El otro lado: Los otros también juegan

El otro lado: Los otros también juegan

Los planes del oficialismo no resuelven, ni mucho menos, el escenario: los otros también juegan. En principio, quienes lo están haciendo son los massistas, que cada vez dejan más en claro que Cambiemos será, el año que viene, su rival electoral ¿Será por eso que en un sector del Frente Renovador ya ponen en duda el cumplimiento del compromiso de alternancia para la presidencia de la cámara de Diputados bonaerense, escenario privilegiado del “pacto de gobernabilidad” que definió el primer semestre político de Vidal en la provincia?

 

Los maledicentes del oficialismo hacen notar que ese entendimiento lo diseñó Horacio Rodríguez Larreta, el hacedor político de la gobernadora y, posiblemente, su rival interno en la carrera presidencial del oficialismo. Como fuere, a esa señal de distanciamiento del massismo se suma otra: la foto del senador Sebastián Galmarini, el hermano de Malena, la mujer de Sergio Massa, junto a Daniel Scioli, Juan Manuel Abal Medina y Fernando Espinoza en un homenaje del PJ Bonaerense a Juan Perón en la Quinta 17 de Octubre. Saturación semiótica, pero mensaje enviado.

El problema de esa imagen es que define también por lo que omite: no hubo casi intendentes del Grupo Padua, un colectivo clave por motivos de demografía electoral, liderado por Insaurralde y Martín Katopodis. Entre ellos, gana terreno la idea de trabajar una identidad propia que los fortalezca como grupo con capacidad de imponer condiciones cuando llegue la hora de negociar apoyos electorales. Esa es tal vez la única certeza que tienen por ahora, pero es un dato central para Massa, Scioli y Florencio Randazzo.

Es que para los tres, el camino más lógico sería transformarse en emergentes electorales de una reunificación peronista que casi todo el arco político imagina marcada por la pérdida de centralidad del kirchnerismo, tal vez de modo apresurado. Los tres tienen buenos números en las encuestas, pero situaciones diversas. Massa es el mejor posicionado si se confirma que hay un cambio de ciclo, porque fue el que rompió con Cristina Kirchner cuando aún era presidenta.

Randazzo sufre la desconfianza (en especial en parte del Grupo Padua) de haber rechazado una candidatura con visos de ganadora, lo que lo torna imprevisible para el peronismo, que le reprocha además cierta falta de estructura. Scioli, que también padece ese último déficit, podría estar a las puertas de malas noticias judiciales, si documentación en manos del fiscal Álvaro Garganta confirma trazos de una denuncia de Carrió sobre manejos de fondos en su gobierno que incluso podría implicar al Tribunal de Cuentas.

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