Alimentos: la COPAL pidió a sus empresas analizar el impacto de la apertura de importaciones

Alimentos: la COPAL pidió a sus empresas analizar el impacto de la apertura de importaciones

La entidad que representa a las grandes alimenticias requirió evaluaciones por sector. Empresarios aseguran que pueden “perder margen de rentabilidad”, pero piden coordinación dentro del Gobierno.

Por Nazarena Lomagno.

Con la Resolución General 5490/2024 en marcha, que reduce impuestos para la importación de alimentos y medicamentos, la COPAL mandó a las cámaras sectoriales a realizar un “diagnóstico certero” para evaluar el impacto de la medida. “No tenemos miedo a competir, pero lo sentimos como un mensaje”, aseguran integrantes de la entidad.

La Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios sigue de cerca los movimientos del Gobierno. Como representante de las principales cámaras del sector, enciende una luz de alerta por la decisión de facilitar la importación de alimentos y medicamentos, ofreciendo un dólar con acceso a 30 días y exención impositiva de IVA adicional y Ganancias por 120 días.

Durante la tradicional reunión de los lunes, el Comité Ejecutivo puso en agenda la necesidad de evaluar sectorialmente el impacto de la medida, antes de pronunciarse. Un representante de una gigante alimenticia asegura que “como industriales nacionales, no nos imaginamos una invasión de productos importados”, pero también contempla que “se puede estar subestimando” el escenario.

El análisis por sector es requisito previo y necesario para que la entidad liderada por Daniel Funes de Rioja pueda eventualmente expresar su parecer sobre la decisión que, contrariamente a lo que postula Economía, empresarios aseguran que no fue previamente consultada en los encuentros con el secretario de comercio, Pablo Lavigne.

Pocos dólares y descoordinación interna

El principal interrogante que surge entre las alimenticias es la real disponibilidad de divisas para abastecer la demanda. “Hay escasez de dólares”, aseguran en el sector, el factor primordial por el cual se desestima relativamente la propuesta. Tampoco ven un impacto pronunciado en góndola, dado que el beneficio estará vigente solo por 120 días.

A pesar de una decisión calificada ante este medio como “improvisada” y “poco inteligente”, por lo intempestivo de su aplicación, desde el sector reconocen que “fueron escuchados” por Comercio e incluyeron algunas materias primas en el listado habilitado, y no solo productos terminados.

Ese diálogo interno no necesariamente se expresa en el discurso oficialista. En la red social X, ex Twitter, un usuario se quejó del precio de Café Cabrales en cápsulas: “80% más caro en Coto (Argentina) que Walmart (Estados Unidos). Tampoco hay 2x1 ni 2da unidad al 70%. Abran las importaciones”.

El ministro de Economía, Luis Caputo, le respondió que “en un mes ya va a estar compitiendo con importados, así que no creo vaya a vender mucho más café a esos precios”.

Esa respuesta formó parte de la conversación dentro de COPAL. Fue el propio Martín Cabrales quién mencionó, con cierta preocupación, el comentario del funcionario, luego de que el empresario le haya planteado a Lavigne la necesidad explícita de agregar a la lista la materia prima, además del café envasado.

La suba de precios y la apertura de importaciones que decidió el Gobierno, en el centro del debate. Noticias Argentinas

Precios: los supermercados culpan a los proveedores mientras ganan terreno

De todos modos, las grandes empresas dicen apostar a la competencia. La intención final del Gobierno es bajar los precios en góndola, y las alimenticias piensan que “pueden resignar algo de margen de rentabilidad” para cumplirla, aunque el escenario de máxima es la desaceleración de precios, y no la desinflación.

La afirmación va en respuesta a la acusación del sector supermercadista, en la clásica tensión generada a la hora de señalar culpables por las remarcaciones sobredimensionadas: “las promociones, si bien se visualizan en los supermercados, son acciones de los proveedores que buscan paliar la caída del consumo”, aunque “sin resignar sus listas de precios, que los consumidores ya no convalidan”. “Las promociones estuvieron desde siempre, y a los super les dan mucha importancia y solo representan el 30% del consumo”, responde una proveedora.

Para Manuel Valenti Randi, investigador de OCIPEx, las empresas gigantes “se pueden ver perjudicadas” pero también “pueden aumentar saldo exportable”, al perder mercado interno y no haber controles de cupos. Por su parte, los supermercados “pueden hacer un negocio con esta apertura al igual que los importadores”.

Las pymes, a la espera de una sola política industrial

El universo que está convencido de avizorar un escenario riesgoso es el de las pymes y negocios de cercanía. La hipótesis de las alimenticias formadoras de precios es que, a costa de resignar ganancias, podrían soportar un reacomodamiento de precios, a raíz del ingreso de más productos importados.

Pero ese fenómeno, que si lo sostienen las primeras, entonces se extenderá a segundas y terceras marcas, complicará a las pequeñas empresas: “las pymes no podrán competir si un primer producto baja sus precios o los supermercados eligen los importados, porque no tienen espalda para resignar rentabilidad”, advierten. ¿Cuál es la salida?: “Seguro que mayor informalidad para las pequeñas. El mercado siempre elegirá la primera marca”, dicen.

Los alimentos subieron más de 80% en los primeros 100 días de Milei

Mientras tanto, los números que arroja la consultora Vectorial son preocupantes: entre la primera semana de diciembre y la segunda de marzo, los alimentos aumentaron en promedio 83%. Se destaca la suba de aguas y gaseosas en más de 100%, lácteos 99%, verduras y tubérculos 84%, aceites 81%, carnes 75% y panes y cereales 74%.

“Parte del problema fue devaluar, planchar el tipo de cambio oficial y no controlar precios lo que generó inflación en dólares. Hoy las empresas alimenticias se llevan ganancias extraordinarias cobrando precios de países europeos con salarios de centroamérica”, concluye Valenti Randi.

Los precios ya se reacomodaron, e incluso algunos se pasaron de mambo”, reconoce una fuente a este diario. Eso sí: asegura que privilegiar el market share antes de que la rentabilidad “es una práctica típica del consumo masivo”.

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