Provincia de Buenos Aires, madre de todas las batallas y causa de la desesperación macrista

Provincia de Buenos Aires, madre de todas las batallas y causa de la desesperación macrista

En 2015 el triunfo de Cambiemos con María Eugenia Vidal en las elecciones para la gobernación bonaerense fue el punto de apoyo que apalancó a Mauricio Macriimponerse en la 2ª vuelta de la elección presidencial.

 

El golpe de efecto de la derrota del peronismo en territorio bonaerense después de 28 años de mantener el control provincial fue decisivo. Tan decisivo como podría ser para Macri una derrota de Vidal en estas elecciones. Y hoy sobran los datos para poner ese escenario en la categoría de probable y no solo posible.

Hoy, en el Gobierno han acuñado la idea de que sin Provincia no hay Nación. A diferencia de lo que ocurría a principio de año, cuando se pensaba que aún cuando Vidal pudiera perder la gobernación Macri podía ganar la presidencia. Esa perspectiva ya casi ha desaparecido.

Ads by scrollerads.com

Eso explica la desesperación con la que Horacio Rodríguez Larreta salió el viernes pasado a intentar abortar el pase, que ya estaba en estado avanzado, de su amigo Sergio Massa a las playas del kirchnerismo, donde desde hace meses lo viene tentando Alberto Fernández con tragos, reposeras y spa. Aún antes de ser el candidato a presidente de Cristina el exjefe de gabinete buscaba sumar a la causa kirchnerista a su también ex colega.

La paradoja de Cambiemos en la provincia es que tiene la mejor candidata pero que eso está lejos de garantizarle el triunfo. Incluso ni siquiera tienen posibilidades de ganar muchos de los 69 intendentes oficialistas a pesar de que varios miden mejor que sus opositores. El problema, a diferencia de 2015 y de 2017, es Mauricio Macri y la marca Cambiemos.

Hoy Vidal le ganaría por entre cuatro y seis puntos a Kicilof si disputara u n mano a mano, pero Macri perdería con los Fernández por entre 7 y 9 puntos. El arrastre hacia abajo de la boleta principal sería hoy indescontable. Lo que podría profundizarse en las PASO si subsisten las postulaciones de los candidatos de derecha en danza, con consecuencias serias en las elecciones generales de octubre.

Tan acelerado ha sido el deterioro oficialista que hace solo dos años el oficialismo se impuso en 101 de los 135 de los municipios, que implicó un aumento del 30% en el control territorial desde 2015.

No sólo el riesgo se debe a la devaluación de la figura de Macri sino que la aceleración responde a la implosión de la avenida del medio. En 2015, Felipe Solá-Daniel Arroyo que llevaban de candidato a presidente a Massa obtuvieron 1.763.241 votos, lo que representó el 19,26% del total. Hoy Solá y Arroyo ya están con los Fernández. El pase de Massa no implicará que se llevarán esos votos, porque es base de sustentación se redujo casi un 50% en 2017. Pero todavía subsiste una parte que aunque pequeña puede ser vital. En esa

Lo más relevante fue que en 2017, cuando incrementó su caudal en casi un 10%, fue la mejora de la performance en la 1ª y 3ª secciones. El conurbano más poblado. Hoy están en más que serio riesgo por lo menos cuatro intendencias de Cambiemos en esos distritos. Y las dos ciudades más grandes de la provincia -Mar del Plata y La Plata- no están aseguradas.

Eso explica el intento de instalar la Y (dos candidatos a Presidente con Vidal como Vidal como postulante a la reelección en ambas boletas). De ahí la única posibilidad que hoy parece subsistir es un arreglo con Urtubey para que en la provincia lleve la boleta de la gobernadora. En eso trabaja la Casa Rosada.

De todas maneras no todo es un jardín de rosas en el peronismo bonaerense. Si los 45 intendentes no estaban contentos con la fórmula Kicillof-Magario, menos lo están ahora que habiendo pasado casi dos semanas no los hayan convocado para discutir cómo se distribuirá el poder y asegurarse que no haya internas en los distritos que gobiernan. El miedo a que Kicillof les dinamite su autonomía es palpable.

Claro que nadie espera que la sangre llegue al río. Si no que todos se alineen.

Pero a algo debe aferrarse el oficialismo, además de la estabilidad cambiaria. para sostener su esperanza en medio de tanta fragilidad.

 

Comentá la nota