La economía de Milei es un barril sin fondos de dólares. El Tesoro de Estados Unidos vende dólares en el mercado cambiario argentino; y la paridad no baja, sube. La cobertura cambiaria se acelera por la expectativa de devaluación para después de las elecciones de medio término.
Por: Alfredo Zaiat.
El Tesoro de Estados Unidos vende dólares pero, después del impacto de la primera operación, ha perdido efecto: la paridad no baja; por el contrario, sube. Imagen: IA ChatGPT.
¿Cuántos dólares está dispuesto a vender el Tesoro de Estados Unidos en el mercado de cambios argentino? La actual paridad anticipa un creciente déficit de cuenta corriente, un incremento del saldo negativo en la cuenta Servicios (especialmente, Turismo) y una aceleración en la formación de activos externos (dolarización de ahorros de las personas y empresas).
La fragilidad del sector externo es notable, una condición que igual existe con un régimen de control en el acceso a las divisas, especialmente para las empresas. Si se flexibiliza o elimina esta restricción, la demanda de dólares aumentaría, por caso, la de las multinacionales que quieren enviar a sus respectivas casas matrices dividendos retenidos en los últimos años.
¿Cuántos dólares podrá Scott Bessent, secretario del Tesoro, animarse entonces a entregar a la plaza argentina? Está actuando como ministro de Economía de facto del gobierno de Javier Milei y, especialmente, como el coordinador de los intereses de bancos y fondos de inversión internacionales con activos argentinos en sus carteras.
La economía de Milei es un barril sin fondo de dólares
El poder de fuego de Bessent se va diluyendo a medida que se repite la estrategia de tratar de influir en las expectativas del mercado con tuits y con venta de dólares. Como señalamos en El Destape, la economía de Milei es un barril sin fondo de dólares.
En la city estiman que el Tesoro de Estados Unidos ha vendido entre 600 y 700 millones de dólares desde el 9 de octubre pasado, cuando se concretó la primera liquidación de divisas en el mercado local, que está lanzado a aumentar la cobertura cambiaria debido a las elevadas probabilidades de que exista un ajuste del tipo de cambio oficial luego de las elecciones del 26 de octubre próximo. Bessent vende dólares en el mercado oficial y también en el financiero (contado con liquidación).
No pocos piensan que, si el Tesoro de Estados Unidos juega de este modo, no existe chance de que pierda. Recuerdan que Bessent, junto a otros traders como su amigo Rob Citrone, desde el Soros Fund, ganaron la pulseada con el Banco de Inglaterra. Formó parte del equipo que aceleró la devaluación británica de 1992 al realizar una apuesta enorme y exitosa contra la sobrevaluación de la libra.
El economista premio Nobel Paul Krugman rescata este acontecimiento, en su último texto “America First? No, billionaire buddies first” (¿América primero? No, primero los amigos multimillonarios). Menciona que el 16 de septiembre de 1992 —el día en que el gobierno británico se rindió y dejó caer la libra— formó parte de una crisis más amplia en Europa por el intento de mantener tipos de cambio fijos entre las monedas nacionales. Krugman explica: “Como documentó un análisis retrospectivo del Fondo Monetario Internacional, todas las naciones que enfrentaron ataques especulativos mostraron el mismo patrón: tasas de interés altísimas antes de la devaluación monetaria, mientras sus gobiernos subían las tasas de interés en un intento por contener la fuga de capitales”.
Esta descripción encaja perfecta en la economía de Milei.
El secretario del Tesoro, Scott Besssent, salió a rescatar a sus "amigos" financistas de Wall Street, dice el economista premio Nobel Paul Krugman.
El rescate es para los “amigos” de Bessent y Trump
Krugman ofrece una mirada crítica sobre el rescate financiero al gobierno de Milei. Advierte que los 20.000 millones de dólares anunciados benefician sobre todo a fondos de inversión y multimillonarios con activos argentinos, más que al país en su conjunto. Según Krugman, la ayuda funciona como un rescate para estos “amigos” de Trump.
Además, señala que la continuidad del apoyo depende del resultado electoral, convirtiendo la asistencia en un instrumento de presión política. Incluso en el plano económico, advierte que los fondos no bastarán para sostener de manera duradera el modelo y que gran parte del efecto será temporal o ilusorio.
