El ministro de Economía, Luis Caputo, viajará hoy a Washington para participar en la asamblea del FMI y el Banco Mundial. El funcionario busca negociar la llegada de fondos que permitan incrementar las reservas, salir del cepo y avanzar con una normalización de las importaciones que apuntale la actividad económica. 

La deuda flotante del Tesoro ya rozó el billón de pesos. No se trata de una cantidad más alta que las de otros momentos en los que creció con fuerza pero sí alcanza a ser mayor que el superávit fiscal acumulado en lo que va del año, que ya llegó a $856.520 millones, lo que pone cierto manto de dudas acerca de la sostenibilidad del déficit cero con el que el ministro de Economía irá a reunirse esta semana con el FMI y el Banco Mundial a la búsqueda de fondos para las reservas que permitan salir del cepo y avanzar en una normalización de las importaciones que apuntale a la actividad económica.

El Gobierno logró sendos superávit financieros en enero y febrero. Eso en el resultado base caja que publica la Secretaría de Hacienda mes a mes. En cambio, el resultado devengado dio positivo para el primario pero negativo para el financiero. Ahí una diferencia clave: el base devengado es el asiento contable que muestra los gastos e ingresos, mientras que el base caja, que es el indicador clave que mira el FMI para monitorear las metas fiscales, indica los pagos efectivamente realizados. Las diferencias entre ambos números son una aproximación a la deuda flotante en la que incurrió el Gobierno durante un determinado mes.

La diferencia entre el resultado financiero base caja de febrero y el base devengado se explicó así por los pagos pateados hacia adelante. En marzo se vio un cierto agravamiento del fenómeno: tanto el resultado primario como el financiero en base devengado dieron negativo según la OPC, pese a que fue un mes en el que se acentuó el recorte de los gastos. Los ingresos jugaron en contra, con una fuerte caída de 16% real en la recaudación. Con todo, se prevé que el mes haya terminado con superávit tanto primario como financiero en el base caja y, por ende, que la deuda flotante, que terminó febrero en $900.000 millones, haya continuado en alza.

Vectorial detalló: "Los pagos pisados, que venimos insistiendo que ha sido un pilar más de los números fiscales, casi tan importante como la licuadora y la motosierra, están generando tensiones serias y comienzan a requerir alguna respuesta. Por caso, la suspensión de los pagos a las generadoras y transportadoras de energía fue lo que permitió reducir más de un 70% las erogaciones en subsidios mientras se postergaba la actualización tarifaria. Sin embargo, la deuda pendiente con Cammesa ya supera los USD2.200 millones".

Y agregaron: "El stock de deuda flotante acumulado a febrero por gastos en el corriente año es ya de $900.000 millones, más que el resultado financiero positivo de los dos primeros meses. Esto representa menos del 10% de los gastos primarios, un porcentaje inferior a la deuda que acumuló en el mismo periodo del año pasado el gobierno anterior. No obstante, sigue siendo un elemento sintomático de la debilidad estructural que exhiben los datos fiscales, que hoy se presentan como el mayor logro del gobierno".