fue tal, y peor aún una carencia absoluta de lo que se difundió como “moral sorista” en su convocatoria al pueblo rionegrino.

No hay tal moral. Ante un salario mínimo de 2.875 pesos, los megasueldos de los funcionarios se ubican en hasta 18 veces ese monto, ministros y autoridades superiores tienen gastos de celulares y alquileres sin límites, los gastos de viáticos y traslados se multiplican. Hay voracidad por el dinero, ambición y carencia de escrúpulos.

El costo para mantener la superestructura de funcionarios en el Estado es costosa, a la vez que Alejandro Palmieri persiste en el discurso de achique y falta de recursos para las políticas sociales.

El aspecto más contradictorio con la candidatura de María Elena Soria es que los funcionarios llamados “soristas” son los primeros que claudicaron con el discurso de origen. Basta recordar le gestión del inefable Goinhex, de la que aún no se resolvió el millonario gasto de aquel 25 de Mayo en Bariloche; el pobre desempeño de César del Valle; la incompatibilidad del legislador Luis Bartorelli, la ostentación de mejor riqueza de Martín Alcalde, que además de la presidencia de Lotería, litiga como abogado ¿…?, los aumentos de sueldos de los Órganos de Control; las firmas truchas de Nicolás Rochás, que arregló con un fiscal el archivo de la causa; los gastos de fiestas y viajes con secretarias en el Ipross y los múltiples banquetes en el Hotel Llao Llao, por citar sólo algunos casos.

Resulta difícil hallar una explicación. Quizás todo se remita a la esencia humana, Tarea para psicólogos o sociólogos, ámbitos lejanos del periodismo o el análisis político.

La troupe sorista fue la primera en defraudar sus convicciones y ahora se pretende revertir este fracaso con el apellido en la marquesina.

La psicología explica sobre las conductas autodestructivas y hay ministros y funcionarios que con sus conductas y actitudes boicotean el desempeño del Ejecutivo y la imagen del gobierno.

Para concluir vale citar a la “Divina Comedia”, cuando el Dante encuentra en el Infierno a muchos personajes antiguos, pero también de su época, y cada uno de ellos narra su historia brevemente a cambio de la promesa de mantener vivo su recuerdo en el mundo; cada castigo se ajusta a la naturaleza de su falta y se repite eternamente.

Cualquier similitud con la política rionegrina es pura coincidencia.

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