Krugman critica también la incoherencia de la administración Trump: mientras millones de ciudadanos (estadounidenses) enfrentan dificultades internas, se privilegian intereses privados internacionales, otorgando prioridad a amigos multimillonarios y gestores de fondos con conexiones políticas.
En relación con la economía argentina, Krugman señala que Milei ha logrado reducir la tasa de inflación, pero solo manteniendo el peso sobrevaluado. “Esta es una estrategia inútil y de ineficacia comprobada; es decir, una estrategia que se ha intentado muchas veces y ha fracasado sistemáticamente”, indica. Agrega que “normalmente hay una euforia inicial. Luego, a medida que la moneda sobrevaluada provoca un aumento del desempleo y una reacción política negativa, el dinero empieza a huir del país anticipando una futura devaluación”.
Krugman afirma que “los actos finales de una fallida estabilización basada en el tipo de cambio suelen desarrollarse de la siguiente manera: durante un breve período, el gobierno intenta evitar la fuga de capitales y apuntalar la moneda subiendo las tasas de interés, a veces a niveles increíblemente altos. Pero el aumento desmesurado de las tasas agrava el sufrimiento económico. Finalmente, la presión política se vuelve intolerable y la moneda se desploma”.
La Baring Brothers casi quiebra por Argentina
A diferencia de la especulación contra la libra esterlina, Bessent está ahora del otro lado del mercado. Defiende el peso, moneda sobrevaluada. El Tesoro de Estados Unidos está vendiendo dólares y la cotización no baja; por el contrario, sube.
Entonces, aparece la pregunta, con más intensidad, ¿cuántos dólares está dispuesto a entregar el Tesoro?
Si colapsa el peso, o sea, se precipita una devaluación, incluso manteniendo el régimen de bandas cambiarias, con una modificación de los precios del piso y del techo, ¿Bessent perderá en la apuesta de defender el peso sobrevaluado, lo opuesto de lo que hizo con la libra esterlina, en 1992?
La historia entrega referencias para pensar el presente, lo que no implica que los hechos se repitan. La economía argentina fue un eslabón clave de la debacle de la Baring Brothers, en 1890, uno de los bancos británicos más poderosos del mundo en esa época, caída provocada por sus inversiones excesivamente arriesgadas y deficientes en el país, que se vio afectada por una profunda crisis económica.
La Baring Brothers estuvo cerca del default porque se quedó sin liquidez por su elevada exposición en letras en libras esterlinas emitidas por el Estado argentino. El Banco de Inglaterra y otras entidades salieron al rescate.
La economía de Milei se ha convertido en un barril sin fondo de dólares.
¿Cuántos dólares se necesitan?
El último informe de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia intenta acercarse al interrogante de cuántos dólares necesitará la economía argentina en 2026 y 2027. El saldo no es alentador, incluso con los dólares del Tesoro de Estados Unidos.
Detalla que, en los próximos dos años, hay pagos por 8400 millones dólares al FMI, entre desembolsos, capital e intereses y 22.000 millones de dólares entre títulos del Tesoro (Bonares y Globales) y el Banco Central (Bopreal). Agrega la cancelación del tramo activado del swap con China, de 5000 millones de dólares a pagar entre julio de 2026 y junio de 2027.
Suma pagos por 3000 millones de dólares de intereses a organismos multilaterales extra FMI, y compromisos de capital por 8000 millones de dólares, luego de descontado el desembolso de 4000 millones de dólares que anunció el Banco Mundial el 23 de septiembre, pero que todavía no se realizó. En total, todo esto alcanza los 46.000 millones de dólares.
Los economistas del Banco Provincia dicen: “Con el swap con el Tesoro de Estados Unidos por 20.000 millones de dólares virtualmente confirmado, más otras opciones que podrían llegar -arreglo con bancos por 20.000 millones adicionales- quedan dos interrogantes: ¿cuántos dólares necesita la economía argentina para funcionar? y ¿qué tipo de cambio será necesario en los próximos dos años?
La película es repetida
El último informe de FIDE ofrece un recorrido histórico que ilustra este persistente problema de la escasez relativa de dólares. Textualmente, afirma: “La película se repite una y otra vez. Desde hace décadas la crisis del sector externo argentino se precipita de la mano de la dolarización de ahorros de los propios argentinos. La contracara de esos procesos de dolarización de excedentes ha sido, salvo algunas excepciones, el endeudamiento externo asumido fundamentalmente por el Estado nacional y con ocasionales aportes de la deuda del sector privado”.
