Alberto Fernández evitó un adelantamiento y Miguel Pesce le ganó la pulseada a Sergio Massa

Alberto Fernández evitó un adelantamiento y Miguel Pesce le ganó la pulseada a Sergio Massa

El titular del Central sobrevivió una pelea feroz con Massa la semana pasada. El ministro quiere administrar la política cambiaria y cree que puede ser candidato a pesar del los números. El factor Llao Llao y la posibilidad del desastre.

El mercado de cambio se enteró a las 10.30 de ayer que podía haber una crisis, un desastre político de magnitudes en el que no se eliminaba ningún escenario, esa es la verdad. Los mensajes en los WhatsApp de periodistas, funcionarios y empresarios aseguraban que Sergio Massa estaba afuera del Gobierno, y los más agoreros que habría adelantamiento de elecciones. Todo eso fueron ocho horas, hasta que la paz reinó, Alberto Fernández respiró y Miguel Pesce ganó una vez más. No es la primera.

El ahora desempleado Antonio Aracre había hecho algo imperdonable en el tablero de poder del Frente de Todos, algo que incomoda a la política en general: quiso crear su juego, subestimando la capacidad de Massa de adivinar cada uno de sus movimientos para aniquilarlo políticamente en veinte noches. Armó reuniones en privado, sugirió políticas económicas de desdoblamiento cambiario a Alberto en privado en Olivos y Massa lo supo y lo exterminó dejando en claro que es quien ostenta el dañino poder de no poder renunciar sin generar el caos final.

 

"Nooooo jajaja", se rió socarrón un ministro clave del Gobierno ayer por WhatsApp. Nadie quiere hablar de la salida de Massa, porque saben que es una ficha de dominó. La Cámpora ve el final de Alberto Fernández como un objetivo a cumplir antes de las PASO, sin diálogo y dispuestos a hacer lo que haya que hacer para debilitarlo y que no juegue. Wado de Pedro habla del país que sueña y la sociedad que quiere, lo que dicen los que quieren gobernar un país.

El sentimiento de colapso es evidente, Alberto capea las tormentas con las herramientas que tiene, pero es consciente de que Massa es indómito y que tiene más chances de irse que de quedarse a pesar de lo que su propio entorno quiere instalar. En este contexto, el tigrense se puso una triste cucarda y se sacó de encima un jefe de asesores, el segundo que se fue en tres meses tras el escándalo de Lago Escondido que eyectó a Leunda. Massa quiere manejar la política monetaria, dice que son todos inútiles y que es un desastre que jueguen por separado.

 

Alberto Fernández está convencido de que detrás de cada movimiento está Cristina Fernández de Kirchner, quienes lo visitan cuentan que entró en un periodo inercial y que lo único que necesita es que sea once de diciembre por la mañana para volver a tener una vida normal. Aracre incomodaba en todo a todos, incluido a Alberto, planteando agendas paralelas, diagramando reuniones no pedidas y haciendo un lobby que nunca quedó claro a quién buscaba beneficiar.

Miguel Pesce tiene hasta ahora una capacidad de adaptación difícil de empardar: sobrevivió a tres ministros de Economía, ratificó su cargo a pesar del pedido sostenido de que se vaya de diferentes funcionarios de peso y sostiene el vínculo con Alberto Fernández a pesar, por ejemplo, de haber roto su relación con Sergio Palazzo, líder de la bancaria e histórico militante radical, como Pesce. "Si se va Miguel, asume Rossi, cuál es el problema", dicen con maldad cerca del titular del Central. Sergio Adrián Woyecheszen se casó con Delfina Rossi y es vice de la entidad.

Massa dejó en claro que su enfrentamiento con Aracre tenía un dead line que era que el dólar se dispare. No lo soportó y ya tiene su próxima rivalidad más que definida para determinar si es candidato a presidente en dos meses. Quiere Massa tener más poder del que tiene, y lograr dos cifras de inflación a la baja antes de votar las PASO.

Miguel Pesce viene resistiendo contra viento y marea el pedido de su renuncia, y ayer respiró hondo antes de chequear si seguía manejando el Banco Central. Lo cierto es que Massa canjeó la salida de Aracre por gobernabilidad, y le dejó en claro en otras situaciones a Pesce que quiere tener su lugar a través de sus operadores internos del Central, que arde a diario. 

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