Cristina Kirchner se refugió en El Calafate, sin dar señales de su futuro político

Cristina Kirchner se refugió en El Calafate, sin dar señales de su futuro político

La vicepresidenta pasa el fin de semana largo por el carnaval en su casa, a miles de kilómetros de la campaña contra su supuesta “proscripción” que desplegó el kirchnerismo

 

Mariela Arias

Sin dar señales sobre su futuro político, la vicepresidenta Cristina Kirchner puso distancia física con la Casa Rosada, el Congreso y la cumbre del Frente de Todos de la semana pasada y se instaló en esta localidad desde el sábado a la tarde, para pasar el fin de semana largo.

La expresidenta transitó su cumpleaños número 70 sin gestos públicos sobre sus próximos pasos, en tanto que en sus redes se limitó a agradecer los saludos de afecto que recibió por su día, teñidos por el operativo clamor lanzado por funcionarios y militantes para que desista de su renuncia a una candidatura y se presente en las próximas elecciones.

Lejos de la centralidad en la que quedó tras la reunión de la mesa política del Frente de Todos, donde el kirchnerismo impuso como centro del temario la supuesta lucha contra la “proscripción” de la vicepresidenta, además de someter a un jaque la postulación del presidente Alberto Fernández, Cristina Kirchner volvió a instalarse en El Calafate, su lugar favorito.

La vicepresidenta llegó a una ciudad colmada de turistas argentinos y extranjeros, más atentos a los recitales multitudinarios y gratuitos de la Fiesta del Lago, que se desarrolla por estas horas aquí, que a los avatares del año electoral que empieza a acelerarse.

Mientras fue presidenta, cada 15 de febrero, fecha en la que se celebra el Bautismo del Lago Argentino, Cristina Kirchner fue indiscutible protagonista de los actos oficiales, con anuncios, inauguraciones y discursos. Sin embargo, no se sumó a los eventos de los últimos años, en los que cultivó un perfil más bajo en la ciudad.

De hecho, la vicepresidenta regresa cada vez más seguido a Santa Cruz, se instala en su casa y da claras señales de que construyó aquí su lugar de descanso y aislamiento. Si recibe a dirigentes políticos, las visitas no trascienden.

Cristina Kirchner pasó las fiestas de fin de año en El Calafate, volvió en enero, estuvo el fin de semana pasado y regresó aquí este sábado. A diferencia de otros dirigentes, no transformó esta ciudad en su centro de operaciones políticas.

Solo en contadas oportunidades llegaron hasta aquí dirigentes para mantener reuniones privadas con ella: tal fue el caso del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y su par chaqueño, Jorge Capitanich, dos de sus hombres de mayor confianza. No es casual que ambos también le reclamaran al Presidente, el jueves pasado, que defina rápido su futuro electoral.

El sábado a la tarde, el operativo habitual de la custodia que la esperaba en el aeropuerto quedó mezclado con los turistas y el revuelo que generó la llegada del vuelo privado de la cantante Lali Espósito, que esa misma noche fue la estrella principal en el escenario montado en el anfiteatro de esta localidad, a solo siete cuadras de la casa de la vicepresidenta. Completó la grilla la cantante Tini Stoessel y esta noche estaba prevista la presentación del grupo musical mexicano Los Ángeles Azules.

El fin de semana largo que culmina hoy fue el de mayor concurrencia de toda la temporada, al superar el 95% de ocupación hotelera. La multitud que cada noche colma el anfiteatro durante el día se dispersa entre los glaciares y las excursiones de la zona.

A diferencia de lo que sucedía en las redes sociales y el área metropolitana de Buenos Aires, no hubo aquí manifestaciones en la calle, carteles ni pasacalles por el cumpleaños. Tampoco se vio a simpatizantes en las cercanías de la casa, junto al puente Antuco. La campaña para que Cristina Kirchner ponga fin a su “proscripción” no se notó por estas tierras. Sigue aquí, con escasas salidas y apenas las visitas de los más cercanos. Sus próximos pasos, al igual que su futuro político, por ahora están en suspenso.

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