El informe subraya que el bimonetarismo es “la herencia maldita de los sucesivos experimentos neoliberales” y que ha sido “fuente fundamental de inestabilidad macroeconómica que a lo largo del tiempo ha profundizado la desarticulación productiva, el deterioro en el mercado de trabajo y la erosión de las funciones básicas de nuestra moneda”.
FIDE recuerda también que, incluso en la etapa de fuerte desendeudamiento entre 2003 y 2012, la formación de activos externos superó los 87.000 millones de dólares, desviando ahorro interno y condicionando el fortalecimiento de reservas. Este patrón se repitió durante la gestión de Macri, y hoy se manifiesta nuevamente bajo Milei, con un esquema de cuarta oleada de endeudamiento sin contrapartida productiva y apertura financiera y comecial.
El presidente Donald Trump le indica el camino a seguir a Javier Milei, quien lo acepta sin ninguna resistena.
Un peón en el ajedrez de Estados Unidos y China
La economía de Milei llega a las elecciones de medio término en recesión, inflación reprimida, inestabilidad cambiaria, escasas reservas disponibles en el Banco Central y presiones por una devaluación. En ese escenario, el paquete de rescate de Trump se convirtió en la tabla de salvación para evitar el colapso. La operación financiera comandada por Bessent es también un movimiento geopolítico que condiciona el futuro de Milei y la política argentina.
Milei decidió acompañar la estrategia de Washington de contención a Beijing, incluso a costa de deteriorar una relación comercial clave. Desde que asumió, los contactos con el gigante asiático se redujeron al mínimo, se frenaron proyectos de inversión en energía e infraestructura, se congeló la segunda etapa del swap de monedas y se paralizaron acuerdos de cooperación tecnológica.
Esto responde a un alineamiento político antes que económico. Estados Unidos busca reafirmar su influencia en el Cono Sur para contener el avance chino sobre sectores estratégicos como litio, energía y telecomunicaciones. Milei aceptó ese rol sin discusión, transformando a la Argentina en un peón de la tensión geopolítica global y adoptando una política exterior binaria: alinearse con Washington o quedar fuera del mapa de financiamiento occidental.
En un ilustrativo artículo “Argentina, China y Estados Unidos: una dinámica triangular inconveniente”, publicado en Cenital, Juan Gabriel Tokatlian sintetiza el riesgo estratégico que enfrenta la Argentina: “Milei ha aceptado y promovido una lógica inapropiada y anacrónica en materia de inserción internacional: internalizar la política exterior de la administración Trump respecto a China, coquetear con una agenda anti-Beijing que no reditúa para los intereses nacionales y exponerse a una relación patrón-cliente con Washington que condiciona el futuro de la diplomacia en momentos de hondas transformaciones globales que se caracterizan, principalmente, por el tránsito hacia un mundo post-occidental y un orden no hegemónico. Confiar ciegamente en Trump, habilitar su intervención en la política interna, supeditarse a él y su imprevisibilidad es no solo improcedente, sino sumamente riesgoso para la nación. Una política exterior binaria, incapaz de mantener relaciones simultáneamente balanceadas, positivas y benéficas para el país, hará de la Argentina un actor altamente vulnerable, paulatinamente irrelevante y crecientemente dependiente en las actuales circunstancias mundiales.”
Los rescates financieros son parches
El rescate financiero del FMI, la intervención del Tesoro y la subordinación política de Milei a los Estados Unidos son señales de un rumbo que redefine el lugar del país en el mundo, con riesgos económicos, políticos y geopolíticos de largo plazo.
Si bien Trump busca consolidar a Milei como socio estratégico en la región, la historia reciente demuestra que los rescates financieros solo posponen la crisis. La clave ya no es “cuántos dólares entrarán”, sino si el gobierno de Milei está dispuesto a modificar el rumbo económico para dejar de ser un barril sin fondo de dólares. Mientras eso no ocurra, cada intervención externa funcionará como un parche temporal.
La economía argentina necesita una política soberana, una regulación financiera y una estrategia de desarrollo. Sin estas condiciones básicas, los rescates financieros no podrán evitar que la historia de dolarización del excedente, del endeudamiento externo y de las crisis se vuelvan a repetir, consolidando una dependencia económica estructural y debilitando aún más el poder político de cualquier gobierno.
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